Dile que no.

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Cassie, quien ha fingido por varios días y disimulado varias cosas, se le hace difícil no parecer asombrada por la declaración de Malfoy. Que inteligente. No se le habría ocurrido jamás. Lo matara cuando pueda. El muchacho luego se excusa de que debe irse, dejando a todos sumidos en un incómodo silencio.

-Antes de que digan algo. – Comienza a hablar mirando a cada uno de los presentes, salvo a George. – Quiero que sepan que no pienso tolerar ningún reproche, ni preguntas, ni nada. Me iré a la cama.

Dicho eso, subió las escaleras corriendo y se encerró en su cuarto con llave. No se asustó al ver a Malfoy esperándola. Conjura el encantamiento Muffliato y lo mira. – ¿Te has vuelto loco?

-No se me ocurrió nada más.

- ¿Qué haremos ahora? ¿Fingir que somos novios? ¿Cuánto va a durar? Y si... nos tenemos que casar...

- Wow Wow... No. No va a durar tanto. Y no creas que me hace mucha gracia tener que tomarte la mano o algo por el estilo.

- ¿Qué le diré a George? – Susurra con los ojos muy abiertos.

- ¿Eso es lo que te preocupa? Por favor Potter, lo superará.

- No quiero que lo haga.

- Ya está bien, no lo hará. – Pone sus ojos en blanco, se notaba algo irritado. – Dudo que alguien se haya tragado el cuento de que estamos saliendo. Nos van a vigilar. Esto es bastante molesto.

- Es porque no lo estamos.

- ¿Prefieres que sepan la verdad? Nos delatarían en 3 segundos y pum, adiós venganza. Sinceramente sería lo más cuerdo que hay que hacer. Sin embargo, tu preciado Weasley puede meterse entre miedo y termine muerto. ¿Quieres eso?

- N-no. – Cierra los ojos y le da la espalda. – Si quieres delatar su paradero. ¿Por qué no lo has hecho ya?

- No... no lo sé. Estoy aburrido. Ahora enfócate Potter, tendrás que fingir que estas muy enamorada de mí. A Weasley que lo parta un rayo... Daño colateral.

- A mí me importa. – Voltea a mirarlo con cierto enojo. – Y mucho... Pero tienes razón. Que me odie. Si muero, no sufrirá.

- No seas dramática. – regaña Malfoy arqueando las cejas.

- ¿A dónde iras?

- Por ahí, se de un hotel de lujo... Aunque muggle. – Se encoge de hombros y se da vuelta para acercarse a la ventana y salir por ella.

Cassie la cierra justo a tiempo, golpes en la puerta resuenan y trata de serenarse antes de abrir. Harry entra algo serio, se sienta en el suelo y la mira con las cejas arqueadas esperando que hable, pero no dice nada, solo lo mira.

- ¿Y?

- ¿Y qué?

- Me dirás lo que realmente sucede...

- Lo que escuchaste.

- No Cass, la verdad.

- Esa es la verdad Harry. – Su hermano asiente con la cabeza, claramente no le cree. Pero no dice nada al respecto. Solo la mira.

- ¿Y George?

Cassie abrió la boca, pero no alcanzo a decir nada, Ginny, Ron y George entraron por la puerta, al igual que Harry, sus caras pedían explicaciones. Ron por sobre el resto se veía muy enojado.

-Es cierto. – Dice el Azabache.

- COMO QUE ES CIERTO CASSIE, ¿ERES TONTA O QUE? ES UN MALDITO MORTIFAGO. – Grita Ron haciéndola retroceder unos pasos algo cohibida y al mismo tiempo enojada.

- No le hables así. – Le regaña George también molesto.

- ¿Acaso la piensas defender? – Exclama Ginny.

- Ya basta. – Suplico Cassie.

- Pensábamos que estabas loca, pero esto ya...

- Ron, para. – Dijo Harry mirando a su hermana. En el fondo sabía que ni él, ni George se lo creían. De todas formas, evitaba mirar al pelirrojo.

- ¿Qué le ves? – Continuo Ron.

Cassie no respondió. Tan solo se limitó a salir de la habitación y dirigirse a la de Teddy. Es una suerte que ese pequeño tenga una habitación grande solo para él. Con su cuna y una cama. Lo toma en brazos y lo acuesta a su lado respirando ese aroma de bebé que tanto le gusta. Y mirándolo a él y por la ventana, dando vueltas en la cama, pasaron las horas sin que lograra conciliar el sueño. Hasta que le dio hambre.



Baja las escaleras en silencio y va a la cocina a prepararse algo que comer. Disponiéndose a cortar unas cuantas rebanadas de pan de manera distraída siente unas manos en su cintura.

- ¿Qué haces? – Susurra una voz en el oído provocándole escalofríos por todo el cuerpo. Asustada se da vuelta rápidamente sujetando el cuchillo, pero el chico ríe disimuladamente y le quita el arma blanca atrayéndola aún más para sí.

- ¿Qué haces tú? – Susurra Cassie sin poder alejarse. Trata de retroceder, pero la tiene bien sujeta entre sus fuertes brazos. – George...

- No estas con Malfoy. – Sujeta su mentón suavemente. Subiendo su mirada hacia él. – Eres mentirosa.

Logra zafarse de a poco y retrocede unos cuantos pasos hasta chocar con el mesón de la cocina. Lo mira directamente a los ojos tratando de parecer convincente. – Es verdad.

-No lo creo. – George se acerca de manera rápida y antes de que pudiera hacer algo, la besa.

Cassie cierra los ojos sintiendo esos dulces labios por unos segundos. Aun separados, quedan muy juntos. Ella con las manos en su hombro y él sujetándole la cintura. Pero no puede hacer eso, se dice a si misma que tiene que irse e intenta hacerlo. Ni cuenta se ha dado de finas lágrimas que mojan sus mejillas.

- ¿Por qué justo ahora? – Susurra en una especie de sollozo. George simplemente se limita a mirarla, verla alejarse. Vuelve a repetirse que no, que tiene que decirle que no. Pero ahí está él, analizando cada uno de sus gestos, parecía decidido a perforarla con los ojos. Y la había besado... Y Cassie quiere más.

Corre hacia él y juntan sus labios con fuerza. De alguna forma George se las apaña para levantarla del suelo y ella lo ayuda rodeando su cintura con las piernas. Sin dejar de besarse la sienta sobre el mesón y acaricia cada centímetro de su espalda mientras Cassie se deleita con ese cabello de fuego. Con la respiración faltándoles se obligan a separarse e inhalar oxígeno. La chica baja las manos por esos tonificados y aun tensos brazos, jalarlo por la polera y volver a besarlo. No quería parar. No quería que terminara nunca. Pero la conversación de Malfoy se replica en su mente, exactamente la parte en la que George puede terminar muerto. Esta vez su estremecimiento es diferente, ahoga un grito en medio del beso obligándole al muchacho a alejarse.

- ¿Qué tienes?

- Yo no puedo George. – murmura negando varias veces con la cabeza. – Lo siento, pero no puedo. Ya no puedo.

Sin volver a mirarlo se aleja, sube las escaleras nuevamente y entra a la habitación de Teddy con la respiración agitada. Reprime varias lágrimas, no quiere despertar a su ahijado. Tan solo lo abraza con cuidado.

-Te prometo que no tendrás una vida tan de mierda como la mía. – murmura angustiada.

 – murmura angustiada

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George, no estás sólo.  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora