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Su mano descendía y volvía hacia el mismo lugar tocando suavemente y con cariño el pelaje del cachorro que ahora dormía aun lado de ella.

Verlo dormir tan tranquilo y sereno le daba tranquilidad. El silencio de la habitación la consumía de sobremanera ya que sus pensamientos salían en carrera.

No dejaba de tocarse con su otra mano sus labios. Aunque ya había pasado exactamente dos horas con veintinueve minutos, aun se sentía extraña. Tanto así, que si hablaba con el chico británico, no sabría ni que decir. Si es que el le hablaba.

—Todo fue tan repentino. Sin ningún pensamiento presente. Fue como sí, quisiera experimentar más de lo desconocido.— Soltó de sus labios mirando el techo de aquella habitación. Pero a los minutos se mordió sutilmente su labio para una vez más incorporarse. Debía salir y distraerse.

Cuando andaba de pie y con una sencilla vestimenta, beso la cabeza de su mascota y salio de la habitación con algo de tranquilidad y nerviosismo. Sus nervios se debían al pensar que se encontraría con aquel británico.

Miro por el pasillo y se dio cuenta que no había nadie a los alrededores. Cuando abajo, su madre de seguro estaría en su habitación así que opto por dar un paseo ella sola.

Su sorpresa fue al salir, ya estando a oscuras el cielo, las estrellas brillaban sin más junto a la creciente e igualmente brillante luna, adornando el firmamento nocturno.

—Que linda noche.— Se dijo, miro a su alrededor y aun no se creía que su padre había comprado más terreno de aquel hogar. A lo mejor, debía explorarlas.

Se le había cruzado la idea de ir por el caballo, pero no. No quería pasar una mala noche con aquel caballo amargo.

—Y ¿El lago?— Volvió hablar por si sola pero le gusto la idea, no conocía muy bien ese lago y ni sabia que ya se encontraba justamente por allí cerca, a lo mejor, y solo posiblemente, no conocía bien su hogar.

Se encamino rápidamente, quería estar relajada por unos minutos y podría ser que hasta por unas horas. Necesitaba despejar su mente de todo aquello.

Sus labios soltaron un poco de aire el cual se torno casi como una pequeña niebla en su rostro, estaba empezando hacer frío y eso le gustaba ya que por esos alrededores no era de ser muy friolento. Siempre era cálido y veraniego.

En unos pocos minutos y casi como unos 300 metros de su casa, pudo llegar a su destino. Y su expresión quedo algo asombrada. Imagínese, que la luna, quedaba hermosamente reflejada por ese pequeño lago con sus acompañantes las estrellas. Ella simplemente suspiro encantada y se sentó debajo de un árbol que se encontraba allí cerca admirando todo aquello.

—No hay nada más bello que admirar una noche estrellada con su luna llena de esplendor.— Sonrió mientras se acomodaba en ese lugar y empezaba a tranquilizarse poco a poco. A sabiendas, podría ser que se había tranquilizado bastante.

—♥—

—____—Escuchó algo lejos, un llamado;un llamado que era justamente hacia su persona.—____, cariño despierta.

—¿Mamá?— Decía un poco soñolienta la chica mientras se acomodaba en su lugar. Se sentía un poco pesada como si hubiera dormido muy mal. Demasiado mal.—¿Que pasa?

—¿Que haces a las tres de la madrugada afuera de la casa?—Preguntaba la mayor. Pero en su rostro reflejaba una expresión severa, como si estuviera algo enoja y a pesar que la joven ya fuera una adulta, no podía dejar que se perdiera o escabullirse allí  por no querer dormir en la casa.—Sabes que es muy peligroso estar ha estas altas horas de la noche afuera.

🍃¿Quien es ella Matt🍃                                            🌿Eddsworld🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora