Confianza

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Como Roronoa dijo, salimos a comer, me llevó a un restaurante precioso, enorme, lleno de lamparas de cristal, centros de mesa enigmaticos, camareros muy elegantes, la comida exiquisita, aunque para mi gusto habia muy poca cantidad en los platos, ya que es un restaurante pijo.
Cuando salimos de alli, se empeñó en dar un paseo, intenté negarme, convencerle de volver a su casa, pero se negó, y yo finalmente cedi.

-Bueno... hablame de ti- me dijo, me pilló por sopresa.

-¿De mi?- casi me atraganto con mi propia saliva.

-Si, quiero saber cosas sobre ti, hasta ahora solo hemos estado hablando de mi y de mi familia, ¿que hay de la tuya?- me miró sonriente mientras caminabamos.

La verdad que el sitio que escogió era un sitio de cuento de hadas, enormes jardines, llenos de rosales de todos los colores, arboles gigantescos, un precioso césped verde que brillaba con la luz del sol, fuentes preciosas, y algún que otro banco. Todo el camino estaba cubierto de unas farolas negras antiguas que obviamente aun estaban apagadas ya que seguia estando de día.

-Bueno... mi familia... la verdad es que... es algo complicado de explicar.- bajé la cabeza a la espera que cambiara de tema.

-Vamos... todos tenemos una familia complicada.-

-Vale, pues... eemmm... mi madre murió cuando yo tenia 6 años, a mi padre nunca lo conocí, cuando se entero de que mi madre estaba embarazada la dejó, era un cabron de mierda...- me dirigí hasta un banco y me senté en el, Roronoa me siguió. -Cuando quedé huérfana, mi tía me acogió, y bueno... me obligaba a hacerle las tareas de la casa, cuando se cansó de mi... y pudo... me echó... y empecé a sobrevivir como pude en la calle, hasta que le conocí.- le miré sonriendo.

-¿A quién?- me preguntaba intrigado.

-A un señor al que hoy en dia llamo padre, me ayudó, me alimentó, me vistió... me recogio de la calle y cuidó de mi como si fuera su propia hija.-

-Vaya... lo has tenido que pasar mal- me miró con gesto triste.

-Si, pero soy de las que piensan que las cosas suceden por algo, conoci a mi nuevo padre, mi nueva familia.- le volví a sonreír a la misma vez que me sentaba mas cerca de él.

-Tu padre debe de ser un hombre muy importante.- me miró fijamente.

-¿Porqué?- no entendia su referencia.

-Porque si no fuera así, nunca nos habríamos conocido en esa fiesta.- pego su cara aún mas a la mia.

-Asi es- le di un tierno beso. -Olle, que te parece si volvemos a tu casa...- le propuse.

-Claro, vamos...-

Ambos nos levantemos del banco y volvimos a caminar, gracias al cielo no volvió a hacerme mas preguntas estupidas ni de mi vida, simplemente se dedicó a hablar de musica, cine y poco más, cuando subimos a su coche, reinó el silencio, era un camino muy soso hasta que puse la radio.

-Olle, no pongas esa musica...- se quejo cuando empezó a sonar una de mis canciones favoritas...

Esta historia que te cuento es como un grito 
Una voz desesperada que grita pidiendo auxilio 
Auxilio por no ver nada que me llene en el camino 
Auxilio por ver que hay mucha falta de cariño

-Lo estoy diciendo enserio, quita esa musica por favor- me dijo muy serio a lo que yo respondí subiendo em volumen.

Me paro y me pregunto por qué no vives 
Rodeado de mas verdad y buscando desequilibrio 
Que te llene de valor y que te quite del suicidio 
No tener que depender para sentirte mas querido

-Moke, por favor...- me miró solo un momento.

-Vamos, eres muy rancio para ser tan joven...- me reia a carcajadas. -Canta conmigo...- empecé a cantar como una loca, y pude notar una leve sonrisa en su rostro que duró muy poco.

Usando menos el coco y un poquito mas la piel 
Ya que somos lo que somos y si no lo quieres ver

-Eres tonto!- le grité aún más, podía ver su cara de frustración por no haber conseguido su objetivo de que quitara la música y dejara de cantar.

El camino continuó asi, con Roronoa quejandose de la música, y yo pasando de él y cantando como si no hubiera un mañana.
El camino para mi fue cortito aunque cuando lleguemos ya estaba oscuro, Roronoa paró el coche para pulsar un botón cerca de la verja y esperemos alli hasta que esta se abrió y dio paso a su preciosa y enorme casa, entremos dentro, una vez aparcado el coche, paro el motor, lo que hizo que parara de sonar la música, se hecho hacia atras sobre su asiento, y puso una de sus manos en la cara en modo de cansancio.

-Siento haber sido una tortura todo em camino- le dije en modo de disculpa mostrando una leve curva en mis labios.

-Me encantas- fué lo único que me dijo girando su cara para mirarme y apartando la mano que me privaba la vista a su rostro.

-¿Qué?- solté una risotada y bajé la mirada hacienme la tímida.

-Que me encantas, eres una preciosidad, nunca antes habia conocido a nadie como tu, solo he pasado un dia contigo, y me basta.- me miró serio.

-¿Te basta? ¿te basta para que?- levanté la mirada y frunci el ceño de manera curiosa.

-Me basta para querer hacerte mia una y otra vez- se acercó a mi hasta llegar a rozar levemente mis labios, provocando que mi piel se erizara, y algo en mi zona mas intima se mojara.

-Es... muy tarde... debería... deberia irme a... casa...- dije entrecortada.

Me besó de golpe, me metió su lengua en mi boca, recorriendola toda, saboreando cada parte de ella.
Puso una de sus manos sobre mi muslo izquierdo y empezó a subirla hasta llegar a lo mas intimo, no tardó nada en bajar la cremallera y meter su mano dentro de la ropa, sonrió pícaro al notar que yo ya estaba mas que preparada, yo tampoco perdí el tiempo, comencé a masajear su polla por encima de su pantalón, pantalón que no tardó nada en desabrocharse, dejando salir la bestia que estaba alli encerrada, me llamaba, me necesitaba, no lo pensé solamente actúe, introduci esa bestia en mi boca, la saboree entera, de arriba hasta abajo, centimetro a centímetro, me gustaba toda, la deguste todo el tiempo que quise y más, hasta que note que él estaba a punto de correrse y paré, queria que la introdujera en otro sitio, no se como, pero cuando me vine a dar cuenta mis pantalones habían desaparecido, me subi sobre él, introduciendo su miembro en mi interior poco a poco hasta que me llenó por completo, continuemos con el vaivén hasta que los doa lleguemos al climax. Extasiados, sudados y cansados por los esfuerzos realizados, yo sobre él con la respiracion agitada y él continuaba basándome como si no existiera un mañana.

-¿Vamos?- me propuso.

-Tengo que volver a casa- casi no pude pronunciar.

-Pasa esta noche conmigo, por favor...- me pidió mientras besaba mi frente.

-Está bien- le sonreí y le besé en los labios de manera pasional.

Bajemos del coche, y nos coloquemos la ropa lo mejor que pudimos, aunque por los gemidos que gritabamos minutos antes, seguro de que todos los trabajadores sabian lo que habiamos hecho.

-¿Te apetece un baño con burbujas?- me dijo mientras caminabamos por un pasillo enorme.

-Claro que si, me muero de ganas- le de un leve beso mientras le sonreia.

-Después de cenar quisiera enseñarte algo- me miró con confianza.

-Esta bien- le devolví la mirada, creo que esta noche será muy larga.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora