Plan

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Discretamente abro los ojos y me giro sobre la cama para comprobar que Zoro sigue durmiendo y así es... me quedo unos minutos contemplando su rostro, mandíbula perfectamente cuadrada y fuerte, sus labios finos entreabiertos dejando paso a los pulmones para coger aire, su ojo sano cerrado y su pelo mas despeinado de lo normal.... por un segundo observo la cicatriz que lleva en el rostro, en su ojo, me pregunto como se la habrá echo, me acerco tímida y le asesto un pequeño y dulce beso en la mejilla, seguidamente me levanto de la cama con cautela.

Me pongo algo de ropa, unos vaqueros azules y una camiseta negra, zapatillas para acompañar el look.
Me dirijo al baño y me miro en el espejo. Mientras me observo a mi misma malos pensamientos pasan por mi mente, presagio algo malo sobre esta noche... pero todo lo haré por Sanji, estoy decidida a ayudarle y a cuidarlo como mi hermano pequeño.
Agito mi cabeza de lado a lado para dejar esos pensamientos a un lado y me echo agua en la cara, finalmente recojo mi oscuro cabello en una simple cola de caballo y salgo de allí camino al garaje para esperar a Sanji.

Bajo las largas escaleras hasta el garaje, alli está la moto, tal y como se lo comenté al rubio unas horas antes, la rodeo y la observo... mis ojos cambian el rumbo al escuchar unos pasos bajando las escaleras, puede que sea Sanji o puede que no, me quedo estática esperando la llegada del individuo.

-Ya estas aqui, genial- me sonríe mi rubio compañero, es Sanji.

-Vamonos antes de que puedan echarnos en falta.- le digo seria y con decisión.

-Bien- me afirma y tira el cigarrillo al suelo para subirse a la moto tras de mi.

Le doi al mando de la puerta del garaje y esta en un plis-plas se abre.
Salimos alli con toda la velocidad que la moto nos puede dar en el momento, poco a poco aumento la velocidad, esta oscuro, tanto como la boca de un animal, la luz que aporta la moto no es suficiente para alumbrar todo el camino pero aun asi sigo acelerando, notamos lo fría que está la noche y lo frios que estamos ahora, pero eso no nos detiene, sobre todo, no me detiene.

Despues de varios kilómetros, estamos frente a la mansión donde tantos años vivimos y llamemos hogar, paro la moto y me quito el casco, Sanji se baja de ella y hace lo mismo mientras se posiciona a mi lado.

-Continuaremos a pie- le comento.

-Estoy de acuerdo, si vamos con la moto haremos demasiado ruido, a pie tardaremos más, pero también es mas seguro- me explica colocandose un cigarrillo en la boca y encendiendolo con su mechero dorado inhalando humo como si no hubiera un mañana, después de una larga calada lo echa todo y me mira.

Me bajo de la moto y dejo el casco sobre ella, comenzamos a caminar, con mi habilidad, me abro camino entre la seguridad que el hombre al que una vez llame padre tenia por todo el recinto.
Una vez burlada la seguridad externa, comienza lo dificil, las camaras, el resto de personal, y lo mas importante, Dragon.

Nos escondemos en el jardín tras un arbusto, la noche esta de nuestro lado.

-Robin, volvamos a casa, nos van a pillar.- Sanji estaba preocupado.

-Tranquilo, esta todo controlado.- le sonreí aportandole seguridad.

Frente a nosotros una pareja vigilaban la zona, cruce mis brazos formando una perfecta X, hice aparecer varios brazos sobre las dos personas, y en un cluch, me deshice de ellos.

-Continuemos- le digo agarrandole de la mano como si fuera un niño de 5 años.

Mientras avanzamos, continuo con mi habilidad, deshaciendome de las cámaras, y de las personas que nos puedan delatar, llegamos a la pared donde se encuentra la ventana de la habitacion de Nami, y una vez mas hago uso de mi habilidad para hacer una escalera humana para llegar hasta ella, ya que la ventana estaba un la plata de arriba. Sanji comienza la escalada conmigo a espaldas, me sujeto a el con mis largas piernas, ya que si deshago la X, mi escalera desaparecerá. Despues de un gran esfuerzo por parte de Sanji llegamos a la repisa, por suerte la ventana estaba entreabierta, y no habia nadie en la habitación, entramos en ella y por fin puedo moverme.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora