28: El Cielo También Llora

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Vuelvo a releer el anuncio, para volver a mirar a Jonathan, a quien le habían pasado una copia del artículo.

Inmediatamente, me mira luego de leerlo, pero sin que él lo previniera, agarro mi botella de agua y salgo de la cafetería.

Era obvio. A Jonathan no lo podía gustar Mika. Sigo dudando que Mika sea del agrado de alguien. Todo lo que sé es que Jonathan me mintió, me vio cara de estúpida y me mintió en la cara.

―¡Gaby espera! ―Me volteo encontrándome cara a cara con Jonathan. El rubio agarra mis manos y las sujeta en ellas fuertemente, mirándome con sus ojos azul marino―. La única razón por la que hice eso es porque estaba siguiendo el juego que tú pusiste. Creí que lo adivinarías, pero lo de Jace pasó, y después a Mika se le rompió la nariz y... el director casi te expulsa... y pues...

Se notaba complicado. Tenía la lengua trabada y no podía hablar bien. Pero lo único que yo podía pensar es que la maldita copia de Liam Hemsworth estaba frente a mi mirándome con sus intensos ojos azules.

―Solo creí que lo adivinarías... y que me hubieras elegido a mi.

―Estoy muy ocupada en mantenerme en pie con pegamento y esfuerzo para tratar de adivinar tus idioteces. La próxima me lo dices en la cara, para no equivocarme y gastar mi saliva y mi estúpido aire en alguien como tú. Y no vuelvas a pensar que soy un objeto con el que puedes jugar: soy una mujer, mucho más fuerte que tú.

Y ahí fue cuando me pegó, mientras caminaba molesta apretando mi botella de agua, caminando bajo la imprevista lluvia, que el punto más temido de mi lista se había vuelto realidad.

20. Enamorarme de un completo imbécil.

Entonces, fue cuando me encerré dentro de mi auto que rompí a llorar, pero no solo por Jonathan; por mi mamá, por Luke, hasta incluso por James. Por todas esas personas que significaron algo para mí.

Ahí fue cuando recordé, al ver la lluvia, algo que mi mamá solía decirme siempre:

"Siempre ama la lluvia, hija. Siempre va a venir un día soleado luego de este inmenso mar gris"

Mirando el cielo nublado desde el vidrio del auto, suelto otra lágrima. Mi vida es demasiado complicada y yo soy una persona muy pequeña. Por una razón, esas palabras no me ayudan de nada.

A mi izquierda, siento que golpean la puerta. Jonathan se encuentra usando como paraguas su chaqueta, mirándome impaciente y mojado.

―¿¡Me dejas entrar o que!? ¡Me estoy empapando!

―¡Debiste haber considerado esta situación cuando decidiste mentirme!

Antes de que pudiera seguir reclamándome, Jonathan abre la puerta del jeep y entra, sentándose en el asiento del copiloto y después cerrando la puerta, excluyendo el sonido del exterior.

―Debí haber reparado ese seguro ―me arrepiento en voz baja al ver al rubio entrar.

―No puedes escapar de mí, Gaby.

―Reto aceptado. ―Procedo a quitarme el cinturón y agarrar el paragua, pero él me detiene.

―Yo soy tu príncipe morado.

―Es príncipe azul, idiota ―le corrijo riendo. Este me queda mirando unos segundos y luego ambos nos reímos juntos.

―Lo que sea... ―Su mirada azul intensa me mira. Su pelo mojado a su cara y su camiseta blanca pegada a su cuerpo captan mi total atención―. Yo soy tu príncipe morado. ―Me río―. Y lamento tanto haberte mentido.

―Sabes qué no necesito ningún príncipe en mi vida para cuidarme, Jonathan. Lo puedo hacer perfectamente yo sola ―le reprimo mirándolo. Este me sonríe, corriendo mi cabello mojado por la lluvia de mi cara y poniendo un mechón detrás de mi oreja.

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora