3: Maracuyá.

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---¿Un maracuyá? -Nathaniel preguntó desde el baño.

---La aplicación lo dice aquí. -Respondió Cate desde la cama.

---No creo que sea de ese tamaño cielo, tú barriga es muy grande como para que nuestro bebé este de ese tamaño. -Él hablo saliendo de el cuarto-- ¿Crees qué sea muy grande?

---¿Crees qué esta muy grande para tres meses? -Cuestionó la rubia rápidamente--, no lo había pensado.

---Creo que un poco, sí.

---Eh subido de peso, tres kilos, soy una ballena.

—No eres una ballena Catherine. -Nathan reclamó.

—Si lo soy, el bebé es muy grande, Nathan, es enorme. -Contraataco ella.

---¿Has hablado con tú madre? -El rubio preguntó cambiando de tema.

---No, mamá aún no me habla.

Las cosas al decirle a su madre que sería abuela definitivamente habían salido mejor de lo que ella esperaba, de hecho, todo en aquella segunda semana del tercer mes fue maravillosa.

Cate la había recibido, la había sorpendido con el hecho de que su otra madre viviera junto a ella ahora, la había escuchado, le había hablado e inclusive había hecho varias preguntas que ella gustosa había respondido.

Ambos habían viajado esa misma semana a LA a el hospital que llevaría el control de su embarazo, habían escuchado los latidos de su bebé por primera vez y los había conmovido hasta las lágrimas, era muy grande, ellos lo sabían, la ecografía lo había revelado.

---¿Qué haremos hoy? Lo he olvidado.

---Iremos a comer con tú madre cielo. -Él le recordó.

---Oh, cierto -Ella habló desde el baño-- ¿De verdad piensas qué no estoy muy gorda?

---Para mi estas perfecta cariño. -Nathan mencionó-- Eres hermosa.

Cate soltó una tierna risa desde el baño.

---¿Puedes apurarte? ¡Estoy ansiosa por llegar!

.

---¡Mi pequeña niña! -La rubia de ojos azules se levantó de su asiento para abrazarla y besar su mejilla-- Mirate, estas espectacular.

---Aunque ella piensa que parece una ballena -Nathaniel comentó besando la mejilla de la mujer mayor--, hola Cate.

---Hola Nate. -lo saludó calidamente-- No eres una ballena Catherine.

---La aplicación dice que el bebé es grande. -La joven habló colocandose la servilleta en su regazo y abriendo el menú.

---Es una exagerada Nathaniel.

---Oh, pero claro que lo sé. -bromeó el rubio.

---¿Cómo están las cosas en casa mamá? -Cuestionó su hija sin apartar la vista del menú.

---Bien...

---Mamá -la autoritaria voz de su hija la hizo reír-- habla, ya.

---Tú madre y yo hemos discutido por banalidades, nada interesante Élise. -La mayor trató de restarle importancia.

---Ella aún no quiere hacer "oficial" su relación he de suponer -la australiana supuso cerrando la carta y levantando la mano para que el mesero fuera a su busqueda-- ¿me equivocó?

---¿Si madame?

---Quiero langosta, con ensalada, helado de chocolate, pastel de red velvet, agua y papas fritas. -Ordenó rapidamente.

Manon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora