7: Es mi Cliché, No Tuyo

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—Es sexy —comenta Mika viendo a Justin durmiendo sin camiseta en mi cama, abrazando la almohada como si fuera un koala—. Quisiera abrazarlo —confiesa alzando sus brazos deseosa—. ¿Cuando dijiste que si iba?

—No tengo ni idea si se va a ir o no —digo honesta agarrando mis libros del escritorio, mirando al novio de mi mejor amiga dormir pacíficamente.

En la mesa de noche reposaba un pote de helado vacío, una cuchara para revolver sopa y la foto de Hanna que le pase ayer. Parece rendido, con resaca: al igual que yo.

—Problemas amorosos —explico tomándome una aspirina al seco, tragándola y mirando a Justin quien duerme. Es mucho más agradable estar con él cuando esta dormido.

Como buena anfitriona que soy le dejo un vaso de agua, una aspirina y la contraseña de mi wifi (cuál ni siquiera se la he dado a Mika) en una nota en mi escritorio. Soy un encanto.

Salgo junto a la chica de pelos teñidos a mi clase de Bioquímica. Tengo que terminar ese trabajo con Sean.

Somos los más avanzados de todas las parejas. Realmente me apuraba debido a que no quería seguir trabajando con Sean. No hay literalmente nadie en esta universidad que me caiga bien.

Menos Jonathan; es una persona tolerable y a veces sale con unas tallas idiotas, pero chistosas.

Camino hacia mi asiento junto a Sean como lo habitual y logro observar un cuaderno en el que él está dibujando una chica. Al sentarme le quito el dibujo y le doy la espalda, apreciando el boceto que había hecho mientras que él se quejaba y trataba de quitármelo.

—Wow, tienes talento. Y yo creí que eras un bueno para nada. ¿Quien se supone que es? —preguntó volteándome y pasándole el cuaderno, cual acepta con ansias.

—Nadie en específico —miente. Sé que miente. Se sonrojó y no me miró a los ojos cuando lo dijo. Es adorable.

De ahí, Sean susurró algo que no pude oír, pero no lo escuché ya que presté más atención a algo que estaba pasando unos asientos más adelante: Jonathan y Mika, riendo, ambos, juntos.

De la nada, me sentí como incómoda, como si algo dentro de mi estómago comenzara a sobre calentarse. Parecía un volcán resurgiendo, lleno de magma y ceniza, sobrecalentando el resto de mi cuerpo. Sentía mis ojos arder y un sabor completamente agrio en mi paladar al ver como Jonathan le sonreía a Mika de la misma manera que me sonreía a mi.

¿Que rayos me pasaba? No sentía esto desde...

Desde Luke...

Desde que lo vi con la zorra de Sasha Pieterse, la chica que siempre se le insinuaba. La perra que más odiaba.

La termine derribando y fracturándole la nariz. Por un segundo la imagen de Mika de aquella manera no me parecía tan remota.

Hasta que llegó el receso y volví a mi habitación, encontrándome con un Hastings (Aun semi desnudo) quejándose de dolor al yo estarlo golpeando con una almohada para que despierte.

—Cinco minutos más, Picaflor —reclama soñoliento mientras se revuelca en las sábanas. Vuelvo a golpearlo provocando que se pare de un susto y me mire expectante—. Ya me levanté... ¿qué pasó?

Y ahí es cuando me rompí.

Desde que termine con Luke, no he llorado. Pasó hace meses y ni una lagrima había salido de mis ojos. Siempre me mantuve fuerte: alguien tiene que dar el ejemplo. Hanna y Anne me necesitaban como su pilar, no podía caer: Ellas me necesitaban estable.

Pero al ver los ojos avellana y ojerosos de Justin Hastings mirándome preocupado, comencé a llorar abrazándolo. Nunca había llorado tanto.

—Ey ey —trataba de calmarme, pero no había caso. Yo soy como una rocola humana: me pones una moneda y no paro—. Gaby... Gaby, ¿que sucede?

—Lo extraño, Justin —me separo de él—. Y creo que mis sentimientos por él ya no están.

Ahí es cuando me vuelve a envolver en sus brazos, repitiéndome "todo estará bien".

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—... entonces saldremos este viernes —nos termina de relatar Mika a Justin y a mi, quien se encuentra emocionada a punto de expulsar arcoíris de su trasero.

Lo único que puedo pensar es cuando desearía ser ella.

—Eso es genial, ¿no es cierto, Gaby? —pregunta indirectamente Justin al percatarse que no digo nada. Volviendo a la realidad, asiento con una sonrisa pequeña, mirando como mi compañera de cuarto salta en su lugar.

Dios, cada día la detesto más.

—¿Genial? ¡Es absoluta e increíblemente asombroso! Aunque no te preocupes, Justin, no te he olvidado...

—Sigo teniendo novia, Mika.

—Sé que estás enamorado de mi en secreto.

—No lo estoy —la corrige mi amigo negando con la cabeza. Mika le guiña un ojo dejando ver su ostentosa sombra negra y su delineado filoso, para luego salir de la habitación radiando luces y estrellitas—. Tienes que decírselo, Gaby.

—¡No puedo Hastings! —le reclamo parándome de la cama y mirándolo de frente. Tiene su cabello despeinado y aún se le pueden ver sus ojeras marcadas—. No quiero terminar como tú.

—¿A que te refieres con eso, Williams? —me pregunta Justin cruzándose de brazos.

—¿Que a que me refiero? ¡Dormiste hoy hasta mi receso que fue a las dos de la tarde; tienes unas ojeras más oscuras que mi alma y te comiste todo mi estupido helado de menta chips! ¿¡Por que rayos estás en Los Ángeles cuando deberías estar en un maldito avión a Inglaterra!

—No es tan fácil...

—¡Si es fácil! —me siento junto a él poniendo una mano en su hombro. Este me mira confundido al verme reaccionar así. Dios, cuando me estreso me pongo sorpresivamente muy sentimental—. Nunca en mi vida he visto a dos personas amarse tanto como ustedes dos, Justin. No pierdas el tiempo tratando de ayudarme; es como intentar reparar algo que lleva siglos roto.

El chico de ojos avellana me mira: parece rendido. Es como si el alma le pesara más que el cuerpo y a su corazón le pusieran cinta adhesiva para que no termine de quebrarse y estabilizarlo hasta que se encuentre cómo repararlo. Justin es un chico alegre y me duele verlo así: tan quebrado como yo.

Él tenía que irse a otro lugar a pensar las cosas, porque aquí no iba a solucionar nada; mientras que yo tenía que acomodar mis sentimientos nuevamente.

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora