Capítulo 27.- Arrepentimientos

36.2K 1.1K 480
                                    

El viento provocaba un ligero silbido al chocar con las hojas, el bosque estaba oscureciendo por la hora, o tal vez fuera la atmosfera tan tensa que se vivía en esos momentos. Luck seguía ahí parado a unos cuantos pasos míos sin moverse y sin dejar de verme con los ojos muy abiertos. Sentía mi estómago completamente revuelto, tenía nauseas, y la cabeza no paraba de darme vueltas, en cualquier momento iría a vomitar, podía sentir mis propias uñas clavadas en mis manos por la fuerza que ejercía al hacer puños, mis piernas no se movían de donde estaban pero al mismo tiempo no paraba de temblar, un frío perturbador envolvía todo mi cuerpo que congelaba hasta mis huesos, pero a la vez un calor tan intenso como el fuego salía de mí haciéndome explotar de la ira. Los ojos comenzaron a arderme provocando que tuviera que pestañar para que esa sensación se esfumara, al cerrar los ojos sentí como otra lágrima quería escapar pero se quedó tambaleante en mis pestañas inferiores haciendo que mi mirada brillara de una manera triste y desesperada.

-Acaso no piensas decir nada – un hilo de voz salió por mi boca – Ni siquiera vas a ser lo suficiente hombre para tratar de defenderte – aunque no quisiera que fuera así mi voz sonaba como súplica – Luck te estoy hablando, debes de darme una explicación, simplemente di algo. Por lo que más quieras habla y no te quedes callado.

La lágrima que tenía atrapada por fin salió recorriendo mi mejilla hasta llegar a mi boca, pude sentir el sabor salado de la gota, alcé mi mano como reflejo y me froté la cara muy lento para limpiármela mientras seguía hablando.

-Yo confié en ti, yo… – me toqué el pecho para tratar de calmar los latidos de mi corazón que me estaban matando – … yo estaba dispuesto a todo por ti, lo daba todo por ti. Yo te amaba – mi voz se quebró al decirlo, mi aliento salía como si la vida se me escapara en el – Sabes, tuve un estúpida ilusión, aquí – comencé a golpearme la cabeza con el dedo – Aquí, en mi torpe cabeza, pensé que algún día podríamos ser felices, sin ocultarnos y hacer todo lo que las parejas hacen sin miedo, por un tiempo pensé que podría ser normal, enamorándome de otro hombre, solo… por un momento imaginé una vida contigo, una vida feliz – mi dedo tembló al señalarlo – pero era todo una maldita mentira ¿Verdad?… ¿!Verdad?!

Me alejé varios pasos hasta que mi espalda chocó con el árbol que tenía atrás mío, me recosté en el y me senté muy lento sin dejar de apoyarme, al estar en el suelo miré mis manos y vi las marcas que mi uñas habían dejado, pasé un dedo sobre las heridas, en ese momento no sentía el dolor, pero sabía que después comenzarían a arderme, alcé la vista al cielo y una hoja seca cayó en mi rostro, moví la cara para retirarme aquella hoja y reí sin entusiasmo al notar lo ridículo que me vería en ese momento, luego lo vi a él, que aún mantenía la misma posición, totalmente inmóvil como si estuviera congelado, el muy cobarde no hacía absolutamente nada.

-Sabes – seguí hablando pero mi voz ahora eran susurros – Cuando cantaste esa canción, esa perfecta canción con tu perfecta voz, me di cuenta que tenía toda la suerte del mundo, el chico más guapo del lugar se ha enamorado de mí pensé, se ha enamorado – me señalé – de mí. Todo era como un sueño, un mágico y hermoso sueño – comencé a gimotear – Era demasiado bueno para ser cierto – mire nuevamente mis manos – que tonto fui, un chico como tú fijándose en alguien como yo, tenía que ser una trampa – lo volví a ver aguantando las ganas de llorar a mares – como no me di cuenta antes.

-Yo… – Luck por fin iba a decir algo, pero lo detuve con mi voz, empecé a cantar.

-Algo tímido era hasta que llegué a ti – comencé a cantar aunque mi voz se quebraba con cada palabra – no puedo manifestar que es esto de aquí. Mi corazón puedes hacer latir pero tengo miedo de ti, tan rebelde eres que miedo me da el que me puedas lastimar – sentí una lágrima más caer mientras seguía cantando – Lo siento, yo soy así. Quiéreme por lo que soy – mi voz se transformó en un llanto ahogado – No me podrás cambiar y si en verdad te importo o me aceptas o vete.

MPO - ReeditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora