Capítulo 1.- Los tres holas

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 Mientras me miraba al espejo y trataba de acomodarme el cabello con todo el gel posible, me daba cuenta de que hoy era un día de esos, en lo que no importa lo que hagas siempre te verás mal. Desistí de tratar de peinármelo y me puse un gorro de lana encima, por lo menos eso hace que mis facciones faciales mejoren, o por lo menos eso pensaba.

Estaba más que nervioso, hoy comenzaba un nuevo ciclo en mi vida y había decidido vivir sin problemas ni complicaciones. Era el primer día de clases en la Classt Hihg School, la escuela para adinerados de la ciudad. Un lugar en el que estaría perdido, y no precisamente por no ser adinerado, porque la verdad es que de eso no puedo quejar. Bueno, mi familia lo es y aún mejor que todo el dinero es nuestro apellido, Krariffkaz; uno de los apellidos más importantes del país... Y uno de los más complicados de pronunciar dicho sea de paso, lo que le da un estatus más elevado según mi padre. 

¡¿En qué mundo estamos?!

- Joven Braul, -  Galdi, mi nana, se asomó por la puerta. Hoy traía un nuevo corte y lo estaba luciendo como para que le dijera algo - el desayuno ya está listo y el auto también.

No tenía mucho tiempo y aún no terminaba de alistarme - Gracias Galdi, enseguida bajo, - Le dije mientras me ponía el chaleco a toda prisa –Por cierto ese corte te queda muy bien.

- Gracias Joven - Respondió con una sonrisa tímida.

Me di una última mirada al espejo y no pude evitar hacer una mueca de fastidio al darme cuenta que hoy de todas maneras era un día de esos donde me veía muy mal. Salí rápidamente de mi habitación y corrí todo el pasillo hasta bajar las escaleras, en ese momento odié que nuestra casona fuera muy antigua y que no tuviera un ascensor como cualquier casa moderna. 

Al llegar al último escalón pude ver que el nuevo chófer ya estaba esperando en la puerta del auto. No lo había visto hasta ese momento por lo que me quedé observándolo más de lo que una persona normal haría. Al instante sentí cómo me ruborizaba cuando él levantó la cabeza y se dio cuenta. Así que de inmediato cambié la dirección de mi mirada a la mesa, donde estaban mis tostadas y mi jugo de naranja esperándome, me acerqué lo más rápido que pude y tomé el jugo de un solo trago.

- Cuidado se atore joven - me dijo mi nana muy preocupada; yo solo atiné a sonreír, la verdad es que no tenía mucho tiempo para pensar en eso, ya estaba muy tarde y lo último que quería era no poder entrar a mi primer día de clases.

Ni bien terminé de devorar todo lo que estaba en la mesa, me acerqué a Galdi y le di el abrazo más fuerte que pude para que ya quitara la cara de preocupación que tenía. Salí de casa casi sin aire de tanto correr y dando unos pequeños tumbos con cada paso. Al llegar donde el chofe le mostré una sonrisa para que se diera cuenta que no tenía vergüenza del cruce de miradas de hace un momento.

- Necesito llegar a la escuela lo más pronto posible por favor, estoy muy tarde. - Le dije con autoridad, pero mostrando mi lado amable al mismo tiempo - Gracias.

Por más que intenté no pude esconder mi cara de asombro al darme cuenta de que era muy guapo para ser un "simple chófer". Tal vez simple no era la palabra adecuada; pero fue lo primero que vino en mi mente en ese momento. Puede que eso sea un poco culpa mía por vivir en una burbuja.

Él no dijo nada, solo asintió con la cabeza. Era demasiado serio. 

Traté de no prestarle atención todo el camino, en vez de eso me la pasé mirando al cielo. Hoy hacia un buen día, el cielo estaba más azul que nunca y las nubes parecían algodones; era un cielo de revista.

Mientras mi mirada se encontraba perdida por el camino noté que ahí estaba él. Luck, El chico que me gustaba desde que tenía uso de memoria. Y estaba con el mismo uniforme que yo, al parecer iremos al mismo colegio pensé. Jamás había hablado con él, estaba más guapo que nunca, se había dejado crecer un poco el cabello, y parecía que hubiera hecho ejercicio todo el verano. Mientras caminaba el viento removía su cabellera castaña y la luz del sol hacía que se notaran las perfectas facciones puntiagudas que tenía su rostro.

MPO - ReeditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora