33: Bienvenida a Cursilandia

53 2 8
                                    

Normalmente, si mis cortinas están cerradas, puedo dormir hasta las 2 de la tarde, pero cuando mis cortinas están abiertas y entra la luz, no puedo volver a cerrar los ojos.

Mala suerte: están abiertas.

Y añadiendo a esa mala suerte: no estoy sola en mi cama.

Jonathan Corey está recostado en mi cama, por suerte con toda su ropa puesta, leyendo un libro. Un libro de medicina.

Ojalá hubiera una cirugía para quitarle lo idiota y cursi.

Es lo primero que mi cabeza piensa al verlo. No puedo echarlo ya que después de todo, se supone que es mi nuevo novio. Pero tengo tantas ganas de estrangularlo en este momento.

Aunque llega otra persona a la imagen que me da ganas de estrangular aún más.

—Buenos días, McTexas —me saluda la mismísima Hanna Green entrando a la habitación junto a Jessie—. Lo único que digo, Jessie, es que podrías comprar ropa mas decente que no se te deshaga en el momento que toca el agua de la lavadora. Sigo pensando que tú eres la más probable que se evapore en agua, después de todo eres una bruja.

Hanna le lanza una botella de agua a Jonathan y luego se sienta en la silla blanca de mi escritorio. ¿Cuanto tiempo llevo dormida? Siento que ya he vivido esto antes.

—Lo que digo es que nada es barato —contraataca Jessie sacando una caja de aspirinas de su bolso y lanzándomela, junto a un cepillo de pelo.

—A parte de ti, claro —la insulto yo quitándole el agua a Jonathan y sacando una de las pastillas.

—Créeme: yo no soy barata.

—Gratis; lo que sea. —Hanna se ríe de mi respuesta mientras que yo trago la pastilla junto con el agua. Mientras, Jonathan se para de la cama y deja el libro en la mesa de noche—. ¿Y tú a donde vas?

—Mika me pidió que la ayudará a organizar uno de esas fiestas de blanco. Se supone que es una recaudación para ayudar a... creo que a los niños en sillas de ruedas. O con esclerosis múltiple, algo así.

—Eso es lo más ridículo que he escuchado en toda mi vida —contesta Jessie bebiendo de su agua y tirándose en su cama—. Espera, ¿Mika te lo pidió?

—Sí, ¿hay algo malo en eso?

—Todo —contesta esta vez Hanna—. Hermano, hasta yo que he pasado todos estos meses en Inglaterra entiendo que si tu ex te pide que te ayude en algo donde ustedes van a estar solos mucho tiempo, es mala idea. Y tienes que decir que no.

Jonathan rueda los ojos ante el comentario de Hanna. Oigan en serio, ¿por que todos actúan tan normal con Hanna aquí? ¿Por que rayos está Hanna aquí? ¿Estoy soñando? De verdad siento que desperté en los 70. Solo falta que Sean aparezca con una bolsa de marihuana.

—No va a pasar nada. Te veo en clases. —Jonathan se acerca a mi y besa mi mejilla. Dios que cursi. Luego, se aleja, se despide de las otras dos con un gesto y sale de la habitación.

¡Jonathan acaba de actuar como si fuera su novia desde hace cinco años y ellas dos no reaccionan! ¿¡Que mierda!?

—Hanna... ¿que haces aquí?

—Te lo quise decir anoche y no me quisiste escuchar. Solo voy a estar aquí unos días porque si y luego me iré a Stanford. A visitar a Luke y su nueva novia.

Escupí el agua que me estaba tomando al escuchar eso. Dios, siempre he querido escupir agua de una manera dramática. ¿Que rayos? ¿Luke tiene una novia?

—Se llama Cary Quilliams. —Ok—. Es rubia y tiene muchas pecas, y es compañera de medicina con ella. Dice que quiere ser trauma cirujana y es muy inteligente. Luke dice que me va a caer muy bien.

—Hanna me estás describiendo a mi. —La rubia teñida me mira confundida mientras que yo me levanto y camino hacia el centro de la habitación con mis pantalones holgados de pijama y mi camiseta de Queen—. O sea, esa soy yo. Además del simple hecho de nombre. Cary Quilliams, Gaby Williams. ¿Ves el parecido?

—Tienes razón; lo único que las diferencia es que... ella suena perfecta y tú eres un asco —se burla Jessie tomando de su agua. En un momento de rabia interior que se representa en el exterior, golpeó su botella de agua haciendo que se riegue por toda la habitación—. ¡Cálmate clon! La Cary original nunca haría eso.

Sin escucharla más, me lanzo en mi cama y miro el techo. ¿Por que me importa si Luke consigue una nueva novia? Claro que me molesta si se consigue una novia que sea idéntica a mi. ¿Hasta el nombre? ¿Es en serio?

—¿Pero a ti que te importa, Cary 2.0? Estás con Jonathan. Él es tu príncipe morado y ningún Luke Martinez puede cambiar eso —trata de ayudar la pelirroja, pero no le resulta—. Sería mejor si Jonathan se llamara Duke Ramírez, si por supuesto, pero ese no es el punto. El punto que que ustedes no se hablan desde hace tres meses y has estado mucho mejor sin él. ¿Que importa que tenga otra novia?

Por fin Tequila Hastings dice algo que tenga sentido. Realmente, ¿cuando desperté en los 70?

—Entonces, ¿vas a ir a esa fiesta que está organizando Jonathan o que?

—No quiero —confieso cerrando los ojos y tapándomelos con las manos. No estoy de ánimo para más fiestas—. No he hablado con Mika desde que le pasó al director mi ficha personal y vio que era como un historial de antecedentes de una tipa que lleva en la cárcel más años de los que no estuvo en ella. Y no tengo ganas de ir a su estupida y cursi fiesta de niña mimada para ver cómo trata de robarme al idiota de Jonathan. No estoy de humor. Prefiero matar a quince camioneros y cinco ciervos antes de ir a esa estúpida e hipócrita fiesta.

AL DÍA SIGUIENTE EN LA FIESTA.

Rayos... si vine.

—No puedo creer que me hayan convencido de ponerme ropa blanca —reclamo mientras camino descalza por la arena—. Esto es ridículo. No hay alcohol ya qué hay profesores observando cada cinco minutos y, por añadir, han venido como tres niños a pedirme que done dinero. Ni siquiera tengo para mi misma.

—Diviértete aburrida, es una fiesta temática. ¿Sabes lo raro que es eso hoy en día?

—Sí es tan raro como yo con ganas de asistir a una, pues, me sorprende que no se hayan extinguido. —Agarro los chis pops de la mesa y comienzo a comerlos yo sola—. Que conste... odio esta fiesta.

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora