30: El Cumpleaños de Jessie

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―Ya estamos en un lugar privado, Gabs ―señala Sean mostrando el armario del conserje, en el cual ambos estamos encerrados―. ¿Cuál es el secreto?

¿Por qué elegí a Sean se preguntarán? ¿Por qué él?

Porque es la persona que Hanna hubiera elegido.

Sean... le pediré a Jonathan que sea mi novio en la fiesta de Jessie luego del examen de Anatomía.

Sean no dijo ni una palabra. Se quedó mudo, mirándome a los ojos. Sus ojos verdes estaban realmente abiertos, mirándome, sin poder creer lo que creía.

―¿Qué? ―fue lo único que preguntó, lo único que salió de su boca fue eso.

―Lo sé, se me ocurrió en la ducha. ―Me puse un mechón de pelo detrás la oreja para luego entrelazar mis dedos―. Jessie cumple diecisiete ese viernes y me pareció buena idea hacerlo en la gran fiesta que va a organizar.

Sean rascó su cabeza y luego metió sus manos en los bolsillos de su polerón con el logo de los Osos de la UCLA. Debería meterme en los equipos deportivos el próximo año hablando de eso.

―Gaby... no entiendo. ¿Por qué Jonathan? Es que... no lo comprendo.

Dios, este chico no entiende nada. Tampoco es que diga cosas muy enredadas.

―Sean, creo que hemos desarrollado una gran amistad, por eso te estoy diciendo esto; no para que me juzgues. Mira, Jonathan es bonito y yo... merezco tener un final feliz. Además, no puedo pasar de alto la hermosa reseña que hizo de mi en la página de la Universidad.

―¿Crees que Jonathan hizo esa reseña? Gaby no lo ves... yo...

En eso, el conserje del pelo verde abre la puerta sujetando un trapeador. Pasa su mirada de mi a Sean como si estuviera viendo un partido de tenis en vivo. Me mira sonriente, haciendo que le llegue luz al piercing en su labio inferior.

―Sabía que volvería a verte, McTexas. ―Debo que suponer que me dice así por mi vestimenta. Soy de Texas, ¿y que? El conserje mira a Sean confundido―. Tengo que admitirlo: este es mejor que el rubio, aunque este tiene una cara de santo. Los dejo, McTexas.

Antes de que pudiera reclamar, el conserje cierra la puerta del armario, dejándonos a Sean y a mi nuevamente encerrados. Esto se puso incómodo.

―¿Estás segura de lo de Jonathan, McTexas? ¿Ya lo pensaste completamente?

—Sí lo pensé, Sean. Estoy segura de ello.

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El silencio era abrumador. Lo único que se podía escuchar era la respiración agitada de Mika en primera fila, que le rezaba a dios por la respuesta de la pregunta 10.

El examen había llegado. Y estaba imposible. Les juro que había estudiado mucho para este examen, demasiado. Era el examen más importante para el resto de mi carrera universitaria, y lo único que me estaba reteniendo era la pregunta 27. Odio el numero 27.

Hoy es el cumpleaños de Jessie. Cumple diecisiete. Es una bebe. Me enteré hace poco que muchos le dicen Mini Gaby. ¿Por qué será? Después de todo no somos tan parecidas.

Y hoy es el día que le preguntaré a Jonathan si quiere ser mi novio.

Ahí una tonta regla que dice que los hombres deben hacer esta pregunta, pero al diablo con eso. Yo soy una persona completamente capaz y con el valor necesario para preguntarlo. Y me tendré que aguantar el rechazo internamente. Después de todo, sentiré lo que sienten todos los chicos que rechazo yo si es que Jonathan me dice que no.

¿Que chicos, Gaby? No mientas.

Logro de terminar de contestar la prueba, salgo de la sala, encontrándome con Jessie y Sean hablando acerca de lo que contestaron en la última pregunta.

—Es prueba estaba infinita —recalcó sacando mi celular y encendiéndolo—. Siento que pase como cuatro horas ahí adentro.

—Dejemos de pensar en la prueba, Gaby-Chips, y concentrémonos en mi. —Jessie se acomoda el pelo y me mira alzando las cejas. La pelirroja mira a Sean con una sonrisa malvada—. Ok, Pocoyo, tenemos que conseguir los tragos para hoy. —Jessie voltea a mirarme—. Tú; tienes que preparar Gaby Atómica.

Claro, porque no tengo nada mejor que hacer. De hecho si: tengo que planear un discurso. Pero a quien le importa.

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En mi último de preparatoria, fui a esta fiesta alocada y rebelde, donde, sin que yo preguntara, me dieron una botella entera de vodka. Terminé esa noche bailando sobre la barra del bar borracha y en una pileta completamente descotada.

Bueno, la fiesta de Jessie no es nada comparado a eso.

Esta es mucho mejor.

Hay un DJ, música increíblemente alta, gente por todos lados, luces brillantes de colores y todo está de un tono violeta azulado. La gente se encuentra bailando (más bien saltando) al compás de la música. Y no me cuesta para nada encontrar a la cumpleañera, quien se encuentra  sobre una de las mesas con alcohol bailando y riendo, mientras que todos gritaban su nombre.

No me preocupa, después de todo a su edad yo hice exactamente lo mismo.

—¡Gaby! —la voz de Jonathan me sorprende por un costado. Me sobresalto al verlo y sonrío, ya que era la única persona que quería ver en la fiesta—. ¡Estás muy bonita! —La música no me dejaba escuchar bien, así que quiero pensar que eso fue lo que me dijo—. ¿¡Quieres!?

Jonathan me ofrece de su vaso, que puedo oler claramente como cerveza. Asiento sonriendo y bebo un sorbo: me han estafado; es cerveza sin alcohol.

—¡Hoy manejo! —me explica mientras le paso de vuelta su vaso. ¿A donde maneja? ¿A quien va a llevar?

—¿¡Con quien viniste!? —le pregunto cruzándome de brazos. Él me iba a contestar, pero lo interrumpe la nueva canción que comienza a sonar.

—¡Amo esta canción! ¿¡Bailamos!? —me invita agarrando mi mano. Hell no, bitch; yo no bailo—. ¡Ven!

Comencé a negar con la cabeza, pero Jonathan me arrastró de todos modos. No me gusta bailar y yo no se bailar. En simples palabras: YO NO BAILO. A menos que alguien me sirva una botella de vodka, ahí tal vez mueva los talones.

Jonathan comienza a bailar conmigo, mientras que yo río al verlo: esta haciendo el completo ridiculo apropósito. Está bailando la Macarena robándose unos pasos de baile de Thriller. Tengo que admitirlo: su intento de que me sienta mejor por no saber bailar me hace sentir menos peor.

—¡Te tengo que hacer una pregunta, Jonathan!

El rubio para de bailar con una sonrisa para mirarme a los ojos. Me cruzo de brazos y lo miro unos segundos.

Es ahora o nunca, Gabs.

—¿Quieres ser mi novio?

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora