« Solo había sido una noche, una en que dos desconocidos se volvieron uno. Ellos no lo sabían pero, el destinó tenia un As bajo la manga.
Han pasado cuatro años desde aquella fría y apasionada noche, ninguno estaba preparado para ese inesperado reen...
-Los dejaré a solas, permiso.-habló la mayor después de que se formará un largo silencio.
Entró nuevamente al hogar y cerró la puerta tras de si.
Los jóvenes aún seguían mirándose a los ojos.
-Mi amor...
Dijo Jimin yendo hasta ella. La alzó haciendo que Rose lo abrazará por él cuello sosteniéndose de su nuca.
Éste no dejó ni que lo saludará y la atacó con dulces y profundos besos.
Sintió la cálida y tímida lengua de ella bailando con la suya. La abrazó un poco más fuerte por la cintura profundizando el besó.
Se separaron lentamente.
-Te extrañé tanto, mi vida.-volvió a decir él.-No podía conciliar el sueño pensando en ti, en nuestros hijos.-Rose sólo escuchaba atenta.-Ay, pequeña, me hiciste mucha falta.-le acarició la mejilla y luego la pequeña y notoria barriga con amor.-Te miras hermosa, mi vida. Las extrañé tanto.
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-Perdonadme. Perdonadme por favor, no quise... L-lo lamentó tanto.-se le quebró la voz al último.-Debí de... Escucharte, yo no...
-No te disculpes. Ya no es necesario, te tengo aquí, conmigo.-le acarició la mejilla dulcemente.-Te amo. Te amo como no tienes idea.
-Te amo Jimin. Te he amado siempre, todos estos años... Nunca pude olvidarme de ti.-le decía con ojos brillosos.-Eres él único hombre que he amado en la vida. Lo juró.
-Te creó, princesa. Te creó.-la dejó tocar él suelo y le acuno el rostro. Sus mejillas pasaron de rosa pálido a uno más fuerte.-¿Podria éste bruto imbécil volver a reconstruir tu corazón roto?
-Sólo tú podrías curarlo, bobo.-sonrió tiernamente.
El chico acercó sus rostros haciendo que la respiración de ambos se mezclarán.
-Soy tuyo, como tú eres solamente mía.-le acarició la mejilla con su nariz haciendo que ella riera bajo.
-Eres mío, Park Jimin. Mí hombre, de nadie más.
-Tuyo por la eternidad.
La abrazó nuevamente sintiendo el calor y vientre que se asomaba entre las ropas femeninas. Rose se escondió en su abrigo sintiéndose protegida y cálida.
Estuvieron así, hasta que sintieron una voz extra a lo lejos.
-¡Ya besarla, hyung idiota!
Ambos levantaron la mirada encontrándose con otro chico asomado por la ventana del segundo piso.
