- No sé por qué siempre las únicas cosas para hacer que se les ocurre es ir a fiestas. – me quejé.
Craig, Kate, Carly y yo estábamos sentados en la sala de la casa. Hace media hora más o menos habíamos llegado de un largo y exhaustivo día en el parque acuático. Nos habíamos subido a todos los juegos, y ya para cuando íbamos por la cuarta montaña rusa papá se rindió y se unió a mamá, por lo que ellos estuvieron todo lo que restó del día bronceándose.
De hecho, todos allí estaban bronceados menos yo, claramente. Mi piel blanca como la leche se rehusaba a tomar color, simplemente se enrojecía muchísimo y a las dos horas ese rojo desaparecía.
Mamá y papá habían ido al supermercado a comprar la cena y el desayuno de mañana, apenas llevábamos una semana allí y nos estábamos quedando sin comida. Alessandra estaba harta de la pizza, por lo que esa noche prometió cocinar algo delicioso y casero para todos.
El sol se había metido hace unos quince minutos y estábamos discutiendo si ir o no la reunión (fiesta) en la casa de Felix. Bueno, mejor dicho, estaban intentando convencerme de ir con ellos.
- Porque no hay otra cosa que hacer, Josephine – se quejó Craig, bufando -. El verano se trata de eso, relajarse con amigos, no de quedarte encerrado en tu casa a hacer nada.
- Pues la gente que estará en esa casa no son mis amigos. – me crucé de brazos.
- Yo iré – miré de mala forma a Carly -. ¿Qué? Vamos, Jo, no me dejes ir sola.
- Ayer quisimos ir a una fiesta y salió muy, muy mal. – les recordé.
- La diferencia es que ahora iremos con Craig y él conoce a todos los que irán a la casa de Felix – Kate me miró seria -. Jo, por mi parte, yo no te dejaré sola.
- No es por eso...
- ¿Entonces? – Craig me miró con ojos de cachorro -. Vamos, Josephine, me sentiré mal si no vas con nosotros.
- No conozco a nadie ahí, no me dejes ir sola. – Carly hizo un puchero.
- Yo solo quiero salir de esta casa con olor a naranjas. – Kate me sonrió indiferente y me reí.
Miré a Carly, y no sabía cómo decirle que no, o decirle lo que estaba pensando.
Lo cierto es que me pasé todo el día imaginando a mi mejor amiga con Ryder y la sensación de querer vomitar no se iba. No entendía por qué, pero sabía en mi fuero interno que no me gustaba la idea de que entre Carly y Felix pasara algo. Odiaba decir que la niña de doce años que estuvo muy enamorada de Felix Ryder seguía muy dentro de mí y para ese entonces estaba amenazando con empezar a salir.
La verdad era que yo no quería ir porque no quería ver como Carly y Felix se enrrollaban. Mi amiga no era nada fea, y tenía un cuerpo hermoso, y eso sumado a su personalidad la hacía diez mil veces más atractiva. Y, de sobremanera, sabía que Felix Ryder no era un chico difícil de conquistar, conocía a la mayor parte de las chicas con las que él había estado, las había escuchado hablar de él muchas veces. Supe que el hecho de que algo suceda entre Carly y Felix no era algo imposible o lejano.
Pero, por supuesto, mi parte incapaz de decirle que no a las personas que amaba le ganó a cualquier otro pensamiento rondando por mi cabeza y al final acepté en ir con ellos a la reunión en la casa de Felix (Que seguramente terminaría siendo una fiesta).
- Iré, iré – dije al fin, harta, Carly me sonrió de oreja a oreja -. Pero cuando quiera irme, nos vamos.
- Lo que quieras, Jo, con ir está bien. – Craig me dio un beso en la frente para luego subir las escaleras corriendo.
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El último verano - PAUSADA -
Teen FictionJosephine Anderson, tenía que lidiar con ciertas cosas aquel último verano que viviría en su país de nacimiento antes de irse a estudiar a la Universidad: El repentino divorcio de sus padres, del cual solo ella sabía y no encontraba una explicación...