19: El Día Después

73 5 4
                                    

Dios, ¿Por que no cerré las cortinas anoche?

Soñolienta, comienzo a abrir de a poco los ojos, logrando observar mi habitación siendo iluminada por el sol. Siento como peso extra, por lo que dedicó una mirada confusa hacia mi hombro izquierdo.

Un brazo de hombro está apoyado ahí.

Casi suelto un grito desesperado, pero el recuerdo de la noche anterior inunda mi mente. Oh dios que he hecho.

Inmediatamente, me coloco mi camiseta de nirvana que justamente estaba doblada (o arrugada) en la silla y, con miedo por lo que vaya a encontrar, me volteo hacia mi cama.

Jace está sin camiseta durmiendo plácidamente en mi cama, cubierto hasta la cintura por mis sábanas blancas. En su cuello sobresale el dragón, y siento como si me mirara fijamente, amenazándome.

Tuvissste sssexo con Jaccce y no lo quieresss. SSSSSS. Esssto te perssseguira por el resssto de tu vida. SSSS.

Se que acabo de imitar a una serpiente y de seguro los dragones no sisean pero igualmente es lo más parecido que tengo en mi consciencia.

El maldito dragón tenía razón.

Entro rápidamente al baño mirándome al espejo. Me siento rara. Al notar mi pelo pegajoso me baño inmediatamente, tardando siete minutos y saliendo con el cabello mojado, volviendo a ponerme la camiseta de Nirvana y agarrando ropa interior del cajón.

¿Donde rayos estaba Jessie? ¿Por que no había llegado anoche? ¿Se habrá quedado donde Sean? ¿Habrá acompañado a Mika a la clínica porque le rompí la nariz? ¿Por que rayos la caja de condones está tirada en el piso del baño? ¿Como llegamos hasta el baño?

Muchas preguntas y pocas respuestas.

Luego de secar mínimamente mi cabello, salgo del baño, pudiendo aún observar al chico de lentes dormido en mi cama. ¿Por que tendrán todos los hombres el sueño tan pesado?

—Buenos días Gab... —El saludo repentino de Sam al entrar a mi habitación se apaga cuando ve a Jace acostado en mi cama—. Gabriella Emilia Williams Frederick, tú no dejas pasar ninguna oportunidad.

Poniendo mi dedo índice en mis labios, empujó a Sam hacia fuera de la habitación, entrecerrando la puerta sin que quede completamente cerrada.

—Te perdiste todo lo qué pasó anoche. Mika se cayó en la cocina y se rompió la nariz. —Ok... raro que no me haya delatado—. Y Jessie y Sean... uff.

—¿Estuvieron juntos?

—Toda la noche, creo que hasta Jessie se quedó en la habitación de Sean.

No me esperaba menos. Esa es mi chica.

—Tyler llevo a Mika a la clínica ya que Jonathan le terminó anoche luego de que te fuiste.

Este pequeño momento. Este pequeño momento de mi vida se llama felicidad.

Por fin la tortura terminó. Por fin ya no tendré que ver a Mika y Jonathan juntos. Por fin ya no tendré que fingir más con Jace. Oh Espera... acabo de acostarme con Jace por lo que dejar de fingir con él sin romperle su pequeño y amable corazón se me va a hacer imposible.

Estúpida vida.

—Ahora que ya te puse al día acerca de lo qué pasó anoche, ¿me puedes explicar por qué rayos Jace está semidesnudo en tu cama?

—Pues em... Dios como te explico. Nos acostamos juntos y fue el mejor sexo que he tenido en meses. —Sam abre la boca mientras que yo voy entrando al cuarto—. Y no está semidesnudo, está completamente desnudo.—Sam abre más la boca—. ¿Sientes eso? ¿Lo sientes? Son celos. Están en el aire y provienen de ti. ¿Lo sientes?

Cierro la puerta al terminar de burlarme del chico, para encontrarme con Jace aún durmiendo. ¿Lo despierto? ¿O me hago la dormida así me deja una nota y se va como todo un cobarde? No, mala idea. Es Jace. Me despertaría con un chiste malo que da risa y hasta con desayuno en la cama.

Dios como pude haber roto a un tipo así. Me da tanta pena ahora y a mi ni siquiera me dan pena los niños que casi siempre atropello mientras manejo.

Repito, soy nueva en esto de manejar: yo andaba en bici a todas partes y ahí no me preocupes de los peatones ya que me valían kiwi.

Me pongo unos jeans de Jessie casi saltando para lograr que me entren perfectamente. La ropa de Jessie es mucho más bonita y mucho más cara que la mía. Yo compro todo en el cyber Monday con Hanna, en las tiendas que los otros dicen que son súper baratas. Mejor ahorrar mal vestida que estar en bancarrota pero con estilo. Esa es la frase de Anne. Clásico.

Encuentro el polerón negro de Jace con el dibujo extraño en el piso. Lo agarro y lo huelo un poco: huele a alcohol, galletas y mi perfume. Es la mezcla perfecta.

Poniéndomelo y agarrando el dinero que Jessie guarda para el alcohol de la semana, abro la puerta para salir a la cafetería, pero antes de salir, le doy una ultima mirada a Jace.

Él había estado para mi cuando más lo necesite, para cuando estaba sola, triste y llena de tequila en el cabello. Él era mi Hanna de Los Ángeles. Claro, una Hanna hombre, sexy, con un tatuaje y que me da sexo increíble (no filtro o sea soy yo, las cosas como son), pero Hanna al final.

—Ey despierta dormilón —lo despierto tratando de soñar gentil, sacudiendo su hombro—. Despiértate te dije —lo de ser amable no es lo mío.

Veo a Jace abriendo los ojos de a poco, bostezando y estirándose. Se ve muy tierno. Vuelvo a sacudirlo haciendo que me mire, desorientado y con sueño. Una sonrisa se escapa en mis labios.

—Hola —me saluda con una sonrisa. Su voz ronca y su cabello despeinado lo delatan y hace que se vea mas tierno—. ¿Como amaneciste?

—Todo bien hasta ahora. —Sonríe—. Vístete y vamos por un café, qué hay muchas cosas por contarte.

—Gaby sobre anoche... —lo interrumpo.

—Tú solo vístete, dormilón.

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora