Cuando llegamos a la discoteca ¨Royalties¨, que según Becca era de las más exclusivas de toda Santa Mónica, me bajé de la minivan siguiendo a Carly a paso lento y desganado. La verdad era que todo lo bien que me sentí luego de mi encuentro con Becca en los baños, había desaparecido de mi organismo en el momento en que Felix le rodeó la cintura con un brazo, y la abrazó, cuando todos salimos y nos estábamos dividiendo en los autos.
Él le sonreía como yo no le había visto sonreír a nadie. Y juro que no lo entendía, ¿Cómo esa chica podría siquiera caerle bien? Estaba segura de que había mucha historia más entre ellos, de la cual yo no sabía nada y seguramente nunca lo haría, pero no comprendía como si quiera ella podía haber llegado a ser su novia por casi dos años.
Felix y Becca eran como el agua y el aceite, ¿Por qué habían decidido empezar una relación entonces?
<< ¿Quizás porque no son tan diferentes y tú estás idealizando de sobremanera a Felix Ryder? Si tenemos que ser sinceras, Jo, no lo conoces, en absoluto. ¡Sigue adelante! ¡Supéralo, niña, que ya es hora!>>
Aparté todos los pensamientos negativos de mi cabeza – no en realidad – y decidí que esa noche intentaría pasarla bien. No dejaría que Becca me arruinase una salida con mis amigos, incluso a pesar de que era por su cumpleaños. ¿Quería a Felix? Bien, era todo suyo, no me importaba demasiado, y no era tan inmadura como para armar una guerra campal por un pene.
<< Bueno, pero es el pene de Felix...>>
Callé la vocecita insoportable de mi cabeza. ¿Qué demonios sucedía que al parecer en la vida de todas las mujeres el problema principal era simplemente un hombre? ¿Por qué idealizaban que nuestros problemas se centraban en ellos y en que nos presten atención? ¿O... pelearnos con otras chicas por ellos? ¡Ja! Lamento informarle al mundo que, normalmente, a las mujeres no nos molesta compartir – si el chico no es de suma importancia, como un ex que fue muy importante o algo -, y es más, parece que les da miedo saber que nosotras disfrutamos del sexo tanto como ellos.
<< Uy sí, cuanto disfrutas tú que ni siquiera lo hiciste>>
La fila gigante, que abarcaba casi toda la calle y media más, junto a un costado de la puerta principal me preocupó, pero, claramente, Becca se acercó al guardia de seguridad y le dijo algo, este habló por el auricular en su cuello y pronto un hombre de cabello gris, con traje blanco de etiqueta y un iPad rosado en la mano apareció a los pocos minutos.
El tipo le sonrió de oreja a oreja a la cumpleañera y le clavó un feliz y sonoro beso en ambas mejillas. Yo me mantuve atrás de todos, algo ajena a lo que sucedía pero escuchando de todas maneras.
- ¡Becs, muñeca, que bueno es volver a verte! Estás tan hermosa como siempre, cariño. – su acento me hizo saber que no era de por allí, quizás australiano.
- Anggelo, siempre es bueno verte – le dijo ella con una sonrisa sincera -. Por suerte que andabas por la ciudad, porque de verdad quería verte en mi cumpleaños.
- ¡Eres suertuda! Mañana por la noche vuelo de vuelta a Sídney, así que me tendrás aquí exclusivamente para ti, niña bonita.
Al nombrar la capital de Nueva Gales del Sur, una de las ciudades más grandes y hermosas de Australia, supe que estaba en lo cierto.
Anggelo agitó la mano de forma emocionada y dijo.
- No perdamos el tiempo y entremos, tu reservado está listo – le extendió el iPad al guardia y le dijo -. Revisa si sus nombres están aquí y déjalos entrar.
Becca enarcó una ceja en forma irónica en el momento en que el guardia estuvo a punto de preguntarle su nombre. El rostro del gigantón se ablandó un poco y le sonrió apenas en forma de disculpa.
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El último verano - PAUSADA -
Teen FictionJosephine Anderson, tenía que lidiar con ciertas cosas aquel último verano que viviría en su país de nacimiento antes de irse a estudiar a la Universidad: El repentino divorcio de sus padres, del cual solo ella sabía y no encontraba una explicación...