Jace.

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Jace se había tomado realmente poco tiempo y había llegado, tal como le había pedido a Magnus para que dejara de llorar, distintos tipos de manzana e incluso había encontrado una tarta vegana de manzana, que en extraño impulso de simpatía había comprado, esperando que el embarazado la disfrutara, lo que no estaba muy lejos de lo que estaba ocurriendo.

Magnus solo con ver la tarta, había sentido una necesidad tan grande de probarla, que casi se la había arrancado de las manos a Jace, pero se había sentado en la sala con dos platos y ofreciendo un trozo al rubio.

—Yo...—Jace no amaba las tartas, en especial las comidas veganas, su hermana había tenido una temporada de amante de la cocina vegana-sana, que terminó con él y Alexander en el hospital, casi a segundos de un lavado de estómago, pero al ver los ojos del casi gatunos de Magnus, simplemente suspiró y recibió el plato. — Gracias.

—Yo soy quien debe agradecer. — Magnus se metió un gran trozo de pastel y luego, levantando la vista, agregó. — Comprendo que no soy completamente de tú agrado, sé que para ti este bebé es algo malo y aunque Alexander me explicó la relación que ustedes suelen llevar, no puedo negar que debes tener una terrible impresión de mí.

— Es difícil para mí, Alec sufrió mucho, sufre muchas cosas, se temía a si mismo y a lo que otros podían pensar de él y de su cuerpo, sé lo que el sentía por ti, desde que está en la universidad y de la nada, apareces en su vida y esperas a su hijo ¿dime si no te sentirías confundido? Lo que menos quiero es que mi hermano llegue a sufrir...

—Aunque no te parezca real. — Magnus bajó su tenedor, casi parecía que su cuerpo hubiese perdido cualquier energía que tuviese hasta ese momento, el entusiasmo por manzanas se había marchado con pocas palabras —También siento vergüenza, no tengo nada, en cosa de días, de un par de decisiones apresuradas lo perdí todo, todo. — Magnus volvió a sentir el nudo en su garganta. — Mi carrera, mis estudios, mi casa, mi vida, ya nada de eso me pertenece, yo cometí el error que muchos jóvenes comenten, olvidé un puto condón y ahora estoy a la deriva. — Magnus sabía que debía medir sus palabras, sabía perfectamente que sus palabras y sus angustias podían dejarlos en evidencia y quitarle esa poca seguridad que había ganado con los meses que llevaba junto a Alexander, pero simplemente se llenó de dolor y continuó — Cada noche me duermo pensando en lo terrible que soy, en como le estoy arruinando la vida a tú hermano, en como este pequeño estará condenado por mi culpa, mi propia familia no me quiere, ¿cómo puedo creer que alguien querrá a este bebé?

Magnus se llevó las manos al vientre y cerró los ojos, dejando las lágrimas correr por sus mejillas. —Ni mi padre me quería, mi madre me cerró las puertas de mi casa, si no fuera por Alexander, por su familia, si no fuera por ustedes, ni un techo, ni un techo...

Magnus siguió llorando, hasta que las manos de Jace sobre sus hombres, logrando que el cuerpo del moreno se estremeciera y buscase un mayor contacto, por lo que Jace simplemente lo rodeo y apretó contra su cuerpo.

—Ahora tienes un hogar, una familia...

—No nos corresponde...—Habló entre gimoteos.

—Si. — Jace miró al cielo y simplemente suspiró. — Ahora tienes un lugar en la familia, Alec te quiere, y este niño es realmente querido y esperado, solo tienes 4 meses y ya están pensando en como se vera y si sacará rasgos de Alec o tuyos.

—¿Lo querrán si no se parece a Alexander? —el moreno habló dudoso, sabiendo que uno de sus principales miedos era que el bebé sacara los rasgos de su verdadero padre.

— Los Lightwood son una familia cariñosa, puede parecer que en realidad somos demasiado fríos o calculadores, pero la familia tiene un sentido demasiado importante para nosotros, no son los rasgos lo que nos convierte en familia.

Magnus había dejado de llorar y con las palabras de Jace una sensación de calma se instaló en su pecho, por lo que levantó la vista. — ¿Jace?

—Dime...

—¿Puedo comer tu trozo de tarta? — Jace sonrió agradecido, se alejó de Magnus y le cedió el plato con el pastel que no había tocado ni una vez.

Jace mantenía sus dudas y continuaría con la investigación que estaba llevando, necesitaba saber cual era el interés de Magnus Bane con su hermano y si en realidad lo amaba, miró su móvil, leyendo nuevamente los datos que había encontrado "Asmodeus Bane" 

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