La Profecía de la Fuerza (KyloRenxReader) (HuxxReader)

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Kylo POV

Cada uno de mis planes desembocaba en fracaso.

Si bien tenía buenas ideas de cómo lidiar con ciertos puntos débiles de Snoke, ese ser seguía aterrándome por el simple hecho de parecer omnisciente. Siempre iba dos pasos adelante de nosotros, y aunque estuviera débil, seguía siendo peligroso.

Finalmente me di por vencido, y cansado de estar encerrado en mi habitación, decidí salir a caminar por la base.

Estaba intentando poner mi mente en calma hasta que vi a lo lejos cierta cabellera rojiza que se movía entre los pasillos, y que al parecer se dirigía hacia un lugar bastante conocido para mí.

Lo seguí de manera sigilosa y me encontré con que Hux pretendía pasar desapercibido mientras entraba a la sala de entrenamiento ¿Qué era lo que pretendía hacer ahí?

La sala de entrenamiento era un lugar privado para mí y para ___, dispuesto así por Snoke. Los oficiales y los soldados también contaban con habitaciones en dónde podían llevar a cabo sus rutinas de ejercicios, e incluso Hux tenía una pequeña habitación privada a su disposición para ejercitarse, así que no tenía motivo alguno para entrar en la nuestra.

La curiosidad no se hizo esperar y sin dilación entré detrás de él a la sala, quedándome escondido entre las sombras.

Pasé fácilmente desapercibido pues además de mi completo sigilo, Hux se veía notablemente distraído y abatido.

De repente comenzó a golpear y patear con fuerza uno de nuestros muñecos de entrenamiento, escena que me hizo algo de gracia en sí, pero la sonrisa se borró inmediatamente de mí rostro al ver como Hux tomaba algo de su cintura.

A continuación un haz amarillo iluminó de manera formidable la habitación y justo cuando de manera ágil Hux se disponía a atacar al muñeco, se pudo dar cuenta de mi presencia. Su sable había iluminado mi rostro y ambos nos habíamos quedado en shock

Cuándo analice más de cerca el arma que el General sostenía entre sus manos, noté que era el que habíamos hallado en la misión, el que no funcionaba bien... Él no tardó en apagarlo y colocarlo de nuevo en su cinturón

-¿Quién te crees tú para tomar algo que no te pertenece?- Le dije furioso, pues no era la primera vez que veía al General portar el sable como si fuera de su propiedad.

-___ me lo ha cedido, Ren- Dijo sonriéndome de manera maliciosa, gesto que me hizo enojar aún más ¿Ahora él también tenía un sable?

-Tampoco era de ella. Le pertenece al Líder Supremo- Quizá mi comportamiento era infantil pero parecía que ahora el hombre frente a mí podía hacer de todo, incluso hacer que ___ lo considerara lo suficientemente diestro y responsable como para cederle el sable.

-Ella lo ha reparado y me lo ha dado a mí...- Hux encendió de nuevo el sable y el resplandor amarillo iluminó su rostro- Bella arma en realidad. Ligera, pero absolutamente certera y letal.- El General hablaba despreocupado mientras miraba su sable y lo balanceaba. Al estudiar sus movimientos pude darme cuenta de que ___ le había estado enseñando algunas cosas- ¿Sabes, Ren?, a veces el calor del sable y su indomable belleza me hacen pensar en ___. Sobre todo al recordar cómo se siente su piel desnuda ante mi contacto...

Sin más encendí mi sable y lo choque contra el suyo, pero para mí sorpresa me encontré con que Hux había estado deseando que yo rompiera en cólera. Al lograr su cometido se echó a reír.

-Qué estúpido fui al pensar por un momento que tú te alejarías de ella- Su expresión no hacía más que aumentar mi furia, y por más que quisiera atacarlo, sabía que si lo hacía y continuaba, la pelea acabaría mal- Siempre la has amado, pero está conmigo ahora Ren, te guste o no- Nos separamos y sin dejar de mirarnos y ambos apagamos nuestros sables, pues ni él quería morir, ni yo quería matarlo- Ella se ha ido por tu culpa, y si no regresa yo me convertiré en tu pesadilla- Este lado amenazante y terrorífico de Hux me parecía no sólo nuevo sino también perturbador. Sus ojos verdes me miraban con un destello asesino, pero obviamente su gesto no me intimidó