Capítulo 33 (Perspectiva de ________)

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Tomé una bocanada de aire;

No sabía que hacer y seguramente tenía una mala facha, la cara completamente roja y los ojos hinchados.

Recordé a dónde se hospedaba Alejandro, talvez iría en busca de su ayuda.

Entre y le pregunté a la recepcionista.

-Alejandro Abad.

Pareció entenderme y guardó completo silencio.

-Habitación 47, piso número 5.

-Gracias.

Marqué el número en el elevador, me llevó hasta el piso 5 y busqué la habitación número 47.

Finalmente la encontré y toqué 3 veces.

Me abrió la puerta, y ahí estaba él, con pijama, cubriéndose los ojos.

Me aferré a él como sí no quisiera que se fuera.

-¿Qué?.

Suspiré, estaba decidida a contárselo; digo, después de que había llegado a su casa a las 11:00 pm a despertarlo, por lo menos merecía una explicación.

Me invitó a pasar y cerró la puerta detrás de mí.

-¿Qué paso?.

solté un gran suspiro.

él se dirigió a la cama y se recostó cubriéndo sus ojos.

-Tuve una ligera pelea con Rubén.

-¿Tan ligera cómo para qué hayas venido hasta acá?

-No sé, no quiero verlo por ahora... ¿te molesta que éste aquí?.

-No, para nada, puedes quedarte mon chéri.

-Eso no es todo...

-¿Qué?.

-Necesito un pase para viajar a España... ¿Podrías...?

-Claro, yo te lo pago.-rió.

Sonreí y me dormí junto a él; al final de todo ya sentía un poco de tranquilidad.

Al despertar, por la mañana; noté que Alejandro se estaba cambiando, cerré los ojos de nuevo por privacidad.

-¿Lista para irnos?.

-Sí.

contesté más segura que nunca; pensé en lo que había pasado ayer, y realmente no quería saber mi futuro en ese momento, no quería saber nada de Rubén.

Él cargó mis maletas, tomamos un taxi hacía la estación y finalmente abordamos un tren hacía España.

El viaje había sido largo, muy largo, llegué con el trasero adolorido, después tomé otro taxi a mi casa, las luces de la casa de Mangel estaban apagadas, así que supuse que ni siquiera Ruben se había preocupado en venir a España.

-Alejandro, gracias.

-De nada, no te preocupes.-sonrió.

Se dió la vuelta y estaba a punto de irse.

-Alejandro.

-¿Sí?.

-¿Quieres pasar a tomar un té?, ¿o algo?.

-Está bien.

Pasamos.

Calenté agua para hacer té y nos serví a ambos en tazas.

-Creo que regresaré a París mañana mismo.-Dijo mientras se pasaba una mano por el cabello.

-Tienes que saludarme a mis padres.

-Con gusto... ¿No has pensado en regresar a París?.

-No, no lo he pensado, España me agrada mucho, la verdad.

-Oh... ¿Recuerdas cuando íbamos al Museo de Louvre?.

reí.

-Tú querías tocar a la mona lisa, dijiste que nadie se daría cuenta y en menos de un segundo todos los guardias del museo estaban detrás de ti.

-Creo que estoy betado.

se carcajeó.

-Deberíamos volver alguna vez.

-Como amigos.-intervení.

-Jamas hemos sido amigos, mon chéri.

Tomó un poco de su té.

Se acercó a mí, yo lo miré fijamente y me besó.

Ya no sentía nada respecto a ese beso, nada.

Tú no me quieres. (elrubiusomg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora