Cap. 1

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Estresada ante la caminata de papá, golpeé la mesa llamando la atención de mi mejor amigo.

—¿Sucede algo? —preguntó alzando la ceja hacia mí. Observé por tercera vez a papá que salía y entraba a la habitación con miles de papeles en mano.

—¡Padre! —llamé frustrada. Mi padre detuvo sus movimientos y luego sonrió hacia mí.

—______ cariño, sé que estás molesta. Lo siento, pero es mi deber. —dijo por quinta vez en el día.

—¿Puedes solo quedarte? —pregunté levantándome. Pude sentir la mirada de mi mejor amigo seguirme con preocupación.

—No puedo. —dijo papá tragando saliva. Me acerqué a él y lo abracé preocupada.

—Estoy preocupada por ti. —dije aferrandome al enorme cuerpo de mi padre.

—Lo sé, hija. Pero este es mi trabajo. —dijo. Me separé para poder observar sus ojos y su sonrisa cálida a través del bigote. —Nos veremos en la cena, ¿Está bien?

Asentí triste y papá besó mi mejilla para alejarse y encerrarse en su oficina. —¿Estás bien?

—Si. —dije luego de recordar que mi mejor amigo estaba aquí. Me giré para verlo y sonreír en un intento de alejar mi preocupación.

—¿Por qué tu papá está tan afligido? —preguntó mientras tomaba mi mano dando pequeños masajes. Supongo que sabía que estaba preocupada.

—Papá es un detective, Jaemin. Él siempre estará afligido. —dije suspirando. Miré las hojas esparcidas en la mesa y me senté a su lado. —Me gustaría que algún día dejase ese tonto trabajo.

—Para ti sería agradable, pero perder al mejor detective sería un problema grave. —dijo soltando mi mano para luego apoyarse en su palma viéndome con atención. —Sabes que tu padre es un gran hombre, ¿No?

—Claro que lo sé. —dije observando los ojos de Jaemin.

—Entonces no te preocupes. Él como gran hombre, no le gustaría preocupar a su hija. Además, él sabe cómo arreglar las cosas y llegar a salvo. —dijo sonriendome. Asentí hacia él y sonreí.

—Gracias, Jaemin. —dije dándole una calida sonrisa.

—No debes agradecerme. Mi mente perfecta sabe cómo tranquilizar a tontas como tú. —dijo con una sonrisa ladina. Le dediqué una mirada de mal gusto y el sonrió hacia mí.

Luego de un rato estaba pensando en qué tal vez una ayuda no vendría mal. Papá siempre me ayuda en todo y siempre se preocupa por mí. ¿Por qué no puedo devolver aquel bello favor? Soy capaz de hacerlo y sé que puedo hacerlo. No es tan complicado.

—Decidido. —dije luego de un rato. Jaemin que estaba pendiente de su teléfono me observó confundido.

—¿Qué planeas? —preguntó dejando el teléfono hacia un lado.

—Ayudaré a papá. —dije alzando el puño en victoria hacia mí gran inteligencia.

—¡¿Eh?! ¡¿Estás loca?! —exclamó Jaemin. Su boca se abrió ligeramente asombrado y luego le dediqué una sonrisa inocente.

—Claro que no, sé cómo hacerlo. Además, él no lo sabrá. —dije. Rápidamente caminé hacia mí habitación con Jaemin detrás.

—______, no lo hagas. —dijo viendo como buscaba ropa en mi armario.

—Será sencillo. Ropa negra, una libreta, un arma... ¡Jamás he tomado un arma! —exclamé asustada, pero rápidamente evité pensar en eso. De todas formas no lo haría.

—¿Sabes a lo que te enfrentas? ¡Estamos hablando de un ladrón! No sólo uno, ¡Miles de ladrones! —dijo Jaemin. Este obligó a girarme con una expresión preocupada. —______. Escúchame. Esto... E-es muy peligroso, demasiado.

—Para eso trabajan los doctores. —dije econgiendome de hombros. Volví a girarme y tomé la ropa para luego encerrarme en el baño de mi habitación.

—¡¿Estás escuchando lo que dices?! —preguntó exaltado Jaemin al otro lado de la puerta. Yo por mi parte ya me había vestido con la ropa negra.

—Tranquilo, Jaemin. No me sucederá nada. —dije abriendo la puerta y caminando hacia la ventana mirando la luna llena. —La luna cuidará de mí.

—Estás loca. —dijo a mi lado observando la luna al igual que yo. Suspiré y luego sonreí.

—Haré que aquellos ladrones no quieran toparse conmigo. —dije girandome para ver a Jaemin. Este asintió no muy convencido y luego hizo una mueca al ver a mi gato escondido entre las cortinas. —Melocotón cuidará de ti mientras no estoy.

—Soy alérgico, ¿Recuerdas? —dijo sin quitar la vista del gato negro. Yo asentí y sonreí tomando el gato en mis brazos.

—Es un buen chico. —dije para luego escuchar el estornudo de Jaemin. —Lo siento.

—No hay problema. Sólo vuelve a salvo. —dijo hacia mí. Lo observé con una expresión seria al igual que la suya. —Solo... Ten mucho cuidado.

—Lo haré. —dije. Tomé mi mochila y miré por la ventana, solo debía cruzar aquella ventana y llegaría al museo.

—Te esperaré. —dijo una vez cuando ya estaba lejos, pero lo suficientemente cerca como para oírlo.

Corrí. Al llegar a aquel museo, miles de guardias estaban en las afueras haciendo recorridos. Muchos de ellos eran gordos y otros eran musculosos y altos. Mucho más altos que yo. Ninguno de ellos me prestó atención cuando entré, por lo que sabía que todos ellos eran unos inútiles. Ahora veo porque papá estaba tan frustrado.

No Jam estará aquí. —dijo uno de ellos. Su mirada estaba fija en un solo objeto. Aquel zafiro brillaba con intensidad hacia mis ojos, era hipnotizante su hermoso color y por un momento quise tocarlo.

—Que extraño nombre se tiene. —dijo uno de ellos. Miré hacia aquellos dos. Ambos eran tontos e inútiles, ni siquiera se dieron cuenta que una chica de 17 años estaba junto a ellos.

—Es un nombre para nada divertido. —dijo el otro, y su acompañante rió ante el tonto chiste.

—Me costó mucho en pensarlo. —dijo alguien a sus espaldas. Traje de terciopelo rojo, camisa negra y corbata borgoña. Su sombrero rojo con una cinta de color negro al igual que sus zapatos. Aquel sobrero impedía ver el antifaz de color negro, pero lo reconocía. Reconocía a aquel ladrón, es el único que le da problemas a mi padre. —Son unos inútiles. Ni siquiera se dieron cuenta cuando entré. —rió burlón tapando su sonrisa ladina dejando ver un par de guantes negros. —Tampoco se dieron cuenta que una damisela se encontraba con ustedes. —aquel hombre levantó la mirada y me observó con sus ojos azules. Tragué en seco... Su mirada es demasiado penetrante.

—¡Es la hija del detective! —exclamaron. Miré asombrada hacia ellos y con enojo al tipo de traje.

—¡¿Qué esperan?! ¡Deben enfrentarlo! ¡Atrápenlo!—grité hacia ellos. Aunque el tipo de traje solo sonrió hacia mí. Caminó decidido hacia mí para luego quitarse el sombrero y dejar en vista su cabello rosa. Este hizo una reverencia hacia mí y luego sonrió.

—Es un gusto, Kang ______.

Levantó la mirada hacia mí y volvió a dejar su sombrero donde estaba para luego tomar mi mano y besarla descaradamente. Asombrada ante lo que hizo, la alejé de su boca. Los guardias aparecieron y rodearon al tipo de traje apuntando con sus armas. A mí vista solo observé a mi padre que parecía enojado y preocupado.

—Hija. —dijo mostrando un semblante serio hacia mí. —No Jam, detente si no quieres que te disparemos.

—Jamás lo harían. —dijo sonriendo hacia mi padre. El tipo caminó hacia mi padre y luego le susurró en el oído para luego retroceder y lanzar un pequeño oso de peluche.

—¡Gas lacrimógeno! —gritó alguien para luego soltar aquel gas picante por los ojos del peluche. Esto fue una distracción, ya que, una vez nos cubrimos nuestros ojos él ya había desaparecido.

Thief of Hearts |Na Jaemin (NCT) & tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora