George, no estás sólo. [Completa]

Epílogo.

Los cinco Weasleys se detuvieron frente a la barrera que los llevaría a la plataforma 9 3/4, apenas cruzaron sus dos primeros hijos, Charlotte y Fred desaparecieron al instante corriendo hacia el tren sin siquiera despedirse a lo que Cassie, su madre, frunció el ceño molesta.

––Volverán, ya lo verás. ––La consuela George con orgullo, mirando las consecuencias de sus primogénitos que acababan de partir. Incluso habían volteado el carrito de una persona que refunfuñaba y soltó una carcajada. ––Tal vez no.

Se escuchó un pequeño gemido parecido a un balbuceo y ambos miran a su hija pequeña, era muy diferente al resto, tenía el cabello castaño claro y los ojos cafés. Samantha miraba a sus padres con aprensión y Cassie le sonríe dándole ánimos.

––¿Estás nerviosa? ––Pregunta con normalidad. ––Es normal estarlo, pero descuida. Sea cual sea la casa en la que quedes te vamos a querer igual.

––Solo tienes que ser una leona. ––Complementa George con seriedad. ––O te voy a desheredar. ––Ante la mirada severa de Cassie ensancha una sonrisa. ––Es broma, Sam. Mientras no sea Slytherin todo estará bien. ––Sam abre la boca aún más asustada que antes y se apega a su madre en busca de consuelo. Está vez George frunce el ceño. ––Va, si quieres ser una serpiente...

––No quiero. ––De pronto saca voz enojada. ––Pero Charlotte es hufflepuff y no le hicieron tanto escándalo. Es más. ––De pronto sonríe divertida. ––Escuché a Teddy reírse por horas.

––Tu hermana tuvo suerte. ––Está vez Cassie golpea el hombro de George con fuerza y Sam vuelve a reír divertida. ––Miren, ahí están.

Los tres Weasleys voltearon. Entre la niebla que cubría la plataforma observaron una silueta que corría directo al tren, a pesar de no poder ver de manera correcta supieron que se trataba de James Sirius Potter. Luego de un par de segundos de entre los vapores distinguieron cuatro siluetas que se le acercaban y Sam suspiró aliviada saludando a Albus con la mano. Albus Severus Potter es la réplica exacta de Harry a los once años, solo que mejor cuidado y no tan delgado como lo era su padre. Pero su cabello azabache rebelde y sus ojos verdes parecían producto de una Maldición Gemino. Se saludaron y entablaron conversación hasta la llegada de Ron y Hermione junto a sus hijos Rose y Hugo. La primogénita Granger-Weasley ya llevaba la túnica puesta y les sonreía a sus dos primos.

––Ah Rosie. ––Dice Ron mirándola. ––Sin presiones, pero si no quedas en Gryffindor te desheredo.

Lily y Hugo rieron, Albus, Rose y Sam intercambiaron miradas circunspectas.

––Igual a George. ––Regaña Cassie. Hermione y Ginny replicaron de igual forma. Pero Ron no les hacía caso, miraba un punto fijo en la niebla y todos lo hacen. Cassie mira de reojo a George quien fruncía el ceño y se acercaba a Sam para tomarla de los hombros con autoridad.

––Ah con que ese es el pequeño Scorpius. ––Dice Ron y voltea a su hija. ––Quiero que le ganes en todas las materias Rosie, qué bueno que has heredado la inteligencia de tu madre.

Draco Malfoy estaba en la estación con su hijo y su esposa Astoria, llevaba un abrigo negro abotonado hasta el cuello y largo. Scorpius era la réplica exacta de él. Salvo que a se veía más amable que su padre a la edad de once años. Al notar las múltiples miradas Draco los mira con cierto orgullo, sonríe a Cassie de manera invisible y al resto los saluda con un asentimiento seco de cabeza.

––No los enemistes Ron. ––Dice Hermione un tanto divertida. ––Ni han subido al tren.

––Si cierto, perdóname. ––Responde Ron, pero no pudo evitar añadir. ––Solo no te hagas demasiado amiga de él Rosie, el abuelo Weasley jamás te perdonaría si te casas con un sangre pura.

––Eso va para ti también Sammy. Es más, ni te hagas amiga de él. ––Añade George a lo que Samantha se suelta algo confundida.

––Pero Teddy se lleva bien con ellos!

––Teddy es especial.

Samantha parecía querer replicar pero en ese momento llegan James, Fred y Charlotte corriendo, se podía notar que tenían noticias.

––Hemos visto a Teddy!

––Teddy ha venido!

––Sí! Y estaba...

––Besándose...

––Con Victoire! –– termina James con los ojos muy abiertos. Ninguno de los adultos parecía sorprendido. ––Con Vic! Nuestra prima! Teddy es como de la familia!

––Es de la familia. ––Puntualiza Charlotte con orgullo.

––Sí, pero entonces Vic sería su prima. ––Dice Fred de pronto muy sorprendido y mira a sus padres. ––Qué asco!

––Le preguntamos que estaban haciendo... ––Continua James.

––Los interrumpieron? ––Exclama Ginny. ––Son igual a Ron.

––Nos ha dicho que ha venido a despedirse. Y luego nos echó. ––Charlotte parecía sentida por aquello pero luego sonríe. ––Oh, podrían casarse!

––Sí! ––Exclama Lily soñadora.

––Yo quiero llevar las flores. ––Añade Sam risueña.

––Hey. ––Ríe Cassie buscando a su ahijado por la niebla. ––No se apresuren. Aún son jóvenes.

––Ya son casi las once. ––Dice Harry divertido. ––Porque no van al tren.

Fred y Charlotte vuelven a salir corriendo pero Ginny retiene a James.

––Dale un beso a Neville de mi parte.

––Mamá! No le puedo dar un beso a un profesor! ––Exclama James nervioso mirando a donde sus primos se habían ido.

––Pero si lo conoces! Es el padrino de Lottie!

––Ya, Charlie puede si quiere. Además no puedo entrar al salón de herbología y darle un beso de tu parte. ––Pone los ojos en blanco y ansioso vuelve a mirar el tren. ––Adiós! ––Exclama y sale corriendo.

––Porque te miran todos así? ––Pregunta Albus a su padre, varias miradas iban dirigidas al gran héroe de la guerra. Incluso algunas a Cassie.

––No, me están mirando a mí. ––Dice Ron. ––Soy muy famoso.

Cassie se sintió algo vacía al despedirse de su pequeña hija y verla partir al tren junto a Albus. Ahora se quedarían solos sin escuchar las bromas de Fred, las locuras de Charlotte ni las ocurrencias de Sam lo que le produce algo de pena. George la rodea por la cintura mientras se despide con la mano de su hija y sobrinos quienes ya se habían ido a parar a un vagón y los miraban por la ventana sonrientes.

El último rastro de vapor se esfumó en el cielo otoñal cuando el tren dio una curva y todos se miraron reflejando la misma ansiedad en el rostro.

––Ya verán que les irá bien. ––Dice Ginny sonriéndole a su marido.

––Sí. ––Murmura este tocándose inconscientemente la cicatriz. Llevaba 19 años sin dolerle.

17 años sin ningún ataque de mortifagos indeseados.

Pensaban que todo estaba bien.

Pero que equivocados estaban.