Inocente

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-¿Que te parece este?- me preguntaba Nami ansiosa esperando una respuesta afirmativa.

-Nose, creo que necesito mas escote ¿no?- dije poniendo mi dedo indice sobre mi barbilla, inclinando la cabeza hacia un lado.

-¿Porque no te lo pruebas y salimos de dudas?- me miró con una sonrisa de oreja a oreja esperando que aceptara su propuesta.

El vestido era muy bonito, clasico y un poco conservador, color azul eléctrico.
Accedí a la propuesta de Nami de probarmelo, como ella decia el vestido quedaba precioso, pero yo quería algo... algo mas sorprendente, mas sexy, algo para envaucar sin trabajo a un niñato malcriado.
Mientras me observaba en el espejo, justo detrás de mí, colgado en in perchero, vi un vestido que seguro que quedaría comp anillo al dedo.

-Nami, ¿que te parece ese de ahí?- dije señalandole el vestido mientras sonreia com gesto torcido.

-Dios Robin, ese es precioso.-

Nami no tardó ni 1 minuto en coger el vestido de la percha. Me lo sobrepuso con la percha aun puesta.
Este vestido era increiblemente sexy, como yo queria.

-Toma, ¡pontelo ya!- me decia Nami ansiosa y yo sin pensarlo dos veces me lo puse.

Color negro, entallado desde mis pechos hasta mis notables caderas, marcando cada una de mis curvas, largo hasta el suelo con un corte a mitad de muslo en una de mis piernas, la parte de arriba en forma de barco de tirante gordo, el escote se acentuaba bastante por la pequeña pero definida forma en corazón que dejaba poco a la imaginacion. Increiblemente sexy.

-Madre mia Robin, estas que lo rompes...- decia feliz mi alocada amiga. -Ahora vamos a los complementos.- como loca se dedico a revolverlo todo hasta encontrar lo que buscaba. -Robin, estos zapatos son ideales.- con los zapatos en las manos mostrandomelos con una posición como si de un gatito se tratase.

Los zapatos que Nami escogió, eran en color plata, muy brillantes, sencillos y elegantes, sandalias con algunas tiras finas rodeando mi pie, con tacon muy alto, unos 10cm seguro.

-Bien Nami... ya tenemos zapatos.- ella me sonrío. -Y estas son las joyas que me voy a poner.- le dije abriendo una cajita donde habían unos pendientes y una pulsera a juego, en oro blanco con pedrería.

-Vas a ir genial Robin- se mordia las uñas como so estuviera nerviosa.

Como peinado, me decante por una cola muy alta y elegante, y mi maquillaje muy sencillo aunque los ojos algo marcados con negro.
Ya arreglada y vestida, me puse mis zapatos y mis joyas, cogí un bolso a juego con mis zapatos, y despidiendome de mi padre, sali de casa con Nami y su rubio chico, Sanji, mi chofer y fiel consejero.

-¿Lista para la fiesta milady?- me decia Sanji cogiendome de la mano a la vez que me abria la puerta trasera del coche.

-Si, estoy preparada.- como siempre, Nami subio conmigo en la parte trasera del coche para acompañarme hasta el barco.

Pasaron como unos 35 minutos, aunque no lo pareciera, estaba nerviosa, este podria ser el golpe final.

-Robin, tranquila, todo va a salir bien, si no puedes usarlo no te preocupes, cualquier cosa que vaya mal... llevas el busca en tu bolso. No dudes en usarlo ¿esta bien?-

Oía a Nami hablar, pero no sabia que decia, yo estaba mirando por la ventana  sumergida en mis pensamientos y malos presentimientos.

-¡Robin!- gritó dandome una pequeña y suave palmada en la cara, a la cual yo, reaccione y giré mi cara de nuevo hacia ella. -¿está bien o no?-

-¿Que?... ooo... siii... claro... esta bien- le dije sin saber porque le respondia a algo que no sabia.

-Bueno princesa, ya hemos llegado, tu fiesta te espera- decía Sanji mientras se encendia un cigarrillo y me daba una larguísima calada cargada de humo.

LA LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora