10: Amistades que Duran Para Siempre

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Conectando... Conectando...

El sonido de la llamada suena.

—¿Qué pasó, Gabs?La imagen de Hanna en la pequeña pantalla del computador se veía píxeleada. Se podían distinguir los rasgos más básicos de ella, como sus cejas pobladas, su delineado y su maquillaje hecho a la rápida.

—¿Acaso no puedo llamar a mi mejor amiga? ¿Donde firmó para apuntar cita? —bromeo provocando que se escuche su risa al otro lado de la línea—. ¿Ya solucionaste las cosas con Justin?

Un silencio abunda entre las dos, diciéndome claramente que nada se había solucionado. Instantáneamente, la miró confundida, esperando a que me diga algo.

—Justin es sedentario —termina por decir Hanna reclinándose en la silla de su escritorio—, y Texas es su hogar. Pero es que no puedo creer que sea tan egoísta. Me parece injusto que se haya tomado el tiempo de ir a verte y yo no lo he visto desde hace cinco meses —me reclama.

—Hanna... Justin se crío en Texas, ayudó a su padre a trabajar y va como a rodeos todos los fines de semana. —Hanna ríe—. Tienes que entenderlo.

—Quisiera que se sacrificara por mi y viniera para acá —se confiesa ante mi jugando con mechones de su cabello.

Justin y Hanna eran esa pareja que uno esperaría que estuvieran juntos por toda la eternidad. Son el uno para el otro. Se complementan increíblemente: es una lástima que no estén de acuerdo en esto.

—Hanna no todo se puede. Él ama Texas, es su hogar...

—Pues tu también lo amas, pero te largaste de ahí de todas maneras...

—Porque yo no tenía nada que perder. Hanna: en lo que nos parecemos tú y yo es que podemos dejar todo atrás para cumplir nuestras metas. Justin no. Justin necesita de su hermana y de su familia, no los puede dejar.

Hanna parece quedarse pensativa. Me molesta que se estén peleando por esto, por una tontera. Yo soy una mujer que hace las cosas de una manera simple y eficiente: en Navidad se van a Londres; en verano a Texas para los rodeos. Punto, es sencillo. Pero al parecer ninguno de los dos quiere moverse.

—No lo sé; en fin. ¿Sabías que... Luke está... "saliendo" ―Hace comillas con los dedos―... con una chica de Stanford?

Me quedo muda. Wow, no sé ni siquiera que decir. Mi relación con Luke parecía no muy lejana. Wow... esa es mi única emoción como al respecto por esta situación.

―Se llama Courtney Wallace ―interrumpe rápidamente Hanna sin poder dejarme respirar. La castaña saca su celular y me muestra el perfil de Instagram de la chica, donde claramente puedo distinguir una foto que tiene con Luke, ambos frente el letrero de la Universidad de Stanford—. Esta también en primer año y es de Wisconsin. Eres mejor que eso, Gaby.

—No intento ser mejor que nadie —le aclaro marcando la página que habíamos leído en clases, mirando a veces de reojo a la pantalla donde Hanna aún me muestra su celular, bajando por el perfil de la chica—. Hanna detente

En eso, escucho como tocan la puerta de la habitación de Hanna. La chica con sorprendente pelo ondulado se para confundida de su silla, yendo a la puerta.

Veo claramente la exagerada reacción de Hanna al ver a Justin Hastings, con dos maletas y un gorro de lana, parado en el marco de la puerta. Comenzó a gritar ahogándolo en sus manos. Sus ojos se abrían y se cerraban, sin poder creer lo que veía.

—Sorpresa —escuchó decir a Justin riendo, mostrando su sonrisa blanca y brillante. Este se acerca a abrazarla, envolviéndola en sus brazos.

¿Lo sabía? Claro que lo sabía. Estuve media hora discutiendo con Justin sobre como sería lo más disimulado posible. No le gustan mucho los aviones y lo único que hizo en su conexión en Nueva York fue hablar y hablar: conmigo.

—Bueno tortolitos —los saludo sonriendo, llamando su atención hacia la pantalla—. Tengo clase. Los veo luego.

Y corto.

Si, Justin dijo que iba a pasar unas tres o tal vez cuatro semanas en Inglaterra, pero que tenía que volver para alcanzar a jugar la temporada de Fútbol.

Me impresiona que Justin haya tomado la iniciativa. Bueno, no puede pasar más de cinco días sin Hanna sin que se desespere.

Claro que...

—¡Perdón! —grita el chico que provoca que me caiga al suelo, provocando que mi rodilla quede completamente raspada—. Uy... déjame ayudarte —vuelve a exclamar el chico misterioso agachándose a mi lado y viendo mi rodilla con suma delicadeza.

—Está bien. Deja, no me pasó nada —insisto, pero el me mantiene sentada en el piso—. Realmente estoy bien.

—¿Siempre eres así de terca? —vuelve a preguntar el chico de ojos castaños, sacando su botella de agua de su bolso.

Tiene el pelo negro desordenado, unos lentes gruesos negros que notan un poco de suciedad y, unos labios rosa carnoso. Sus ojos castaños se marcan con su poleron azul de los Dodgers de Los Ángeles. Un tatuaje de dragón se deja ver por lo pequeño que tiene descubierto de su cuello.

Me distraigo de mi descripción cuando siento como me hecha el agua en la rodilla; y me arde.

—¡Au! —exclamo seria, mirándolo de mala manera. Este me mira, me dedica una pequeña sonrisa tratando de disimular los nervios y vuelve a mi rodilla—. ¿Que no entendiste con "estoy bien"? ¿El "estoy" o el "bien"? —Vuelvo a reclamar al ver como saca su bufanda azul con blanca y la usa para envolver lo raspado, provocando que la sangre que estaba saliendo se detenga—. Ahora voy a tener que andar con esa bufanda para todos lados.

El chico ríe y me mira profundamente. Al darse cuenta que me está mirando por más de lo normal y notar mi incomodidad, comienza a recoger los libros que me botó al hacerme tropezar.

—Me llamó Jace —se presenta—. Jace Samuels —repite nervioso—. Estudio segundo año de medicina.

—Gaby Williams —digo sin mostrar expresión alguna, quitándole mis libros de las manos.

—¿La Gaby Williams? Digo, amiga, tu expediente está en toda la página escolar. ¿En serio le rompiste la nariz a una chica con tu puño?

Me río ante su pregunta y asiento sonriendo, provocando que él se ría igual y los nervios lo abandonen.

—Si, también le rompí sus tacones pero a nadie pareció importarle. —Ambos nos reímos. Have me ayuda a pararme del piso, sujetándome de sus ambas manos y luego recogiendo los libros.

—Eso es increíble. ¿Que clase tienes ahora? —pregunta entrecerrando los ojos. La brisa marina nos ataca a ambos junto al radiante sol de Los Ángeles. Mi pelo rubio comienza a levantarse y el pelo despeinado de Jace se mueve hacia el lado.

—Tengo... —Reviso mi horario— fisiología humana con la Dra. Keller.

—Ella está pero... —Alzo una ceja— pero... súper inteligente. Sus clases son asombrosas, aprender mucho de... fisiología.

No evito reírme negando con la cabeza. Me agrada este chico.

—Hola hola —nos interrumpe Jonathan, provocando que ambos lo miremos extrañados—. ¿Que tal todo por aquí?

¿Por que estas cosas me pasan únicamente a mi?

Mala Reputación [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora