Increible

380 19 0
                                    

Estoy en la calle con los pocos amigos que tengo, esta empezando a oscurecer, a estas horas ha deberia estar en casa... pero no, yo no, la curiosidad me invade por dentro.
Veo a 5 hombres reirse muchisimo, celebrando algo con cerveza, hablando de algo que porfin habian conseguido, con lo que serían los Reyes del mundo... pero al fondo veo a otro hombre... este está serio, sujeta un vaso también pero aun así su rostro no cambia.
Me quedo observando la escena escondida detras de unas cajas, me doi la vuelta y compruebo que mis amigos ya no están ahí, y cuando vuelvo la cabeza hacia la curiosa escena me doi cuenta de que me han pillado, me ha pillado mejor dicho.
Un hombre joven de no mas de 20 años, cabellos oscuros y gafas... es el mismo hombre serio de antes.
Puedo observar su mirada a pesar de la oscuridad, no me dice nada, no hace nada, solo me mira.
Me decido a marcharme, asi que me doi la vuelta y comienzo a caminar hasta que ZASS, alguien me ha tapado la boca y me coge en peso para comenzar a correr lejos de ese lugar, yo pataleo una y mil veces para que me suelte, pero no surte efecto, tampoco puedo verle el rostro... así que no se quién es.

-Niña, quiero que despues de esto te vayas directa a tu casa, no se lo cuentes a nadie, es peligroso para ti, la gente normal no lo entenderá nunca.- su voz era increíblemente dulce, pero no tenia ni idea de lo que me estaba hablando. -Se que no sabes de lo que hablo, pero pronto lo entenderas, notarás un pequeño pinchazo, pero tranquila, no va a pasarte nada.- el hombre seguía corriendo y paro de golpe en algun sitio apartado, me tenía agarrada y yo aun no podia moverme.

Como bien me habia dicho, noté un leve pinchazo en el brazo.

-¿Como te llamas?- me preguntó el hombre.

-Robin... Nico Robin...- dije en un hilo de voz.

-Bien Nico Robin, estarás bien, yo me llamo....- su nombre no pude oirlo me quedé dormida al instante.

-Muchas gracias por haberla traido- pude escuchar a mi madre a traves de mi sueño, pues aun permanecia con los ojos cerrados.

-De nada, por cierto Robin a...- decia el hombre que fue interrumpido por mi.

-Mamá- decia yo restregandome los ojos con mis manos.

-Robin- gritó de alegria. -Gracias Traf- te debo una- y cerro la puerta.

-Mamá, estoy cansada.-

-Mi amigo me ha dicho que te encontro en un banco durmiendo ¿porque no volviste a casa antes?- me dijo en tono de enfado.

-Mamá yo no me quede durmiendo en ningun banco... ese señor con el que hablabas me hizo dormir- dije ya mas espabilada.

-Robin... ¿pero que tonterias dices?-

-Me pincho algo y me quede dormida, pero antes me dijo que no se lo contara a nadie, que seria peligroso y que nadie lo entenderia.- dije sentada en el sofá.

-Robin, deja ya de decir tonterias, tener imaginacion a tu edad esta muy bien, pero esa imaginación tan oscura que tu tienes es otra cosa- mi madre estaba alterada.

-Pero mamá es verdad- decia gritando mientras alguna lagrima se coló por mi rostro.

-Robin ¡ya basta de mentiras!- me gritó un poco más- era la primera vez que mi madre me gritaba o no me creia.

-¡No estoy mintiendo!- cerre mis ojos todo lo que pude y grité.

Escuche a mi madre gritar de horror, su rostro habia cambiado a susto. Comenzo a correr, pero resbaló, resbaló en la alfombra de mi antiguo salón y callo llevandose un fuerte golpe en la cabeza y quedando inconsciente, yo aun no sabia porque se habia asustado. Me acerque a ella y le toque la cara.

-Mamá, mamá- la llamaba llorando.

Mi madre no respondía ni a mis llantos ni a mis súplicas, ni a mis llamadas, sus ojos seguian cerrados. Pude ver como su espesa sangre salia de debajo de su cabeza... me acerque a ella y la toqué, aun no se porque pero la toqué. Y me di cuenta de que mis manos, todas mis manos estaban manchazas de sangre, ya no tenia dos manos... tenia cuatro.

-¡Rooobiiiin!- llamaban a la puerta.

De golpe me desperté, habia sido tono un sueño, o una pesadilla.

-¡Rooooobiiiiin!- gritaba Nami.

-¿Si?- dije.

-El desayuno esta listo, estas bien, para ti todo lo que sea levantarte mas tarde de las 7 es tarde, y son las 8.30- me explicaba.

-Ya voy Nami, no tardo.- dije lo suficientemente alto para que ella me escuchara.

Me levanté de la cama de golpe, estaba sudada por completo, me acerque al tocador y me mire al espejo, y ahi estaba el collar de mi madre, lo agarré con fuerza y me fui directa al baño, necesitaba una buena ducha.

Ya lista me seque el pelo con secador, me puse bakeros oscuros, una camiseta de lana en color malva y botines. Hacia frío.

Salí de mi habitación y me encamine hacia el salón.

-Buenos dias- les dije a todos.

-Te ves muy bien esta mañana- me decia Viola sonriente.

-Gracias.. ¿y padre?- pregunté extrañada de no estar encabezando la mesa.

-Está con Torao y su padre.- respondió Sanji.

-¿El padre de Torao esta aquí?- pregunté extrañada.

-Si... es super raro la verdad, yo creia que sus padres estaban muertos- soltó Nami.

-Nami... un poco mas de delicadeza.- le dije tomando asiento.

Todos comencemos a hablar de nuestras cosas y pude observar coml entraban primero Torao, después padre y después....

-No puede ser- mi vaso de zumo de pronto callo al suelo rompiendose en pedazos.

-Mi preciosa Robin ¿estas bien?- me preguntaba Sanji.

-Sanji, ¿ese es el padre de Torao?- pregunté tragando saliva.

-Si, supongo que si ¿ocurre algo?- esta vez el rostro de Sanji era mas serio, mas como el mio.

-Sanji... ese... ese señor es...- dije asustada. -Ese señor es el que me hizo esto, el que me convirtió en un monstruo, el que me regalo esta habilidad- dije con lagrimas en los ojos por el recuerdo de mi madre.

-Dios mio Robin- fué su respuesta.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora