Coruscant

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 A long time ago in a galaxy far, far away....


Mis pequeños compañeros de entrenamiento parecían cumplir con los ejercicios de maravilla. Todos portábamos una especie de casco en la cabeza que nos impedía ver nuestros alrededores; el ejercicio consistía en detener con nuestra espada láser, los disparos que emitía una pequeña bola mecánica que volaba a nuestro alrededor. Pero, lo que para todos los demás parecía pan comido, para mí era imposible.

Había demasiados sonidos y proyecciones de imágenes que venían a mi mente abrumándome y confundiéndome; podía sentir cada uno de los rayos emitidos por el ejército de bolas que rodeaban a mis compañeros; podía escuchar cada disparo, cada sable, cada respiración en la sala y simplemente todo era demasiado agobiante, haciéndome irrealizable la tarea de apuntar mi sable al lugar correcto, al objetivo correcto.

-¡Deténganse!- La voz grave y pesada de nuestro mentor resonó por toda la sala. El alto sonido combinado con mis sentidos ya sobre cargados, me hizo resbalar hacia atrás provocando un estruendo.

-¡___, cuántas veces debo de repetir que te concentres!- El Maestro lucía bastante exasperado, pues no era la primera vez que yo metía la pata en una de sus lecciones, y por mas que lo intentara, no lograba mejorar mis aptitudes. Incluso estaba llegando a considerar que simplemente la fuerza no fluía en mí como lo hacía en los demás, y de hecho mis compañeros pensaban que yo no poseía la fuerza en absoluto, y francamente, yo comenzaba a pensar lo mismo...

-Lo siento Maestro, tengo problemas para manejar este ejercicio. Intentaré mejorar la próxima vez- Traté de sonar serena y tranquila aunque mi voz me traicionó un poco al quebrarse en medio de la oración, hecho que pareció ablandar el ceño del Maestro Windu.

-Eso es todo por hoy...- Dijo sin quitarme los ojos de encima y soltando un gran y sonoro suspiro. Quitó de una vez su vista de mí y se fue andando por el gran corredor a toda prisa.

-Bien hecho torpe, lo hiciste de nuevo. Algún día matarás al Maestro Windu de un ataque de desesperación- Kane, el gran embustero que siempre se encontraba metiéndose conmigo, me encaró con altanería. Él era el mejor de la clase y sin duda el favorito del Maestro Windu, por lo cual se sentía con el derecho de reprenderme siempre que el moreno lo hacía.

-Cuida tus palabras Kane, cualquiera diría que ese tipo de actitudes podrían llevarte al lado oscuro- A pesar de encontrarme triste por mí deficiente desempeño en clase, no iba a dejar que Kane tuviera la última palabra.

-¿Y tú qué vas a saber del lado oscuro? No sabes ni quiénes son tus padres ¿y ya pretendes creerte una sabelotodo de la fuerza? Pfff no me hagas reír.- El resto de mis compañeros soltó una sonora carcajada ante su amargo comentario, a lo que él respondió con una cara de triunfo saliendo del aula acompañado de los otros niños.

-Algún día lo haré comerse sus palabras- Unas cuantas lágrimas cayeron al frío piso mientras mis manos formaban unos puños y mis nudillos se tornaba blancos por la fuerza ejercida.

Dejé el sable que me prestaban para el entrenamiento en un cofre donde guardaban otros aditamentos y salí apresurada del aula, intentando ocultar mis lágrimas de los ahí presentes.

Siempre que lidiaba con una situación parecida, imaginaba que un gran y pesado velo me cubría de los pies a la cabeza, reprimía mis emociones y ocultaba mi rostro. Y, aunque odiaba sentirme en esa atmósfera oscura y opresiva, para mí, era algo así como mi escudo, un método personal de defensa, y de hecho parecía que mi pequeña protección imaginaria funcionaba pues las personas no me prestaban atención cuando lo hacía, aunque habitualmente tampoco me daban mucha importancia.

Caminé por los corredores aún imaginando el velo sobre mi cuerpo. Las lágrimas estaban cediendo poco a poco y mi pecho se sintió menos aprisionado y más relajado.

Después de unos minutos, cuando ya estuve por fin tranquila, pude divisar a lo lejos al Maestro Windu. Él igualmente se veía más sereno, e iba acompañado del Maestro Yoda. Ambos parecían dirigirse a la entrada del templo mientras charlaban en voz baja de algo que parecía importante. Finalmente mi curiosidad pudo más que mi sensatez y me di a la tarea de seguirlos sin que ellos se dieran cuenta.

Me escondí detrás de uno de los grandes pilares que adornaban la entrada observando detenidamente a ambos. Los Maestros Jedi se quedaron callados unos segundos admirando el cielo nocturno de Coruscant y fue el Maestro Yoda quién rompió el silencio.

-Ayudarte puedo sí preocupado estás- Dijo el pequeño Jedi amablemente mirando al Maestro. El moreno soltó uno de sus tan familiares suspiros y lo miró con una expresión preocupada en el rostro.

-Es esa pequeña niña que rescatamos de las calles la que me preocupa.- Volteó de nuevo su mirada al cielo estrellado intentando encontrar las palabras correctas- No es como los demás aprendices, siempre se encuentra distraída, no presta atención y parece estar siempre demasiado abrumada para conectarse con la fuerza... Poco a poco me estoy temiendo que hayamos cometido un error en traerla aquí...- Sus palabras se sintieron como una daga en mi corazón y la sensación de caer en un abismo interminable comenzó reinar en mi cabeza. Mi mayor sueño en la vida era convertirme en una Jedi tan grande como ellos, y ayudar a las personas débiles como yo, pero ahora parecía que nunca podría llegar a cumplir mi meta.

-Precipitándote a las cosas tú estás. Nublada tu mente se encuentra, miedo es lo que tú alumna siente, pero muy ocupado para notarlo te hallas- El Maestro Yoda hablaba tranquilamente mientras sus ojos se posaban en el horizonte.

-Hablar con ella debemos. Mañana ante el consejo ella asistirá- El Maestro Windu asintió colocando sus manos tras su espalda. Y, aún cuidando mi identidad, salí apresuradamente de ahí, para encerrarme en mi cuarto toda la noche.

-____, el consejo solicita tu presencia después del desayuno- El Maestro Windu se acercó a la mesa de la cafetería. Al escuchar sus palabras se me formó un nudo en el estómago. ¿Y si me expulsaban de la academia? ¿Y si nunca llegaba a ser una Jedi? ¿Y si me regresaban a las frías calles de Coruscant?...

-C-claro Maestro, a-ahí estaré- Mi voz salió nerviosamente de mi garganta mientras el Maestro Windu me miraba con lástima.

-¿De nuevo metiendo la pata insecto? La verdad eso no me sorprende- Kane se había acercado a molestarme como de costumbre, parecía disfrutar con mi dolor y era más que obvio que le gustaba molestar a los débiles. El era dos años mayor que yo. Ya que con 5 años yo era la aprendiz más joven de la academia.

-Sabes Kane te diré algo. Algún día no muy lejano alguien te pondrá los pies sobre la tierra, y a decir verdad espero ser yo- Me levanté furiosa de mi mesa para salir corriendo de ahí. Había dejado a Kane con la palabra en la boca, lo cual seguramente tendría consecuencias después, pero por ahora solo debía de preocuparme por mí audiencia en el consejo.


¡Hasta aquí el primer capítulo! Espero que les haya gustado mucho.

Como podrán ver todavía falta un poco de tiempo para ver a los personajes de la trilogía actual, pero no se preocupen, ya aparecerán y les prometo que valdrá la pena la espera

¡Saludos!

La Profecía de la Fuerza (KyloRenxReader) (HuxxReader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora