32: Mi Muerte

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"Gaby Williams murió el 8 de enero de 2019 por un infarto, en la fiesta de cumpleaños de Jessie Hastings. Yo, Jonathan, y todos sus compañeros y amigos, sabremos que ella tendrá una parte en nuestro corazón siempre."

Espero que eso diga en mi funeral el bastardo, ya que estoy apunto de tener un ataque cardiaco en este preciso momento.

El eco de mis palabras seguía rondando en el ambiente, y Jonathan estaba más sorprendido que yo por lo que había dicho.

—Sí...

Abro los ojos en ese momento, mirándolo muy confundida, mientras que él me sonríe.

Ok, las voy a ser sincera: estuve preparando un discurso para cuando dijera que no.

Bueno, Jonathan, está bien. Después de todo no estaba muy entusiasmada yo. Espero que todo lo que te propongas en la vida te resulte y... adiós. Hasta nunca.

Eso era lo que le iba a decir. Pero el muy bastardo dijo que si. ¿Acaso tiene idea en lo que se está metiendo? ¡YO NO SOY MATERIAL DE NOVIA!

—Genial, em, voy a... buscar una botella de vodka y... cuando deje de estar sobria conversamos. —Antes que me detuviera, ya me había largado a la mesa larga cubierta por un mantel, donde estaban todas las botellas de alcohol; y Sam.

—¿Como te fue con Jonathan? —me pregunta el de lentes mientras se sirve en su vaso. Ignorándolo, agarro una botella completa de vodka y la abro golpeándola con un cuchillo—. Creo que no muy bien.

Antes de que pudiera decirle algo, Jessie llegó casi cayéndose y mirando a todos lados. Se tropezó con la mesa y quedó frente a nosotros con una sonrisa de oreja a oreja.

—Jessie, ¿estas borracha o drogada? —le pregunto.

—No, Capricornio —contesta sonriendo y agarrando otra botella—. ¡Esta fiesta está increíble!

—Lo sé —contesta Sam bebiendo un sorbo de su bebida—. Yo quiero hacer una fiesta así para mi cumpleaños.

—¿No que para hacer una fiesta necesitas, no lo se, amigos? —Sam me mira molesto mientras que Jessie se parte de la risa.

Tomo un gran sorbo de la botella de vodka y camino riendo yo también a la pista de baile, donde comienzo a bailar saltando junto al resto de las personas, tapando la boca de la botella con mi pulgar para que no salga ninguna gota.

No podía ver a nadie conocido en medio de la fiesta, lo único que veía era al dj poniendo la música en una plataforma. ¿Como era que Jessie había conseguido todo esto? ¿Cuando? ¿En que momento?

El vodka bajaba por mi garganta y podía sentir el ardor recorriéndola. Necesito una mesa.

Salgo corriendo de la pista y me subo a la mesa de la comida, donde recibo gritos y apoyo de todos los borrachos que estaban bailando descontroladamente, que gritaban mi nombre a coro.

Se escuchaban mis botas sonar descordinadas a un ritmo que no iba con la canción. Nunca dije que era buena bailando.

Volví a tomar de la botella de vodka y comencé a saltar. Puedo escuchar la mesa sonar de una forma que no debería, pero eso no hace que me detenga.

Lo que hace que me detenga es cuando me tropiezo con unas papas fritas, cayendo de espaldas al piso, no sin antes ser atrapada por unos brazos flacos, que provocaron que ambos nos cayéramos, pero reduciendo la velocidad.

Miro a mi "salvador" a mi izquierda, pero lo que veo es a una chica con pelo cayendo a rubio y muy ondulado, que usaba una camiseta de Led Zeppelin, unos jeans apretados y unas botas vaqueras.

—¿¡Hanna!? —le grito. En definitiva, era Hanna.

Mi mejor amiga volteo a mirarme con una sonrisa forzada. ¿Que miércoles estaba haciendo aquí?

—Es la última vez que te salvo, borrachita.

Ambas nos paramos y caminamos a una esquina de la fiesta, donde ambas nos reímos al ver a la otra. ¿Que rayos está sucediendo?

—¿Que haces aquí? —le pregunto dejando la botella de vodka a un lado y poniendo un mechón de mi pelo detrás de mi oreja—. ¿¡Y rubia!?

Hanna se ríe junto a mi y me mira con una sonrisa. No entiendo absolutamente nada de lo que está pasando.

—Justin ya terminó su intercambio de ocho semanas y, bueno, vino para el cumpleaños de Jessie y decidí acompañarlo para ver en qué lió te metiste tú.

—Yo estoy perfectamente bien. —Hanna se cruza de brazos—. Le pedí noviazgo a Jonathan y dijo que si, pero de resto perfecto.

La rubia teñida me miró riendo. Debo admitir que estoy un poquito perdida sin ella diciéndome que tengo que hacer, pero de resto estoy perfecta por mi cuenta.

—Pero da lo mismo que estoy haciendo yo. —Hanna ríe—. ¿Rubia de nuevo? Extrañaba decirte hobbit teñido.

Hanna se acaricia el pelo y luego me mira sonriendo, aunque no creo que le guste mucho la idea de que le vuelva a decir por el apodo que ella realmente detesta.

—Bueno, decidí hacer un cambio y me teñí el pelo. No es tan rubio como antes, pero, es aceptable y esta vez si me gusta.

—Hanna, si quieres hacer un cambio, no puedes volver a lo que ya estabas. Piensa.

Hanna vuelve a reír para luego arrebatarme la botella de vodka y beber un sorbo. Gracias a ella y su sed nunca logro terminarme la botella yo sola.

—Bueno, ahora tenemos que irnos. —La miró confundida—. Le dijiste a Jonathan que querías ser su novia cuando claramente no estás lista para el compromiso, Gabs. Escucha: yo estoy aquí como tú ángel guardián y te ayudaré a hacer una vía de escape. Soy tu persona.

—Ok, Miss Sunshine, me gusta que pienses en mi y me ayudes a crear una vía de escape, pero el problema es que: no quiero escapar.

—¿Que? —Hanna no podía creer lo que escuchaba. Ni siquiera yo.

—Creo que estoy lista para dar el siguiente paso con Jonathan. Me refiero a que, no necesito tu ayuda.

Hanna, sin entender, entrecerró los ojos.

—Gaby, tú siempre necesitas ayuda.

—No la necesito, porque se que no estás aquí. Estoy muy borracha y se que tú eres mi conciencia vuelta persona. Yo siempre escucho tu voz cuando voy a hacer algo idiota, pero ahora que estoy borracha, te veo completa. No estás aquí.

La chica se cruzó de brazos aún mirándome confundida, sin entender de lo que estaba hablando. Aunque yo me entiendo, así que mi conciencia debería entenderme.

—Créeme, Gaby, estoy aquí.

—No lo estás. ¡Mírate! Estás vestida genial. ¡La camiseta de Led Zeppelin y las botas es el mejor atuendo que he visto hoy! Me lo hubiera creído, eso si, si no estuviera lo rubio.

—¿Cuantas botellas te has tomado, Gaby?

—Estoy bien, conciencia. Ahora si me disculpas, tengo una fiesta a la cual asistir.

Dejándola con la palabra en la boca, vuelvo a la fiesta y comienzo a bailar riendo.

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora