O C H O

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Mamá me observaba seriamente, con los brazos cruzados sobre su pecho y su pie repiqueteando la madera del piso. Di un paso adelante y tragué saliva, con los ojos de todos los presentes posados en mí.

- ¿Por qué yo? – pregunté, intentando ganar un poco de tiempo para recapacitar correctamente lo que iba a decirle. Mamá rio un poco por lo bajo.

- Porque de todos mis hijos tú eres a la que más se le nota cuando está mintiendo. – me contestó.

Esa mujer era inteligente, ella sabía los puntos débiles de cada uno de sus tres hijos y no dudaba en estrangularlos para obtener la información necesaria en un caso serio, como lo era aquel en ese momento.

Había decidido meterse conmigo porque sabía que yo odiaba la mentira, porque jamás, ni de niña, se me dio bien engañar sobre algún tema u ocultarlo, y porque sabía que lo único que hacía la mentira en nuestras vidas era romper relaciones, separar amistades y más que nada decepcionar a las personas.

Pero en ese momento no podía echarme hacia atrás, no quería que mamá se enterara de verdad lo que había ocurrido. No quería que fuera un tema del cual tener que afrontarlo, y sabía que eso estaba mal, pero era mi decisión vivir con ello por mi cuenta y superarlo a mí manera.

Además, no quería pasar las vacaciones castigada o con salidas restringidas. Así que, como pude, llené de aire mis pulmones y mi cerebro ideó una idea de forma rápida.

- Fuimos a la casa de Felix – solté, intentando estar tranquila. Suspiré pesadamente -. Él estuvo en casa, es amigo de Craig – miré a mi hermano, quien asintió con la cabeza, mamá me observaba con los ojos entrecerrados -. Hizo una pequeña reunión en su casa, con otros amigos. Fuimos caminando porque vive en la antigua casa de los Morton, aquí cerca.

- ¿Y por qué no me pidieron permiso en vez de irse sin avisar nada, si solamente era una reunión aquí cerca?

- Es que fue algo improvisto – Kate dio un paso para colocarse a mi lado -. Felix nos invitó por mensaje ya cuando ustedes estaban dormidos, y sabíamos que si te despertábamos para pedirte permiso de ir a una fiesta, te enojarías y dirías que no.

- Ya sabes cómo eres cuando te despiertan, ma – Craig bromeó, un poco tenso. Sentía que mis manos sudaban, al igual que mi nuca -. Nada malo sucedió. Además las acompañé yo y allí estuvieron solamente gente que yo conozco.

Mamá nos escrutó con la mirada a cada uno. Me quedé seria, y completamente callada, con cada segundo que pasaba sentía que otro músculo de mi cuerpo se tensaba. Aun no podía creer haber dicho aquella mentira sin titubear o apartar la mirada de su rostro o sin que mi rostro sudase a mares.

Miré a Carly sobre mis hombros unos segundos, estaba seria y miraba al piso, con el ceño un poco fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, manteniendo la distancia entre ella y Craig. Sabía que después de la pelea que habían tenido iba a ser muy difícil estar en un mismo lugar con ambos dentro de una habitación. A Carly no se le pasaría rápido el enojo, y mi hermano era muy orgulloso como para intentar disculparse.

Mi madre suspiró y pasó una mano por su rostro cansado. Suspiré internamente, cuando ella hacía eso significaba que todo estaba relativamente bien, lo cual era diez veces mejor a que esté todo relativamente mal.

- La próxima vez me avisan, no importa la hora que sea o lo que esté haciendo, ¿Entendido? – los cuatro asentimos, mamá nos miró a Carly, Kate y a mí, seria y con los ojos un poco preocupados -. Las cosas son complicadas hoy en día, ustedes lo saben. Me genera rabia decir que no pueden andar solas por la calle, pero es la verdad, si se cruzan con un amigo que conozcan y confían pídanles que las acompañe, vayan con Craig, avisen a dónde van y con quién, porque me partiría el alma alguna vez tener que recurrir a los noticieros con una foto suya en mis manos, ¿Entendieron las tres?

El último verano - PAUSADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora