Un castigo singular

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Pasaron 6 meses. Todo en mi vida parecía por fin estar normal, o al menos lo más normal que se podía. Jabba siempre me decía que yo le era bastante útil, que gracias a mi había logrado cerrar varios tratos y hacer nuevas relaciones de negocios. Por otro lado Dex confiaba en mí, hasta el punto en que me había llegado a traer algún pequeño obsequio de cuánto salía a algún "encargo" para Jabba.

Ese día el alboroto parecía más loco de lo usual. La música estaba más estruendosa y los presentes más ebrios. Incluyendo a Jabba.

Yo había desarrollado desde hace mucho tiempo un disgusto por el olor al alcohol, pero intenté despejar mi mente e ignorar el ambiente. Todo era risa y diversión hasta qué se escuchó la puerta del lugar abrirse en un golpe violento, seguido de un grito. Todos los ahí presentes nos quedamos mirando hacia el lugar del suceso.

El segundo escuadrón de rufianes favorito de Jabba llegaba al castillo con un nuevo botín. El cual incluía a un niño, más o menos de mi edad. Que gritaba desesperadamente pidiendo clemencia.

-¡Por favor! !Lo lamento, no era mi intención robarle a Jabba!- Al escuchar sus palabras un sudor frío recorrió mi frente, todos sabían lo que les pasaba a los ladrones en el territorio del Rey Hutt.

El Líder de la segunda tropa, Mason, dio un paso al frente, para así patear al niño que se encontraba mani-atado frente a Jabba. El pequeño cayó al piso haciéndose daño en la barbilla

-P-por favor s-señor, nunca fue mi intención r-robarle.- N-necesito el d-dinero para mi familia- Mi corazón parecía haberse detenido, el niño estaba pálido y temblando. El miedo lo había consumido por completo

-¡Nadie le roba a los Hutt!- Dijo Jabba furioso. Haciendo que el niño estuviera a punto de desfallecer- Y bien sabes cuál es el destino de los ladrones- La voz del jefe sonaba amenazadora y sedienta de sangre.

-¡Arrojen lo a...!- Jabba no pudo terminar la oración

-¡Su majestad!- Me arrodillé rápidamente frente a él ocultando al niño con mi cuerpo- Estoy segura de que este pobre infeliz nunca quiso robarle, nadie se atrevería jamás a desafiar su asombroso poder, por supuesto. Es más, incluso creo que nos podría ser de utilidad, es pequeño, escurridizo y por lo que veo tiene conocimiento necesario para servirle, mi señor. ¿No le gustaría tener dos niños esclavos? Piénselo. Duraríamos más a su servicio- Mis ojos estaban posados sobre los de Jabba, quién me estudiaba con el ceño fruncido

-Y tú ¿Quién te crees que eres para venir a decirme lo que yo, el Rey, necesita? Su voz sonó más amenazadora que hace un momento.

-¡Discúlpela, Majestad!. Usted sabe cómo son los niños a esta edad. Estoy seguro de que la mocosa nunca quiso faltarle al respeto- Dex me sostuvo de ambos brazos mientras me jalaba hacia atrás. Jabba nos miró con desdén y habló pausadamente

-Me eres de utilidad, así que por el momento no te mataré. Espero que sea la última vez que me desafíes niña- El Hutt posó de nuevo su mirada sobre el niño y sonrió con malicia

-¡Ejecútenlo!- Mason se acercó con su pandilla hacia el niño mientras reían de manera malévola

-¡NO!- Grité con toda la energía que mis pulmones me permitieron. En ese momento el piso comenzó a sacudirse y a agrietarse al igual que los cristales. Las botellas de la barra explotaron todas al unísono mientras yo con una mano arriba alejaba de un solo golpe a la pandilla de Mason, del indefenso niño. Todos los ahí presentes al ver lo acontecido salieron corriendo presas del pánico, mientras yo, en otro ágil movimiento de mano, desataba al niño el cual también aprovecho la confusión para escabullirse entre la multitud.

La Profecía de la Fuerza (KyloRenxReader) (HuxxReader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora