—¿Deberías de teñirme el cabello? -Cuestione rápidamente.
—¿Por qué habrías de hacerlo? Ni Cate ni Ellea -entecerre los ojos– bueno ambas si se lo tiñeron y varias veces, pero tu no eres actriz... ¿Porque habrías de hacerlo?
—Oh, no lo se Belle... Última siento la necesidad de cambiar algo en mi aspecto.
—¡Quiza cortarlo! ¡Corto! ¡Así finalmente serias igual a Catherine! -Arabelle exclamó riendo del otro lado de la línea– ¿Esto tiene que ver con el compromiso de Lana y Fred?
—Supongo que si...
Suspiré fuertemente.
Aún recordaba con claridad el día que mi hermana nos había presentado a ese joven de cabello negro y ojos de color miel, tan tímido, amable y con una posición adecuada para ser el novio de mi hermana según mi madre. Era el candidato perfecto para Atlana.—Cath... Creo que necesitas pensar a solas un momento. Te dejo cariño. Hablamos después.
—Adiós Belle. -terminé la llamada sonriendo.
Compromiso.
Desde que inicié la adolescencia siempre me pregunté porque todo en mi vida tenía que ser perfectamente seleccionado, el hecho de que Nathan y yo fuéramos novios y después prometidos había hecho feliz a ambas familias, ambos habíamos de juntar a las dos compañía y cuando Manon naciera todo ese imperio sería de ella. Odiaba eso.
Yo quería tener amigos, salir de fiesta por las noches, ir a pijamadas y ser una adolescente normal con amigos normales... Vaya estupidez.—Mamá.
—¿Si?
—Voy a salir, Leo y yo iremos a comer helado.
Por eso, dejaba que las tres tuvieran cierta libertad en esos aspectos.
—Te quiero aquí antes de las siete Olympia, ni un minuto más. - Advertí viéndola.
—Si - Respondió virando los ojos–... Mantendré a los guardas cerca. Nos vemos después.
Solo pude escuchar la puerta principal cerrarse anunciando su salida.
Gracias a el cielo, mis dos adolescentes no habían tenido una etapa de rebeldía y aún tenía tiempo para prepararme con Manon, pues sabía que de las tres ella sería la más problemática.
—Mamá!
—¿Qué sucede?.
—Voy a salir, regreso a la hora de la cena. -Atlana anunció.
—¿A donde -la puerta se cerró–... vas? Bien, nos vemos después.
Regresé la vista a el libro nuevamente.
—¡Mamá! -Sin embargo mi pequeña hija me lo impidió.
—¿Qué sucede Giselle?
—Voy a salir.
—¡¿Y tu a donde crees qué vas?! - Exclame levantandome de mi lugar.
—Hoy es la tarde de té mami, tienes que llevarme.
¡Demonios!
—¡Lo olvidaste! -Reclamó furiosa.
—No, claro que no cielo. -Contesté– De hecho aquí ya tenía las llaves de el automóvil, ve por tú mochila y un suéter, prepararé el auto.
La vi subir las escaleras un poco más tranquila, cerré el libro colocando un separador en la página correspondiente y me levante de mi lugar. Caminé hasta la cocina en donde coloque los pastelillos que Manon y yo habíamos hecho la noche anterior en un tupper, los metí en una pequeña mochila y también un termo con jugo de arándano.

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Manon
Hayran KurguHan pasado 5 años desde aquella fiesta en Italia. Han pasado 5 años desde aquella propuesta de matrimonio Han pasado 5 años desde que ella decidió alejarse. 5 años ha pasado con el corazón roto. 5 años desde que sus vidas cambiaron para siempre...