¿Recuerdan cuando dije que esperaba que Felix no volviera a rechazarme, o apartarme, que si pasaba, acabaría con la última pizca de ego y orgullo que me quedaba? Bueno.
Al carajo. Me volvió a pasar.
Todo estaba yendo bien, en lo que a mí me parecía al menos. El beso se intensificó cuando él decidió tomarme de las caderas y colocarme a horcajadas sobre él. Nos quedamos así lo que me parecieron cinco segundos, en donde sentía que sus manos subían y bajaban por mis piernas, su respiración se agitaba y su lengua se enredaba con la mía.
Personalmente, lo estaba disfrutando incluso a pesar de que al cerrar los ojos, todo me daba vueltas. Pensé que iba a vomitarle encima, pero creo que solamente no sucedió después, porque me empujó a un lado para ponerse de pie rápidamente.
Me quedé mirándolo en estado de shock, sin comprender qué había pasado, o si yo misma había hecho algo más.
Ambos nos quedamos en el que me pareció el silencio más incómodo del mundo. Enarqué una ceja, mirándolo a la cara completamente confundida por su cambio de actitud. Noté que tragó saliva, y cuando desvié la mirada, no pude evitar abrir grande mis ojos al ver su entrepierna.
Notó mi expresión y llevó ambas manos a esa zona. Aparté la mirada rápidamente y me puse de pie, dispuesta a exiliarme del planeta tierra y salir de esa habitación.
- Debería irme...- dije caminando torpemente hasta la puerta, pero mi mano no llego ni siquiera a tocar el picaporte cuando él me detuvo por lo hombros e hizo que me diera vuelta, quedando de frente.- ¿Qué te pasa?
- No, tú deberías quedarte aquí. - Comenzó sin siquiera levantar la mirada del suelo y yo puse mis ojos en blanco inconscientemente
- El único lugar en el que quería quedarme era encima de ti.
<< Lo pensé... ¿O lo dije?>>
Su reacción me hizo saber que, definitivamente, había pensado en voz alta frente a él, una vez más.
Elevó ambas cejas, sorprendido. Pero luego un rastro de sonrisa se cruzó por sus labios. Él parecía muy divertido mientras que yo quería desaparecer de esa habitación, que cada vez parecía hacerse más pequeña, inmediatamente.
Intenté volver a salir de allí, pero nuevamente, sus manos me detuvieron, esta vez, sosteniéndome de la cintura.
- ¡¿Y ahora qué quieres?! – Aparté sus manos de mi cuerpo y bufé exasperada -, ¿Disfrutas con el juego de tira y afloja? ¿Disfrutas rechazarme y humillarme o...?
- ¿Qué? No, no Josephine. – Su ceño se frunció profundamente –. No te lo tomes así, es que...
- ¿Es que, qué?
- También quería que te quedaras así – aparté mi mirada, incómoda, y lo escuché soltar una ricita mezclada con un suspiro -. Pero, como siempre pasa entre nosotros, las condiciones no son... exactamente adecuadas.
<< ¿Condiciones adecuadas? ¿Qué carajo significaba eso?... Y ¿Por qué mierda siempre habla como un viejo? >>
- Las condiciones no son adecuadas... ¿Y soy yo lo que no es adecuado? – noté que contuvo en revolear sus ojos.
- ¿Por qué siempre transversas mis palabras? – se quejó -. No, no es sobre eso.
- ¿Y entonces? Al grano, Felix, de una maldita vez por todas.
Me sentía bastante alterada. Ya no podía lidiar con él diciéndome que sí, para luego encontrar una excusa, cualquiera, para volver a dejarme tirada. Ya lo sabe. Sabe lo que quiero, estoy segura de que él también, ¿Y entonces? Odiaba que se enfrascara en complicar todo, una y otra vez.
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El último verano - PAUSADA -
Teen FictionJosephine Anderson, tenía que lidiar con ciertas cosas aquel último verano que viviría en su país de nacimiento antes de irse a estudiar a la Universidad: El repentino divorcio de sus padres, del cual solo ella sabía y no encontraba una explicación...