Ella

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Escuché un ruido, un ruido con el cual me asusté bastante, habia estado a oscuras y en absoluto silencio varias horas, asi que pensé que ya habia amanecido, que me tocaba el siguiente castigo del cual Mihawk me habló anoche. La habitación estaba completalente oscura, la chica extraña que responde al nombre se Perona se aseguro de ello.

La puerta se abre, un pequeño filo de luz escandila mis claros ojos, pasos firmes se escuchan, seguidos del sonido de unos tacones.

La puerta en cuestion de un segundo ya estaba completamente abierta, pude ver a ambos sujetos observandome mientras se sonreian complices, yo tenia miedo, mas del que nunca pensé que tendría, no sabia que me esparaba ahora, no sabia lo que sus mentes tenian planeado para mi, aunque por el instrumental preparado en ese carrito de metal me lo podia imaginar.

-Buenos dias preciosa- me dijo Mihawk, yo simplemente le mire con desprecio. -Te veo... apagada...- sonreía de nuevo. -Creo que ya es hora de que brilles con luz propia, ¡Perona!- miraba a la extraña mujer. -Traeme mi mejor botella de vino, la voy a necesitar- y volvió su mirada hacia mi.

-Si, mi señor- le sonrio y seguidamente salio de la habitación.

-Bien, ¿por donde empezamos?- me pregunto chistoso. -¿que te parece esto?- me enseño algo que parecía un bisturí. -¿o que tal esto?- esta vez me enseñó una especie de punzón, lo suficientemente ancho como para crear un orificio del tamaño de una bala. -Como veo que no respondes... elejire yo a mi gusto- y me sonrío.

Me dio la espalda, parecia muy centrado en lo que hacía, muy centrado en su elección, en ver que es lo que me iba a hacer.

-Comencemos- se acerco a mi con un pañuelo negro, me rodeo los ojos y me hizo un nudo tras mi cabeza. -Asi las sensaciones se intensifican más, y será todo como una maravillosa sorpresa- pude notar una asquerosa sonrisa en sus palabras.

Active mis sentidos al máximo, mis oidos sobre todo, queria captar que es lo que me iba a hacer. De pronto escuche un ruido y como una niña pequeña volvi a asustarme.

-Tranquila Zorra, le traigo a Mihawk su vino- y me escupio.

-Bien, Perona ya puedes salir- le ordenó.

-Pero señor... yo quiero...- la interrumpió.

-Te e dicho que salgas Perona, no me hagas enfadar- le gritó.

-Esta bien- esta con tono cabreado salió de la sala y cerró la puerta haciendo resonar un fuerte golpe.

-Por fin estamos solos- dijo, y bebió un sorvo de su vino tinto.

Se acercó a mi, note su presencia al vuelo, su respiración, mi cuerpo se estremeció de golpe, paso algo suave por mi espalda, seguido de mis largas piernas, y subiendo hasta mis pechos aun desnudos.

-¿Te gusta esta sensación?- no le contesté, por suave que fuera, todo lo que provenia de ese hombre era horrible y devastador. -¿No vas a hablar en todo el rato?- me preguntó al oido en un susurro. -Bueno, no importa, ya hablaras-.

De golpe un fuerte dolor en mi espalda me hizo gritar, pude notar como varias tiras de un fuerte tejido se hundian en mi piel, era un latigo de varias tiras.

-¡Ves! Ya has dicho algo-

Y volvió a darme, yo continuaba gritando, era algo espantoso, algo que no le desearia ni a mi peor enemigo, me hizo esto como unas 10 veces, y casi todas por mi espalda.

-Vamos a probar otra cosa. Esto te va a encantar- dijo.

Esta vez era algo frío, metal, pude notar que era metal por su temperatura y temperatura, de repente un dolor punzante invadió mi abdomen. Me habia clavado lentamente el punzon que anteriormente me había mostrado, pero esta vez no grite, me aguante con todas mis fuerzas, apreté los dientes.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora