Entré a mi habitación y miré algo desorientada y confundida a la pared frente a mí, recostando mi peso sobre la puerta cerrada a mis espaldas.
¿Qué acababa de suceder? Mi cerebro no era capaz de terminar de comprender algo al respecto.
Solté un suspiro y caminé hacia la cama de Kate, tirando mi mochila a un costado y dejando caer mi espalda en el colchón. Miré al techo un segundo, con mis brazos bajo mi cabeza, y cuando sentí una presencia a mi lado, observándome fijamente, moví mi rostro y me encontré con las caras confundidas de Kate y Carly. Ambas estaban sentadas en la cama de la pelirroja y me miraban con cejas enarcadas.
Suspiré profundamente.
- Y... ¿Qué sucedió? – fue Kate quien se atrevió a hablar primero. Encogí mis hombros en respuesta.
- Te fuiste a pasar la noche con él, ¿Y piensas dejarnos sin detalles? – Carly sonaba ofendida.
Por primera vez, en lo que iba de mucho tiempo, pensé que todo aquello que estaba sucediendo entre Felix y yo debería quedar así. No quería contarle detalles ni a mi hermana, ni a Carly, aunque eso sonara raro. Quería que fuera algo mío, algo de él. No quería que nadie más que nosotros supiera exactamente lo que estaba pasando.
Dentro de no mucho tiempo tendría que aprender a lidiar con mis problemas por mi cuenta, cuando me fuera a Italia no tendría a ninguna de las dos allí, no tendría a nadie allí, que me ayudara o me consolara o me diera consejos. Necesitaba aprender a resolver y contenerme a mí misma de una vez por todas. No podía tener esa dependencia de contarle mis sentimientos o situaciones vividas a alguien para que me ayudase a solucionarlos o entenderlos.
Suspiré pesadamente y miré al techo.
- No sucedió nada en particular, simplemente lo común – las notaba de reojo mirarme expectantes -. Ya saben, nos besamos, hablamos, dormimos, recorrimos un poco la ciudad y quedamos en vernos esta noche.
- ¿Pero llegaron a un acuerdo? – miré confundida a Carly, me observaba como si fuera algo obvio -. ¿Han aclarado que hay entre ustedes, o...?
- Ah – bufé, negando con la cabeza de forma irónica -. No, para nada. O bueno... - lo dudé un segundo -, pues no somos nada en particular. Solo estamos...
- ¿Viendo que sucede? – dijo Kate.
- Sí, algo así – me senté -. Además, ¿Qué más podría esperar de Felix?
- Bueno, yo lo veo bastante comprometido contigo – Kate encogió sus hombros -. Bueno, ambos. No has estado con nadie más además de él, y a él no lo he visto con ninguna chica.
- Ese no es el punto – mordí mi labio -. Me refiero a que puedo esperar de alguien, de cualquiera en sí.
Ambas me observaron extrañadas. Sentí que mi corazón pesaba un millón de toneladas.
- ¿A qué te refieres?
- A que... - me costó encontrar las palabras –, las relaciones son complicadas, la gente se involucra y sale lastimada, te engañan, te abandonan, te dejan de amar, es horrible. ¿Por qué los humanos nos enfrascamos en buscar a alguien con el cual pasar el resto de nuestra vida? ¡No necesitamos a nadie más que nosotros! – sonaba como una desquiciada, y en cierto punto me sentía de esa forma. Bufé sarcástica -. Y si no me creen solo miren lo que sucedió con...
Por suerte, fui lo suficientemente inteligente como para cerrar mi bocaza en el momento que me di cuenta que estaba hablando de más.
Las expresiones en el rostro de ambas chicas eran de completo asombro y desconcierto, y las entendía, porque en cierto punto empecé a hablar sin coherencia. No entendía lo que estaba sucediendo dentro de mi cabeza, o como controlar la forma en la que me sentía, pero al parecer, cada uno de los sentimientos a mí alrededor me afectaban de una forma tan intensa que no podía lidiar con ellos, no sabía cómo afrontar con la forma en la que me sentía.
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El último verano - PAUSADA -
Teen FictionJosephine Anderson, tenía que lidiar con ciertas cosas aquel último verano que viviría en su país de nacimiento antes de irse a estudiar a la Universidad: El repentino divorcio de sus padres, del cual solo ella sabía y no encontraba una explicación...