Número 12 Grimmauld Place.

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Como es sabido Sirius le ha dejado como herencia la antigua casa del número 12 de Grimmauld Place a Harry, la mejor noticia de todas fue que los cuadros pedantes que habitaban las paredes aceptaron mudarse a la casa de los Malfoys, según Walburga no podría dejar el recuerdo de su vida en manos de mestizos impuros buenos para nada. Fue un total alivio. En los días que transcurrían tras la guerra en un afán de distraerse y hacer algo, los hermanos Potter junto con Ron, Hermione, Ginny, Luna y Neville se han dedicado a limpiar la casa de los Black. O ahora de los Potter.

Esa tarde solo Ron y Hermione les hacían compañía, se encontraban sentados frente a la chimenea y reían mientras Harry le relataba lo sucedido con los Malfoy.

-Una gran responsabilidad. – opinó Hermione apoyada en los brazos de Ron. – Estas consciente de eso, ¿No Cassie?

-Claro que si. – responde ella poniéndose muy seria. – Ahora tendré que invitar a Draco a pasar conmigo la navidad. – resopla y se levanta para acariciar una escultura de una serpiente, no quisieron regalarla o botarla ya que a pesar de ser un símbolo de Slytherin es bastante bonito. - ¿Te imaginas eso, Harry? – pregunta dirigiéndose a su hermano mientras una sonrisa burlona se forma en su rostro. – Le diría a su padre: Oye Lucius, ¿Recuerdas nuestra batalla en el ministerio? – hace una pausa y luego imita la voz de un hombre. – "Oh si, claro que recuerdo, tu madrina es una gran hechicera mestiza Teddy." – Los demás rieron divertidos por su imitación.


Kreacher se aproxima trayendo consigo una bandeja de bollos con chocolate y cervezas de mantequilla, el elfo está muy agradecido con su amo Harry por permitirle volver a servir en su amado número 12 de Grimmauld Place, la réplica del relicario que había creado Regulus brillaba en el cuello de la criatura y además Harry le ha obsequiado varias reliquias valiosas que ha logrado recuperar de Mundungus. Tan agradecido ha quedado que les trajo un regalo el mismo, una elfina doméstica, la cual Cassie ha adoptado como suya. Su nombre es Poppis. Y es un encanto.

Los cuatro amigos se quedan en silencio alimentando sus cuerpos y observando el lugar con admiración y cansancio.

-El lugar está quedando de maravilla. – comenta Hermione limpiando su boca con una servilleta.

-Toca decorar mi pieza-dice Cassie.


La antigua habitación de Regulus sería el nuevo aposento de Cassie. Ya han decorado las paredes de un color celeste pastel y adornado con varios objetos muggles, como un gran espejo de marcos dorados y detalles de leones, una estantería con los libros obsequiados por Hermione y más adornos inservibles. Como nunca tuvo la oportunidad de tener una pieza por si sola esta está hecha a su gusto y gana, incluso aunque no combine. Luna su mejor amiga le obsequio varios talismanes para la buena suerte. Ahora solo faltaba ordenar sus pertenencias antiguas.


-Señorita Potter. – dice la elfina con su voz chillona. - ¿Doy vuelta su baúl?

Cassie asiente y Poppis da literalmente vuelta el baúl por el suelo. Todos volvieron a reír y Cassie se puso colorada al ver todas sus cosas desparramadas por el suelo.

Pero no solo eso, la verdad es que ella es una mujer poco común, no muy femenina en su actuar y se ve reflejado en que hace años que no vaciaba del todo la maleta por eso de ella salieron miles de pequeños dulces y juguetes que Fred y George habrían creado alguna vez juntos.

Oh-exclamo Cassio mirando a todos lados menos a Ron. – Se me había olvidado. – se acerca a ellos y los recoge jugando con las pequeñas pelotillas. Levanta la mirada por fin a su amigo y sonríe. – Recuerdan cuando los gemelos probaban sus productos y le salieron granos en sus traseros? – Harry y Hermione rieron, Ron esbozo una sonrisa. - ¿Y cuándo le pegaron a Malfoy? – esta vez el pelirrojo ríe.

-Se lo merecía.

-Traidor a la sangre. – dice Harry imitando la voz de Draco, todos vuelven a reír.

Comenzaron a relatar cómicas historias de los gemelos y sus artilugios, anécdotas dignas de contar a los nietos...pero Cassie ya no está prestando atención a ellos, observa como Poppis cuelga en el armario un hermoso y largo vestido de gala rojo y sonríe apenada mientras un recuerdo le viene a la mente.


Se encontraban en la sala común, Ron había sido rechazado por Fleur DeLacour y se quejaban de ello. Cassie por su parte se encontraba observando a George quien hacia demostraciones de dulces a un alumno de primero. Después del rechazo que recibió su amigo pensó que nada podría ser peor que eso y tomo todo el coraje que pudo antes de levantarse y acercarse a su gemelo favorito. El chico la mira y con unas simples palabras el pequeño sale corriendo, cuando estaba al frente de él y no había vuelta atrás suspira y habla.

-Con quien irás al baile?

Al parecer la pregunta le tomo por sorpresa puesto que su ceño se frunce levemente antes de sonreír ladinamente con picardía. – Con nadie.

-Irías conmigo? – así tal cual fue su invitación. Quería enterrarse viva.

-Claro que iría contigo. – contesta y Cassie siente que debe pellizcarse la mejilla para saber si era verdad, luego él se acerca a su oído con cautela haciendo prácticamente que se derrita. – Aunque dile a los demás que te he invitado yo. – susurra suavemente para alejarse y guiñarle el ojo.

-Va. – contesta sin controlar esa sonrisa de oreja a oreja y vuelve con sus amigos hinchada en felicidad pura.



-Cassie! – grita Hermione.

- ¿Qué? – pregunta volviendo en si.

-Niña por Merlín, te pregunté si quieres ir a la Madriguera, la mamá de Ronald nos ha invitado a todos a cenar.

-No me digas Ronald.

-Está bien – dice Cassio suspirando. Deseando retroceder el tiempo y volver a cuarto año. Antes de que todo sucediera...

George, no estás sólo.  [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora