Baratija

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-Llegas tarde- me decia un hombre de gafas extrañas. -¿Lo traes?- me preguntó.

-Si, aqui lo tienes- le entregue una pequeña maleta de piel en color marrón, que él rápidamente abrió. -Nuestro trato termina aquí, ha sido un placer hacer negocios contigo- le di la mano y me marché.

Salí de aquella habitacion oscura, la casa estaba repleta de gente bien vestida, muy elegantes, no me costó ningun trabajo cruzar toda la casa para salir de alli, no tardé ni 10 min en montarme en un coche que me esperaba arrancado.

-¿Podemos irnos ya?- me preguntó el chico rubio que conducía, yo asentí con la cabeza. -Bien, él nos espera.-

El camino fue muy silencioso, como siempre, tardemos casi una hora en llegar a la casa de él, a mi casa.
Salimos del coche, yo caminaba con mis tacones altos de aguja y me agarraba mi vestido negro intentando no tropezarme con él.

-Mi preciosa niña, ¿como ha ido todo?- me preguntó el hombre que me crió como si fuera su propia hija, este llevaba un tatuaje a un lado de la cara.

-Muy bien- le sonreí.

-Ponte comoda, tenemos otra mision, y tengo que explicartelo.-

-¿Otra? Pero si he estado una semana con esta, necesito un descanso ¿donde esta Nami?- dije sentandome en un sofá de piel y echandome las manos a la cabeza.

-Nami te está esperando en tu habitacion, y tranquila, tendras rus vacaciones, esto es distinto.-

-Bien- me levante del sofá.

Camine y camine hasta llegar a mi habitación, una preciosa habitacion pintada en tonos ocre, una enorme cama con dosel en el centro con sabanas de seda blancas y mantas de color beight, una mesilla de madera a cada lado de la cama, un gran tocador justo enfrente de la cama y justo al lado una puerta que me llevaba a mi grandisimo vestidor y otra que me llevaba a mi baño privado.
Cerré la puerta de la habitacion tras de mi y entré al baño.

-Nami, te necesitaba- dije mientras me desnudaba para meterme a la grandisima bañera que Nami ya se habia encargado de llenar.

-Lose, ¿como te ha ido?-

-La verdad, muy bien.- dije metiendome a la bañera. -Gracias Nami-

-Tranquila, sabia que estarias cansada.- salió de alli, dejandome sola.
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NAMI

-¿Como esta Robin?- me preguntó.

-Dragon... esta muy cansada.- le respondi suspirando.

-Lose, pero este será el golpe fuerte, y sera un trabajo demasiado facil para ella.-

-Esta demasiado desgastada, ¿creeis que saldrá bien?- dijo mi chico.

-Si, ademas, seguramente no le hace ni falta usarlo- prosiguió Dragon de nuevo.
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ROBIN

A los 20 minutos sali de la bañera y me vesti, me vesti con un vestido corto y ancho de tirante fino en color amarillo, sandalias marrones y mi cabello recogido en un despreocupado moño.

-Ya estoy aqui padre- dije mientras caminaba dentro de la sala donde varios compañeros se encontraban.

-Bien, acercate a la mesa- camine hasta él.

Sobre la mesa, habian mapas, muchas fotografías, documentos, direcciones... creo que esto va a ser mas complicado de lo que creia.

-Este es tu objetivo- mi padre me señalo a un chico.

-¿De verdad? ¡Pero si es un niño!- me lleve las manos a la cabeza

-No te dejes engañar por su apariencia, es más arisco e indomito de lo que parece.- me dijo el chico rubio que conducia el coche anteriormente.

-Vale, ¿que tengo que hacer?- apolle mis manos en la mesa.

-Bien, atenta.- decia mi padre. -Aqui tienes una lista con lo que le gusta, tanto en comida, en musica y en aficiones, esta es su dirección, estos los sitios que frecuenta como su gimnasio o su pub favorito, esta es su casa, este el sitio donde trabaja y esto, esto es lo que tu tienes que conseguir- decia mi padre señalando fotografías y documentos.

-Pero... el sitio donde trabaja...- dije, ese sitio me sonaba.

-Si, es una empresa muy conocida, tiene millones de dojos esparcidos por todo el mundo, el chico está rico perdido, sus padres fallecieron hace poco y él heredó toda la fortuna como heredero único.- me dijo Nami. -El nombre te tenia que sonar por cojones- sonrio maliciosamente.

-Bien, ¿donde se encuentra lo que busco?-

-Anteriormente, lo tenia en su oficina detras de un cuadro, pero mis fuentes me han dicho que se lo ha llevado a su casa por seguridad, ya que alli no entra cualquiera, el controla quien entra y quien no.- decia mi padre de nuevo.

-¿Como averiguo donde lo guarda?- pregunté muy curiosa.

-Robin, usa tus armas de mujer, intenta que el chico confie en ti, o incluso que se enamore de ti, tendrás que conseguir por todos los medios que el chico te meta en su casa, y hazme caso mi querida Robin... no va a ser facil conseguirlo.- me contestó mi padre.

-Muy bien ¿cuánto valor tiene esa baratija?- pregunté despreocupada.

-¿Baratija? Robin es una gargantilla del siglo XVIII, tiene muchisimo valor, es oro puro y piedras preciosas, su valor es incalculable.- proseguia mi rubio amigo mientras se encendia un cigarrillo.

-De acuerdo, ¿algo más?- pregunté.

-Si, este puede ser tu problema- me enseño una foto de una chica con gafas.

-¿Porqué?- enarque una ceja.

-Esta chica es su prometida- me contaba mi padre.

-Por lo pronto... esta noche hay una gran fiesta en un barco.- me diji Nami

-¿Como entro?- le pregunté

-Toma- Nami me entrego una entrada. -Es una fiesta super pija, asi que... tienes que volver a arreglarte, pero no te preocupes, ya te he elegido ropa y complementos.-

-Gracias, vamos Nami, no hay tiempo que perder.- dije agarrando a mi fiel amiga de la mano.

-¡Robin!- mi padre alzó la voz. -Ten cuidado-

-Lo tendré.- le mire con una leve sonrisa antes de salir de la sala.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora