Capítulo 12.- La extraña

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Continuamos mirándonos a los ojos durante unos segundos, yo ya estaba alistándome para recibir el primer golpe, pude sentir la mirada de Paty y Livia en mi espalda esperando para ver lo que sucedería. Tenía mucho miedo, por la cara que él ponía, pero traté de disimularlo lo mejor que me salía. Se acercó a mí lentamente y agarró mi hombro de la misma manera que yo hice con el suyo, me apretó un poco fuerte, pude sentir como mi pulso se aceleraba, las rodillas empezaron a temblarme levemente. Él sonrió.

-Eso lo sé – vocalizó cada palabra y se acercó un poco más a mí – que comience el juego.

Temí un poco por estas palabras pero no lo demostré, lancé una mirada fría y seca para que notara que estaba preparado.

Me soltó el hombro y comenzó a sacudirlo con palmadas, como si tuviera polvo encima o algo parecido, tal vez lo hizo para que las chicas no sospecharan nada, o simplemente lo hizo porque tenía polvo encima, a estas alturas ya no estaba seguro de nada. Terminó dándome un pequeño empujón para apartarme del camino. Se dirigió a Livia, le dio un beso en la mejilla muy cordial y luego le hablo con una voz muy tierna, una voz que nunca pensé escuchársela.

-Soy un imbécil – le agarró la mano – Perdóname. Eres mi mejor amiga y lo último que quiero es hacerte daño – se abrazaron.

Parecía sincero cuando le dijo. Por lo menos me había asegurado de que nunca más la haría llorar de esa forma. Luego del abrazo Livia se secó las lágrimas de los ojos mientras Paty se subía al auto ignorando la escena. Yo me quedé quieto a pocos metros de ellos, no quería interrumpir. Pude nota que mientras él hablaba con Livia de reojo me miraba por un tiempo, como asegurándose de que no escapara. Así que fui caminando y alejándome para poder dejarlos solos.

-Muchas gracias – Livia terminó su conversación y estaba mirándome.

-No hay problema – respondí mientras me alejaba.

Me quedé quieto acordándome de cual era el segundo motivo por el que me acerqué a la cochera.

-¿Livia tienes mi escultura?-

-¿Tu escultura? No, no la tengo – negó – Puede que el conserje se lo haya llevado al momento de limpiar.

Asentí con la cabeza y luego vi como se metían al auto. Antes que Luck se metiera noté que me decía algo en voz baja y que sonreía, no pude escucharlo por lo lejos que estaba, pero por el movimiento de sus labios me pareció que fue un gracias, o por lo menos eso quise creer. Después él se metió al auto antes dándole un vistazo al golpe que este tenía en la puerta, cerró dando un fuerte golpe y arrancó el motor.  Mientras me alejaba me puse a pensar en las palabras que dije y las consecuencias que tendría, fui un poco irresponsable, me ganó la cólera al momento de hablar y no tenía ni idea de donde me salió el coraje para responderle de tal forma. Seguía caminando cando una gota de lluvia cayó en la punta de mi nariz. Sería mejor que regrese rápido a mi auto antes de que empeore y termine empapado. Vislumbré a Rafael a lo lejos quien seguía esperándome fuera del coche, apresuré el paso hasta llegar a él, que se encontraba un poco atareado por lo sucedido, Cuando me acerqué para hablar con él, el auto de Luck pasó velozmente por mi costado, demasiado cerca de mí, tanto que por un poco me atropella. Lo insulté mentalmente y tosí un poco por el humo que dejo al paso, en ese momento me di cuenta que él quería guerra, así que no había forma que me hubiera dicho gracias hace un momento. Me quedé con la intriga de cuales habrían sido sus palabras.

-¿Estas bien? – Rafael estaba preocupado por lo sucedido.

-Perdón – me disculpé ignorando su pregunta– Me había olvidado algo en el aula, pero ya todo está listo.

-No te preocupes – abrió la puerta del coche - ¿Pero te encuentras bien? El auto pasó muy cerca de ti.

-No te preocupes, es Luck, le gusta molestar, pero él nunca me haría daño – no estaba completamente seguro de eso.

MPO - ReeditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora