Había muchos lugares en el mundo, y definitivamente había muchísimas personas más en el. Pero por supuesto, de todas las infinitas posibilidades de personas y de lugares, Felix Ryder tuvo que coincidir en la misma playa que yo y mi familia, en las vacaciones. Por supuesto que no iba a ser un buen inicio de mi último verano.
Luego de acomodarnos cerca del océano, lo bastante alejados para que las olas no se nos vinieran encima, pero lo bastante cerca como para no tener que caminar demasiado para llegar (porque claro, algo que sí compartíamos todos en mi familia era la pereza), no volví a ver a Felix alrededor, y logré que Carly no comentara nada al respecto para que Craig no se enterara que uno de sus amigos estaba ahí y no lo buscara.
Dejé mi bolso junto a la sombrilla y tiré mi toalla en la arena, me quité la blusa y empecé a colocarme el bloqueador, nunca me gustó quitarme el short, por simples cuestiones de inseguridad y porque así la arena no se metía en lugares indeseados.
- Te advierto que si no te quitas ese maldito short vas a broncearte muy mal, quedarás ridícula. – dijo Carly al mismo tiempo que se tiraba boca abajo en su toalla y apoyaba la cabeza en sus brazos, mirándome.
- Son bastante cortos, así que no se notará – me excusé -. Además, ¿Quién además de mí me ve completamente desnuda como para saber que mi bronceado está mal?
- Buen punto – me coloqué mis gafas de sol y me tiré en la toalla -. Pero, nadie sabe, quizás y terminas quitándote la ropa frente a algún lindo chico playero y, bueno, se queda un poco confundido al ver esa zona tan... pálida.
Carly rio al ver mi expresión de asco. Por suerte mamá y papá se habían ido a comprar unos refrescos, porque sería muy incómodo que estuvieran escuchando todo aquello. Kate estaba parada en la orilla del océano hablando con Craig y ninguno de los dos nos prestaba atención.
- Todo en mí es pálido, Carly, no le sorprendería – revoleé los ojos -. Y no es como si fuera a pasar de todos modos.
- Nadie sabe lo que depara el futuro.
- Quemaduras de tercer grado es lo que me depara el futuro – dije, corriéndome más para la sombra que daba la sombrilla clavada en la arena -. El sol está muy fuerte.
- ¿Y cómo planeas broncearte si no?
- Tengo mucho tiempo para eso, además, ¿Por qué querría sufrir horas bajo el sol para obtener un bronceado que no me durará todo el año? No le veo el punto.
- A veces eres tan amargada que me sorprende.
Yo no era para nada amargada, solamente que jamás me había gustado por completo la playa, la arena y el sol demasiado fuerte. Ese día por suerte no hacía tanto calor, porque esa sería la peor combinación del universo. Pero la verdad era que mi piel era muy pálida, y si no era cuidadosa terminaría completamente roja e irritada por culpa del sol.
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El último verano - PAUSADA -
Teen FictionJosephine Anderson, tenía que lidiar con ciertas cosas aquel último verano que viviría en su país de nacimiento antes de irse a estudiar a la Universidad: El repentino divorcio de sus padres, del cual solo ella sabía y no encontraba una explicación...