El maestro Windu se dirigió de nuevo hacia mí
-____, nuestro entrenamiento empezara en 2 semanas. Quiero que descanses mucho y relajes tu mente. Siempre que sientas que la situación se está saliendo de control tómate una pausa, respira y te entrégate a la meditación, eso será de gran ayuda para el entrenamiento-
-¡No lo decepcionaré, daré lo mejor de mí, se lo prometo!- Rompí en alegría y frenéticamente corrí a abrazar las piernas de Mace Windu.
Se hizo un gran silencio en la sala, todos estaban nerviosos en cuanto a la reacción del moreno, pues poseía un gran carácter. Después de unos segundos el Maestro Windu relajó su ceño y soltó una pequeña y casi inaudible risita, para después separarme gentilmente de su pierna y salir de la sala.
Anakin y Obi-Wan rieron por lo bajo mientras todos abandonábamos la sala.
-Señor Anakin, gracias por ayudarme allá adentro, sí no hubiera sido por usted, posiblemente eso no hubiera salido nada bien.- Anakin me sonrió de nuevo al igual que su Maestro
-No fue nada pequeña. Pero por favor no me llames señor, me hace sentir viejo- Obi-Wan soltó una pequeña carcajada y después me miró
-Me dio gusto conocerte joven ____, sin duda alguna te convertirás en una gran Jedi- Dijo acariciando mi cabeza.- Me presento oficialmente. Soy el Maestro Obi-Wan Kenobi y él es mi aprendiz, Anakin Skywalker.
-Es un gusto conocerlos al fin- Dije con una gran sonrisa en el rostro
-¿Al fin?- preguntó Obi-Wan con curiosidad.
-Si, como lo mencioné en la sala, a ambos los he conocido en un sueño... No recuerdo bien los acontecimientos del mismo pero sus rostros estaban bastante claros, y sentía mucha paz y tranquilidad cerca de ustedes. Era casi como si mi sueño me estuviera diciendo que los encontraría por una buena razón, y en realidad, estoy feliz de haberlo hecho- Ambos se miraron con asombro.
-Pues bien pequeña, nosotros partimos en unos días para una importante misión, pero mientras intentaremos hacerte compañía, ¿te gustaría?- Obi-Wan desbordaba amabilidad y su voz era tan dulce que me hacía sentir segura.
-Nada me gustaría más que estar con ustedes- Ambos tomaron mis manos y nos dirigimos a la zona del comedor
Mis nuevos amigos me acompañaron a lo largo del día, haciéndome reír bastante. Era raro en verdad, apenas habían pasado unas horas desde que los había conocido, pero por alguna razón algo me llevaba a confiar en ellos.
Nos encontrábamos pasando algo de tiempo en el jardín. Hasta que el maestro Obi-Wan hizo una pregunta algo incómoda.
-____, ¿Cómo son tus padres?- Al mencionar esas palabras mi cuerpo se tensó, sujeté mis rodillas con fuerza y bajé la mirada
-Lo siento, creo que excedí mis palabras- El sabio Maestro notó al instante la incomodidad de la situación, pero a decir verdad, por más dolor que me causara, sentía que era importante liberar ese peso que cargaba sobre mis hombros. Nunca había tenido nada parecido a un amigo a quien contarle ese tipo de cosas, pero sabía que ahora era un buen momento para empezar a hacerlo. Mi instinto no me engañaba, sabía que podía confiar en ellos y al fin liberarme de aquello que pesaba dentro de mi corazón.
-Está bien Maestro, no tiene porqué disculparse. De hecho creo que es algo que quiero expresar.- Los miré con un gesto decidido que hizo que ambos asistieran con asombro.
-Muy bien, en realidad yo no conocí a mis padres... -Hice una pequeña pausa analizando las palabras que iba a decir- Desde muy pequeña recuerdo que lo más cercano que tuve a un padre fue un Esclavista bebedor. Él me adquirió desde mi nacimiento para ser su esclava personal... Me educó, me vistió y me enseñó varios idiomas...- Obi-Wan y Anakin escuchaban con atención, e incluso sonrieron al escuchar la última parte.
-Pero él nunca me llamó hija. Siempre tuve que trabajar para poder ganarme un plato de sopa. Llevaba sus finanzas, le cocinaba e incluso me encargaba de ser la intermediaria entre él y sus compradores de esclavos, era algo así como su traductora personal... Esa parte nunca fue tan mala, lo malo era cuando el comenzaba a beber...
-Solía golpearme por deporte o sacarme a las heladas calles citadinas solo para reírse de mi cara siempre que regresaba con los labios morados por el frío. Disfrutaba torturarme y acostumbraba recordarme "mi lugar en el mundo". –"No eres más que basura", "Si no fuera por tu habilidad con los idiomas ya te hubiera matado con mis propias manos" "Si algo sale mal, tu cabeza colgará en mi pared"... -Obi-Wan se colocó una mano en los ojos y su semblante se ensombreció, mientras Anakin me dedicaba una mirada llena de tristeza.
-Lo último que recuerdo de él fue que un día llegué tarde a una importante reunión de negocios con un comprador de Canto Bight, este se molestó por mí tardanza y le pagó menos de la mitad de lo que le había prometido a mi dueño. Él, consumido por la furia, se me acercó y me dijo- "Ahora me aseguraré de que nunca te olvides de mí"- Yo intenté correr, pero él se abalanzó sobre mí y me tiró al piso. Mi barbilla se lastimó con el concreto y después sentí como él desgarró mi vestido dejando mi espalda expuesta... Acto siguiente, me amarró a uno de los pilares de la casa y prosiguió a torturarme con su látigo. Se aseguró de lastimarme lo suficiente como para que nunca me olvidara de él... -Obi-Wan tomó mi hombro y lo apretó, recordándome que ellos dos estaban junto a mí ahora y que todo estaba bien.
-Después de eso mi memoria quedó algo borrosa. Recuerdo estar completamente cansada sosteniéndome cómo podía contra el pilar, mojándome con mi propia sangre. Él se había erguido y estaba preparado para asestarme el golpe final. Voltee débilmente y pude ver en sus ojos una mirada asesina, y justo en ese momento recuerdo que sentí algo fluir por mí cuerpo, como si de una corriente eléctrica se tratara, recuerdo haber escuchado el piso crujir y las ventanas romperse, recuerdo haberme liberado de las ataduras y finalmente recuerdo mi mano alzada en el aire apuntando hacia él, y después solo oscuridad.
-Desperté para encontrarme herida y convaleciente, en una casa en ruinas, y en la pared principal... El cadáver de aquel hombre empalado con su propia lanza de casería...
-¿Tu...?-Anakin no terminó de formular la pregunta pero yo sabía lo que intentaba comunicar.
-No lo sé, sospecho que sí fui yo quien lo mató. Pero me gustaría pensar que fue alguien más. Yo jamás le haría daño a nadie...- Bajé la mirada por unos momentos y lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas. Todo ese dolor que llevaba guardando en mi interior por fin se liberaba. Por fin alguien se había tomado la molestia de sentarse y escucharme. Sin prejuicios, sin explicaciones. Contar mi anécdota me había ayudado a superar un gran miedo que se escondía en mi pecho, un gran sentimiento de angustia e inferioridad. De alguna manera me sentía diferente y por primera vez en mucho tiempo, me sentí segura.
Hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que la historia les esté gustando, sé que parece avanzar con lentitud pero prometo que es por una buena razón.
Saludos
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La Profecía de la Fuerza (KyloRenxReader) (HuxxReader)
FanfictionUna chica con habilidades increíbles, mas allá de la comprensión incluso de los mas grandes Maestros Jedi, encontrará un camino que la unirá para siempre con los Skywalker, pero, ¿A qué precio? "Ella ha... Ha hecho frente al Líder Supremo, casi como...