¥ Trente et un ¥

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Habían pasado aproximadamente ocho meses desde que éramos novios.

Si me pidieran describir mi relación con él con tan solo una palabra diría que es mágica. Es mágico que me haga sentir tan especial cuando estoy junto a él, es mágico que casi no nos podamos separar, es mágico todo el cariño que nos tenemos. Mágico, mágico, mágico.

Él lo hacía mágico. Pero claro, si Ashton era perfecto en todo sentido cómo no iba a ser mágica nuestra relación.

Todo estaba bien en general para nosotros. Él seguía enseñando y conseguía pequeños proyectos que le daban buena plata, y yo seguía trabajando en la cafetería, sólo que hace unos dos meses empecé con un nuevo libro y ya estaba hablando con una editorial para poder publicarlo. Ashton aún no sabe nada porque se que querrá leerlo y quiero que sea una sorpresa para él, así que prefiero mantenerlo en secreto un poco más.

¡Ah, sí! También estuvimos hablando sobre mudarnos juntos. Ninguno tiene familia aquí y vivimos solos, así que no fue una decisión muy difícil por lo cual estamos en busca de un nuevo departamento.

Probablemente pelearemos un poco por la decoración y eso, pero si pudimos resolver las discusiones por mis celos insignificantes, esto no será nada que no podamos arreglar en un par de horas.

—¡Calum!— me sobresalté al instante y miré atrás, era Jolie—. ¿Puedes dejar, por favor, de pensar en tu amado príncipe y trabajar? Hoy no hay clases en muchas escuelas, tenemos muchos clientes.

Voltee y, ciertamente, había incluso una fila que llegaba poco más allá que la puerta, eso nunca había pasado.

Me puse a trabajar de inmediato, pero eso no impidió que siguiera pensando.

A veces me distraía mucho con tan solo pensar en Ashton, y agradecía que Jolie me devolviera al mundo porque casi siempre me pongo a pensar de más en el futuro, y no es algo muy agradable porque siempre me pongo mal después y no se lo puedo decir a mi novio, no quiero obligarlo a hacer algo que no quiera.

De todas formas, si le contaba lo demás. Ya le dije que vine a Toulouse principalente porque mis papás no aceptaban a los homosexuales, y con tantos comentarios que hacían, diemplemente huí. Creo que fue la parte más dolorosa de contar, porque viví un infierno en Lyon, pero cada vez que Ashton me encontraba agarrando una foto familiar, él me abrazaba y me hacía recordar los momentos buenos que pasé junto a mi familia, haciéndome sentir mejor.

Él siempre estaba ahí, y no sé si estoy haciendo del todo bien en imaginarme una vida donde él siempre estará ahí.

Graffiti et Livres ||Cashton||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora