Expuesta

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Una vez estuve bien posicionada, quedemos frente a frente, yo note un cambio en su mirada y estoy segura de que el conoció la mía cuando miro mis ojos con ímpetu.

-¿Moke?- preguntó extrañado.

Yo no respondí, no podia hacerlo, estoy segura que de ser así, me habría hechado de su casa sin miramiento alguno. Tenia razones para hacerlo.

-¡Responde! ¿eres tu Moke?- insistió en conocer mi identidad.

Con la cabeza respondí que no, no podia decir que sí, aunque esa fuera la realidad, le habia hecho muchisimo daño, el confió plenamente en mí y yo le traicione sin titubear.

-Lo siento... yo... yo creí...- bajo la mirada apenado. -Creí que eras otra persona.- puso sus manos sobre su cabeza y giro sobre si mismo dandome la espalda. -Estoy seguro de que tienes hambre, ire a por algo de comer...- y salió de la sala.

Yo miré mi reflejo sobre el cristal que vestia la mesita de camilla que habia delante de mi, no me extraña que no pueda reconocerme a simple vista, estoy espantosa, mi cara está hecha un crimen, ni yo misma seria capaz de reconocerme...

Al ver mi reflejo una lágrima descendió de cada uno de mis ojos, aun no entendia que es lo que habia pasado para acabar así.

Escuché unas pisadas firmes, giré mi cabeza hacia la puerta y con los ojos hinchados por los golpes recibidos observe como pude con miedo de que fuera él, de que fuera Mihawk.

Me aferre a la manta que cubria mi cuerpo desnudo, me aferre a ella deseando no morir, deseando que no me encontrara. Un dolor fuerte invadió mi cuerpo de golpe, por un momento habia olvidado el agujero que llevaba en mi espalda, un agujero que me marcara de por vida, un agujero creado por el disparo de una pistola, una bala incrustada.

Me relaje cuando le vi a él, cuando vi a mi guapo espadachin entrando con una bandeja llena de comida.

-Tranquila, no te va a pasar nada- me dijo con una voz muy dulce, algo inusual en él. -¿Puedes hablar?- me preguntó, yo no respondí -Estoy seguro de que hablas mi idioma, si no fuera así, no habrias dicho que no te llamas Moke con la cabeza- río de medio lado, me encantaba cuando lo hacia. -Aqui tienes, come lo que quieras- deposito la bandeja sobre la mesita y el tomó asiento en el sillon de piel que estaba situado delante de mi.

La bandeja estaba repleta de rica comida, varios sabores y varios colores, comí y bebí todo lo que pude, lo necesitaba, el solo se dedicaba a observarme

-Entiendo que no quieras hablar, entiendo que estes asustada, pero... si no hablas no puedo ayudarte a encontrar a tu familia, a regresar a casa, y estoy seguro de que es lo que deseas ¿verdad?- yo quite mi mirada de la comida para mirarle a él, no iba a abrir la boca, no la cagaria de esa manera. -Vamos a hacer una cosa, ¿que te parece si traigo lapiz y papel y me escribes lo que necesitas?- me miró con una mirada sincera.

Yo seguía sin responderle, él entendió eso como un sí a su pregunta, se levantó y de un cajon de un armario de la sala saco papel y lapiz y lo puso sobre la mesita, delante de mi.

-Bien, comencemos ¿Como te llamas?- preguntó. Yo asustada cogi el papel y el lapiz y con mis manos temblorosas escribi mi nombre, no tenia porque esconderme en este momento.

-Robin... es un nombre precioso- me sonrió. -Yo me llamo Roronoa Zoro- me dijo. -Bien continuemos... ¿donde vives?-

Volví a escribir... "En muchos sitios" me miró confuso.

-¿Como? Supongo que tu respuesta es que viajas muchisimo y no tienes casa propia, vives el dia a dia ¿verdad?- asenti con la cabeza. -Bueno, y ¿como te encuentras? ¿te duele mucho?-

"Bien, gracias a ti" contesté.

-Vaya... no me esperaba esa respuesta ¿porque queria matarte ese hombre? ¿que es lo que quería de ti? ¿porque le tienes tanto miedo? ¿quien es?- fingi llorar para no responder, eso siempre se me ha dado bien, mentir...

Mi guapo espadachin se sento a mi lado en el sofá, aportandome su calidez con un suave abrazo.

-Tranquila, comprendo que aun es pronto para esto, descansa, mas tarde hablaremos.-
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Habían pasado varios días, 2, 3, 4, 5, me encontraba muchísimo mejor, con medicinas apenas me dolia la herida causada por la bala, mis cortes estaban cicatrizando bien, y mi cara mejoraba dia a dia, en poco tiempo él sabria quien soy, tengo que marcharme de este lugar.

La luz asoma por la ventana a través de una cortina, me despierto, estoy en una enorme cama que Zoro me ha prestado, una habitacion de invitados preciosa.

Me levanto, lo primero que hago es caminar hacia el tocador y sentarme sobre un sillon blanco de terciopelo, me miro, me miro en el espejo para ver mi cara, estoy segura de que me reconocerá, estos dias me he estado tapando con mi larga melena negra, y ocultandome en esta habitación...
Esto no puedo durar mucho más...

Llaman a la puerta, es él.

-Robin, necesitas que te de el sol... ¿sigues empeñada en no salir?-

Yo escribi en un papel "SI" se lo di por debajo de la puerta.

Él no lo pensó, abrio la puerta, yo me tape la cara como pude, el poco a poco se iba acercando a mi.

-Vamos, dejame ver como van esas heridas y esos moratones.- me cogió de la barbilla con suavidad en intento de girar y levantar mi rostro, yo mire hacia el otro lado. -Por favor, dejame verte.- se arrodilló ante mi.

No tuve más remedio, no podia esconderme más, tarde o temprano se enteraria y yo no podia permanecer por más tiempo en esta habitación, a la sombra. No le enseñe mi rostro, continúe cubriendolo con mi pelo.

-Lo siento- le dije, lagrimas empezaron a caer a borbotones, ésta vez lagrimas reales.

-Has hablado...- me miro confundido.

-Lo siento mucho-

-¿Qué es lo que sientes?- en un intento por consolarme cogió el pelo que ahora cubría mi rostro,me lo apartó de la cara, yo me la cubri con mis manos.

-Lo siento espadachin- Volví a decir, poco a poco fui apartando mis manos y poniendo mi cara a su altura.

-Tu...- su rostro se lleno de confusion y tristeza. -Como he podido ser tan idiota, me has vuelto a engañar- dijo levantandose y dandole un fuerte puñetazo al espejo del tocador empapando su piel de sangre.

-Lo siento muchisimo Zoro...- yo seguía llorando.

-¿Que es lo que sientes? ¿haberme robado, mentido, utilizado?- gritaba con sus manos sobre su cabeza. -Dime una cosa Robin... si esque es tu nombre real... ¿ese hombre intentó matarte por robarle?-me miraba atento buscando una respuesta, yo solo lloraba. -¡Contesta joder!- gritó aun mas fuerte, asustandome. -Esto es demasiado, largate de mi casa...- dijo mas tranquilo.

-Escuchame espadachin...- alcé mi mano para intentar tocarle, este me la apartó de un manotazo haciendome caer al suelo.

-Marchate, o te juro que no respondo.- continuaba gritando.

Ahora me dolia el brazo, y no por el golpe, si no porque habia caido sobre los cristales rotos del espejo, y éstos se clavaron en mi piel, cubriendolo todo de sangre.
Me incorporé un poco, y me cogí el brazo mirando en el estado en el que estaba.

-¡Dios mio!- decia Zoro llorando tapandose la boca con sus manos. -Robin...- cayó al suelo de rodillas. -No queria hacerte daño, no fisicamente.- se acercaba a mí, yo se lo permiti.

-Espadachin... perdoname...-

-No me llames así, no utilices mas esa palabra, no conmigo.- alzó su mirada para ponerla frente a la mia.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora