¥ Vingt-quatre ¥

204 25 2
                                    

—Uh, hola— saludé con cautela.

—Hey— devolvió el saludo, sonriendo—. ¿Listo?

Asentí y salimos del lugar. El clima era templado y a esa hora todo era más calmado, así que no se oían ni siquiera bocinas de auto.

—¿Cómo conseguiste que salga del trabajo antes?— pregunté cuando lo recordé.

—Oh, pues— se rascó el cuello—, haré el nuevo logo del lugar. Quedamos en eso con tu jefe, así que te puedo tener más tiempo a cambio.

Parpadeé analizando la oración. "Te puedo tener", dijo. Traté de bromear, no estaba listo para decirlo todo ya.

—¿Acaso están intercambiándome o algo así?— pregunté con un tono fingido de indignación, posando la mano en mi pecho.

Él se volteó a mirarme y sonrió, captando la broma.

—Puede ser— respondió, sonriendo.

—¡Hey!— exclamé, golpeándole el hombro suavemente.

Rió y seguimos caminando. En ocasiones, simplemente no había tema de conversación, así que admirábamos todo el lugar en silencio, pero cuando había oportunidad, volteaba hacia él mientras se encontraba distraído y suspiraba al tan solo verlo. Era perfecto, simplemente perfecto.

—Si tú me miras tanto, ¿puedo hacerlo yo también?— preguntó cuando justamente lo estaban haciendo.

Me sonrojé y bajé la mirada, aguantando las ganas de reír.

—Si quieres— dije, sonriendo al piso—. Por cierto, ¿a dónde vamos?

—A donde la noche nos lleve.

Bufé y reí—: Que cursi.

¿Pero los dos no éramos cursis, acaso? Porque, Dios, por lo menos por mi parte, no podía evitar mirarlo luego de cinco minutos sin hacerlo. Y pensarlo tampoco, ¿cómo alguien puede dejar de pensar en semejante obra de arte?

¿Cómo?

Graffiti et Livres ||Cashton||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora