Perfecta

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Los pétalos de las flores de Cerezo bañaban todo el lugar... cierro los ojos echando mi cabeza hacia atrás e inhalo el aroma, el dulce olor de las rosadas flores, poco a poco abro los ojos y contemplo un cielo azul, despejado con apenas unas cuantas nuves... y un sol que brilla espectacular.
Poco a poco gacho la cabeza para mirar al frente, y ahi está, cabello largo y oscuro, preciosa sonrisa y vestido blanco... por mas que la contemplo no le encuentro defecto alguno, y la verdad es... que es preciosa, es perfecta, y brilla eclipsando al grandioso sol. Se me acerca poco a poco, y yo busco su mirada hasta que conectamos el uno con el otro, ¡oh dios! Cuanto echaba de menos esos maravillosos ojos azules, un azul tan profundo como el mar, una mirada sincera, una mirada iluminadora, pronto llega hasta mi, y mi coge de la mano, un pequeño escalofrio recorre mi cuerpo al notar su suave tacto, estamos frente a frente, con la mano que me queda libre retiro con una caricia un mechón de cabello que atravesaba su rostro perfecto, y con amor lo posiciono tras su oreja; ella apoya su cabeza sobre mi mano, haciéndome entender que le gusta mi tacto, le gusta mi roce con su piel... le hago casi y la acaricio aún más mientras acerco mis labios a los suyos, en cuestion de segundos nos hicimos uno, saboree sus perfectos y carnosos labios rosados, los cerezos que nos rodeaban nos contemplaban al mismo tiempo.
Nos separamos por falta de aire y me susurra en el oído...

-Si quiero- noto su sonrisa, y afirmo que esta feliz cuando se pone frente a mi.

Su voz, su dulce voz, hacia mucho tiempo que no la escuchaba, la extrañaba demasiado, pero aun suena igual que como yo la recordaba, igual que antes, y esque... todo en ella... todo en Robin... es simplemente perfecto.
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-¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!, vamos, levantate, tenemos que ir a ver a mamá, vamos ¡levanta!...- me gritaba el pequeño mientras salataba sobre mi en la cama, alargo el brazo para coger el reloj y mirar la hora.

-Zoro... son las 5:00 de la mañana- le dije a mi pequeño hijo de 8 años mientras me tapaba la cabeza con la sabana.

-Pero papá, me lo prometiste- dijo estas palabras con tristeza y se sentó tranquilo a mi lado, yo aparte la sabana que anteriormente me habia puesto en la cabeza.

-Muy bien Zoro... tu ganas, vamos- le dije a nuestra pequeña criatura sonriendole.

Me levanté de la cama y cogí a mi precioso hijo en brazos, se que el ya es algo mayor para eso, pero aún así le encanta que lo haga todas las mañanas.
Caminé con mi hijo en brazos por los pasillos de mi mansión hasta llegar a la cocina.

-¡Buenos días Sanji!- gritó mi hijo.

-Buenos dias pequeño- le sonrió.

-Sanji ¿que haces levantado a estas horas?- le pregunté, es demasiado temprano incluso para él.

-Bueno... tu hijo me comentó que hoy iria a ver a su madre, y me dijo que le hiciera el desayuno temprano.- me contestó a la vez que cogía un par de platos con comida y los colocaba delente de nosotros. -Que aproveche- le dijo a mi hijo mientras le revolvia el pelo con su mano y le dedicaba una gran sonrisa. Tras esto se marchó de la cocina.

Después de lo que pasó en la gran casa de Dragon, lo que le paso a Robin, a Nami.... y todo lo demás, no pude volver a mi vida sin antes agreder por todo lo que me habian ayudado, asi que, decidí contratar a Sanji de cocinero, a Viola como empleada del hogar y a Franky le devolví el puesto que jamás le debi haber quitado, les invité a los tres a vivir en mi mansión con nosotros, y ellos aceptaron, a nuestra manera somos una peculiar familia.

-Papá ¿Has terminado ya?- mi impaciente hijo...

-En un momento termino, sube arriba y dile a Viola que te prepare el baño, enseguida voy yo- le sonreí y mi hijo salió corriendo de la cocina entusiasmado, yo volvi la mirada a mi desayuno y comprobe que aún no lo habia probado.

Al cabo de unos minutos, recogi los platos y los deposite en el fregadero, despues salí de la cocina y me encamine al baño.
Al entrar vi como Viola, su hija y Zoro jugueteaban con la espuma generada por los jabones y champús, me apolle en el marco de la puerta y observe la escena con una sonrisa en mi cara hasta que alguien se percató de mi presencia.

-Hola tito Zoro- la pequeña Rebecca me habia visto y me saludaba muy contenta.
La pequeña tiene 5 años, es una niña muy dulce, hija de Viola y el rubiales, pero debo de decir que me encanta tenerla aquí, siempre me llama tito Zoro, y como no, para mi es como mi sobrina.
Ambos niños estaban en la gran bañera divirtiendose.

-¿Ya estas lo suficientemente limpio como para ir a ver a mamá?- le pregunté acercandome a la bañera, seguido le di un pequeño beso en la cabeza a Rebecca.

-Si, mira- levantó sus manos mostrandome lo arrugadas que estaban debido al agua.

-Muy bien, pues voy a darme una ducha, en cuanto estes bajas al salón- le contesté.
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Me miro en el espejo de mi habitación, y como siempre me puse un traje de color gris, camisa blanca, zapatos negros, mi abrigo de vestir negro y cabello despeinado como siempre, me miré los tres pendientes que colgaban de mi oreja y pronto pense en como echaba de menos sus besos, sus mordisquitos, sus caricias. Por un pequeño grito salí de mi trance y me dispuse a bajar al salón tal y como le habia dicho a mi pequeño Zoro.

Llego al salón y veo a mi pequeño con vaqueros azules, camisa de rayas blanca y verde, y una camiseta de hilo verde encima, tambien lleva un abrigo color chocolate a juego con sus zapatos y bufanda, guantes y gorro verdes.

-Que guapo vas- le dije mientras le mostraba mi mano para que me la agarrara.

Fuimos caminando hasta el garaje, subimos a mi coche y salimos del lugar, vamos camino de visitar a Robin.
El cielo estaba algo feo, y la nieve nos comenzó a inundar.
En cuestion de 15 minutos lleguemoa al lugar y bajemos del coche.

-¿Listo?- le pregunté, el solo asintio con la cabeza.

Comenzemos a caminar, la nieve caia sobre nosotros, pues estabamos en invierno, esta noche es Navidad.
Mi hijo comenzo a caminar más y más ligera a medida que se acercaba al sitio, y a mi me arrastraba con él, ya que aún seguia agarrado de mi mano.

-Vamos papá- me decia entusiasmado.

Y lleguemos, ahi está ella, ahí está Robin. Mi hijo se sento frente a ella.

-Sabes mamá, antes de venir a verte....- como siempre que venimos a este lugar  Zoro le contaba multitud de cosas, pasaba mas de una hora hablando con ella, contándole sus problemas y pidiendo consejo, yo solo los miraba a ambos callado hasta que mi hijo terminara.

Cuando mi pequeño pensó que habia terminado su charla se levanto y se posiciono a mi lado, ambos comenzemos a caminar, mi hijo alzó su mirada para mirarme y me preguntó.

-Papá, ¿como era?- triste.

-Perfecta hijo, simplemente perfecta.-

Eso fué lo que le contesté mientras salimos del cementerio para dirigirnos de nuevo a casa, y sí, siempre la veo con su vestido blanco, siempre la veo feliz y preciosa y siempre escucho su ¡si quiero! Pero solo en mis sueños...

FIN

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2019 ⏰

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