Lluvia

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ZORO

La vi salir de mi casa carriendo, la heche de mala manera. Supongo que hice lo correcto, o eso quería pensar.

La vi, la vi corriendo, la vi alejarse de mi, y una vez más no hice nada, al contrario, ésta vez fui yo quien la habia alejado de mi.

Por intuición sali tras ella, cuando llegué a la puerta de la entrada de mi casa, miré hacia ambos lados, no estaba, esta vez la habia perdido para siempre.

Cerré la puerta de golpe y me encamine hacia la alfombra donde la habia vuelto a hacer mia, me quedé mirandola y pensando en lo que habiamos hecho, agite mi cabeza para hacer desaparecer esos pensamientos de mi cabeza, no era  lo correcto.

Tras unos minutos, puse todo en orden y me dirigí al armario de madera que guardaba en su interior varios licores, yo cogi una copa y una botella de Sake, me senté en el sillón junto al fuego, y pasé un buen rato bebiendo y pensando lo que había. hecho.

"Ella estará bien, supongo, sabe cuidarse sola... dios... este país debe de ser desconocido para ella... si no consiguió robarle el dinero a ese tipo... no tendrá nada para volver a casa y para subsistir tampoco... ¿que es lo que he hecho? Ultimamente lo unico que hago es cagarla de mil maneras distintas"

Miles de pensamientos rondaban por mi cabeza, hasta que.... unos golpes en mi puerta me sacaron de ellos, fui corriendo hacia ella pensando que podría ser Robin, me desilusione al abrirla y descubrir quien era.

-Menudo recibimiento- me decia mi amigo Ace mientras me daba un pequeño golpe en el hombro y se autoinvitaba a mi casa, yo cerre la puerta tras él. -Hace dias que no se te ve el pelo ¿estas enfermo?- me preguntó preocupado.

-No... nada de eso- me encamine hacia mi salon para volver a mi posicion inicial, sentado y con mi botella de Sake en la mano.

-¿Entonces? ¿que te ocurre? No coges el movil, y hemos venido varias veces y....- rodó sus ojos mirando hacia otro lado.

-¿Y?- le pregunté mientras le indicaba que cogiera asiento frente a mi.

-Bueno, o nos hechabas con bastante disimulo, o no nos habrías ¿que te ocurre? Sabes que puedes confiar en mi- se acomodó en el sillón poniendo sus brazos sobre el reposabrazos y rescostandose sobre el respaldo.

-No quería que la vierais- se me escapó.

-Ya sé, estabas con una golfona y por eso no querias que interrumpieramos ¿verdad? Ese es mi Zoro- salió de su postura de relax para volver a golpearme el hombro con una sonrisa picarona.

-No, nada de eso- agitaba mis manos indicandole tambien con gestos que no. -Estaba con una chica, pero no es una chica más, ¿comprendes?-

-¿Que quieres decir? ¿que esta no usa ropa interior?- comenzo a reirse a carcajadas burlandose de mi.

-¡Ace!- alcé mi voz -Te estoy hablando enserio.-

-Vale, lo siento tio... te escucho-

-¿Recuerdas la chica de hace dos años que me hizo preso a sus encantos y luego me robo?-

-Claro que si, maldita zorra, aun no me explico el porque no la denunciaste- me miraba atento.

-Verás, esa chica, mujer... ha estado aqui conmigo todos estos dias-

-¿Te ha vuelto a robar? ¡Pero tu eres tonto!- me miraba asombrado.

-No, no me ha vuelto a robar, yo la protegi, o almenos al principio lo hice.- baje mi mirada al suelo.

-No te entiendo Zoro-

-La eche de mi casa, Ace, ahora nose donde esta, ni con quien, ni como... necesito que me ayudes a encontrarla-

-Pero si yo no tengo ni puta idea de como es ella-

-Es preciosa, aun mas que antes-

-Eso no me sirve de mucha ayuda- me miró extrañado por mi comentario.

-Tiene el pelo oscuro como la noche, largo hasta sus marcadas caderas, piel blanca aunque con heridas, unos brillantes ojos azules como el mar... alta, tiene unos 30 años... un cuerpo perfecto, delgado pero fuerte muy voluptuoso, y responde al nombre de Robin.- sin darme cuenta sonreí de medio lado al pronunciar todo eso de ella.

-Tío- me dijo Ace llamando mi atención -Quiero saber como es, no me hacia falta una explicacion tan detallada, pero vale.- me dio una palmada en la espalda. -¿Por donde empezamos?-

-Por todos los callejones de esta zona-

-Esta bien, pero luego me explicaras de que va todo esto ¿vale?- hablaba mientras se encaminaba hacia la puerta.

Ambos subimos a su coche, un elegante mercedes color negro y comencemos la busqueda, una parte de mi me dice que hago bien en buscarla, pero la otra me dice que es un error, ella me hizo daño y me robo, pero supongo que cada uno vive como puede.
Dios mi cabeza es una machaca... ¿que haré cuando la encuentre? Seguramente me mandará a la mierda, no me extrañaría.

Por el camino le conté a mi amigo Ace todo, toda nuestras historia, le dije también que tenía que encontrarla, que era mi deber, aunque no sabia el porqué, sentia que tenia que protegerla y que era mi obligacion cuidar de ella a pesar de todo.

Me volvi loco buscandola... busquemos en bares, en cafeterias, restaurantes, incluso en sitios de alterne... nadie la habia visto.

-Zoro, mira la hora que es... lo siento pero creo que deberiamos seguir mañana.- mi amigo me consolaba con una mano en mi hombro. -Les diremos a Sabo y Luffy que nos ayuden, podemos hablarlo con la policia y...- le interrumpi.

-No, no llames a nadie y mucho menos a la policia. Lo dejaré por hoy, tienes razón- baje mi cabeza apenado y nos dirigimos al coche.

El camino hasta mi casa fue ensordecedor, no hablemos ninguno, supongo que ya no sabiamos que mas comentar, o supongo que debia ser el cansancio, ambos somos muy dormilones y necesitamos nuestras horas, aunque personalmente no creo que pueda dormir hasta que la encuentre a ella.
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Al amenecer volvi a mi busqueda, sali a buscarla de nuevo, repasaria los mismos lugares por si acaso, y buscaría en sitios nuevos.

Ya son como las 4 de la tarde, aun no he comido, noto el hambre, mis tripas rugen ante eso, pero tenia el palpito de que hoy seria el día.

De pronto, la vi salir de un bar, cabellera negra larga, piel blanca... no pude ver bien su cara pero estaba seguro.

-¡Roooobiiiiin!- gritaba mientras corria hacia ella. -¡Robin espera! ¡Robiiiiiin!- continué gritando su nombre hasta llegar a ella la cogi de los hombros y la voltee.

-¿Quien eres y que te crees que estas haciendo tocandome?- no era ella.

-Lo siento, te he confundido- dije fatigado por la carrera que me habia pegado.

-Pues no te confundas más, yo soy Boa Hancock, no te atrevas a volver a tocarme, o estaras en un buen lio- se dió la vuelta de nuevo, hizo su cabeza hacia atrás y siguió su camino, yo solo caí de rodillas al suelo, y sin darme cuenta comencé a llorar.

Mi cara no paraba de mojarse, y no solo por mis lagrimas, si no por la tormenta que ahora me abrigaba, habia comenzado a llover, cada vez mas fuerte, la tormenta no parecia dar tregua, yo me quede ahí, de rodillas, mirando hacia el suelo, y esperando a que ella volviera a mi como esta lluvia.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora