Había pasado casi una semana desde que Magnus había comenzado a vivir con Alexander, el moreno había buscado distintas oportunidades para poder hablar con el joven de ojos azules, pero por mucho que lo había intentado, no había concretado su idea de ser honesto.
Alexander corría por la casa, Magnus lo veía, por mucho que el moreno buscaba ayudarlo, el otro simplemente se negaba, diciendo que él le tenía una sorpresa y que por eso no podía ayudarlo con nada.
—Alexander, de verdad, puedo limpiar la encimera o hacerme cargo del baño, no es justo que estés ordenando y además cocinando...
—No Mags, yo te tengo una sorpresa, por eso quiero preparar todo para esta noche, quiero que veas lo maravilloso que puedo ser y todo lo que tengo planeado para ti. —Alec se acercó al moreno y puso sus manos en el plano vientre de la joven. — bueno, lo que tengo planeado para ambos, para nuestra hermosa familia.
Magnus sintió sus ojos anegarse por las lágrimas, las hormonas lo tenían al borde de una crisis de nervios y todo se volvía peor con el paso de los días, todos esos días en los que le escondía la verdad al ojiazul.
—Hey, hey, no Mags, no llores, dime que pasa, ¿qué tienes? Vamos ven...—Magnu se dejó guiar a una de las sillas de la cocina, donde Alexander lo ayudó a sentarse y con la mirada fija el uno en el otro, simplemente continuó. — Dime Mags, ¿qué te tiene tan triste? Sé que tus hormonas deben estar un poco locas, pero siento que realmente hay alguna cosa que te está molestando, Mags, necesito que confíes en mi...
Magnus miró los ojos de Alexander, era el momento, debía decirle la verdad, esperaba que si podía ser honesto, el ojiazul lo perdonaría o al menos no lo sacaría del departamento a su suerte como le había pasado con su madre.
—Alexander...
El sonido de la puerta evitó que el moreno pudiese continuar, Alec miró al moreno y agregó. — Lo lamento, hablaremos esta noche, ¿sí?
El moreno sonrió y miró a Alexander caminar hacía la puerta, el ojiazul era como un príncipe, Magnus se había sentido protegido como nunca fue en su hogar, como nuca habían sido sus relaciones, Alexander realmente lo trataba bien y lo cuidaba, lo que, de alguna manera, lograba que esa incomodidad que estaba sintiendo por mentirle, fuese aún mayor a lo que el mismo sentía que podía ser.
Alexander llegó a la puerta, respiró profundamente, se había preparado a lo largo de esa semana, sabía que era algo que debía enfrentar, pero el solo recordar la reacción de Jace, le prevenía para lo que probablemente sería esa cena.
Magnus se puso de pie cuando Alexander dio paso a varias personas, quienes sonreían y hablaban, dos mujeres entraron, abrazando y besando el rostro del joven, mientras un hombre mayor le tendía la mano de manera cordial, para final dar paso a Jace, quien estaba con el ceño fruncido.
—No puedo negar que esta invitación nos sorprendió Alexander. — El hombre lo miró y sonrió, notando la presencia del joven que estaba en la puerta de la cocina. — Asumo que tienes alguna sorpresa para nosotros.
El hombre avanzó hacia Magnus; quien tenía una mano sobre su vientre, sintiendo extrañamente que este se apretaba bajo sus dedos.
—No creo conocerte, Soy Robert, el padre de Alexander y ¿tú eres?
—Magnus Bane...— El moreno tragó en seco, bajo la atenta mirada de todos los que estaban presentes en ese salón.
—Vaya hermano, jamás esperé ver a un prodigio como Magnus contigo...— La joven de oscuros cabellos llegó junto a Magnus y depositó un beso en la mejilla del moreno. — Soy Isabelle, la hermana de ese desaliñado, puedes ver quien tiene realmente todo el estilo de la familia.
—Es un gusto...— La garganta de Magnus se secó de golpe al ver la penetrante de la que asumió era sería la Madre de Alec.
—Maryse, es un placer. — La mujer no se acercó si quiera al moreno, haciendo que el moreno sintiese una extraña vergüenza, las manos incluso parecían estarle sudando. — ¿Alexander?
Jace estaba al final, por lo que no decía nada, simplemente se mantenía a la distancia, pero con la mirada en el vientre del moreno.
—Creo que podemos sentarnos a la mesa, para comer...— Alexander pasó su mano por la cintura del moreno, guiándolo al comedor y siendo seguido por su familia, se acercó al oído del otro y agregó. — Hoy les contaré que seremos padres, sé que puede ser mucha presión para ti, pero era peor que te lo dijese y estuvieses estresado por todo el día, te pido que soportes unas horas y luego seremos los dos, seremos solo nosotros...— Alexander sonrió y agregó. — Bueno, tú, yo y nuestro pequeño.
Magnus sentía el nudo en su garganta crecer, se sentía triste, no quería que el chico sufriese, pero no lo podía dejar mal con toda su familia presente, por lo que asintió, ya que seguiría con la cena y ya hablaría con él cuando todo eso terminase.

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Cheque en blanco
FanfictionUna relación no podía formarse en base de mentiras, pero cuando la vida de un bebé está involucrada, Magnus le mentiría a quien fuese necesario. Alexander está perdido, ilusionado y enamorado de ese bailarín, quien ahora, simplemente lo convertiría...