¿Compromiso?

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Alec sentía un nudo en su garganta, pero no quería reclamar nada a Magnus, mucho menos forzar las cosas, todos le habían comentado que las hormonas podían de alguna forma hacer que las personas en gestación tuviesen actitudes bastante alocadas y, a pesar del dolor que le causaban las palabras del moreno, el ojiazul simplemente se contuvo.

El moreno pasó varios días, sonriendo a cada contacto en que el ojiazul acortaba la distancia entre ellos, en como las manos del menor solían viajar a su pequeño vientre, a su porotito, a ese que sabía ya estaba presente en la vida de ambos y, por mucho que el moreno deseaba responder a esos cariños que el otro le propinaba, la mirada y las palabras de Jace resonaban en su cabeza, quebrando un poco su frágil corazón.

Marcó un par de lugares más, había dado con varios departamentos, varios pisos de valores relativamente menores o que por lo menos quedaban a un valor razonable para mantenerse con los recursos a su disposición, aunque las cuentas desde ya no eran nada favorables.

—Por Lilith...—ese pequeño tirón en su bajo vientre le hizo recordar que no tenía como trabajar mientras su pequeño "frijolito" estuviese de polizonte en su vientre. —no tengo idea que haré cuando se me acabe el dinero.

Terminó de marcar las direcciones que había estado mirando, la ruta incluía bastante tiempo en el subterráneo, por lo que se había puesto la ropa más cómoda a su disposición y había apartado algunos suministros de la nevera, que agradecía la madre de Alec mantuviese repleta de comida sana y de esos pequeños antojos que podía necesitar, aunque, algunos antojos los había ocultado para no molestar a Alexander.

Tomó su billetera, sus documentos y agradeció que ese día nadie pudiese pasar al departamento a estar a su cuidado, ya que la idea de salir a buscar un apartamento, para marcharse del lado de Alec, junto con alguno de los miembros de la familia del joven, le parecía una locura.

Comenzó a caminar al subterráneo, el primer piso estaba cerca de una parada de autobús, pero la sola idea de subirse a uno, lo mareaba y le aparecían unas nauseas horribles, por lo que optó por el subterráneo.

Iba bastante cómodo, una chica le había cedido el asiento al notar su pequeño vientre, lo que agradeció, recordó lo mucho que Alexander exageraba cuando estaba de pie demasiado tiempo.

El primer lugar estaba en un tercer piso, no tenía ascensor y aunque su vientre era pequeño, en realidad no podría subir tantos pisos con un vientre más pronunciado y ni pensar, en la posibilidad de hacerlo luego de haber dado a luz, con una carriola, bebé y todo lo que necesitaría para su hijo.

Caminó al segundo lugar, estaba cerca de una cancha de baloncesto, las calles eran angostas, la entrada estaba rodeada de basureros, no era un lugar de ninguna manera amigable, pero era barato, estaba en un primer piso, pero solo con poner un pie dentro del lugar, una terrible sensación de asco subió por la garganta del moreno.

La vendedora notó la incomodidad del joven embarazado, le explicó que la ventana de la sala-comedor, daba a la cocina de un local de comida china y que probablemente el olor provenía de las ventilaciones de este.

Magnus sabía que ese lugar era de los más baratos, el barrio no era el mejor en ningún caso, pero la verdad es que sabía que era de los más seguros, pero el olor lo hacía sentir asqueado y hasta mareado.

Se marchó al tercer lugar que había apuntado, su vientre estaba un poco apretado, no era doloroso, era molesto, como si la necesidad de ir al baño se volvía más y más urgente, por lo que paró en una pequeña cafetería.

—Hola guapo, ¿qué te puedo servir? — La camarera le sonrió sin levantar la vista, pero el moreno no podía dejar de sonreír al notar los cabellos de la joven, los que eran inconfundibles para Magnus.

—¿Pensé que conocerías mis gustos? —La chica sonrió, levantó la vista. — Ese uniforme no te hace justicia galletita.

— Es mejor que el debe usar Simón. —La joven apuntó a la puerta, en la que una galleta gigante, trataba de entregar unos volantes. —Es una cafetería nueva y bueno, con Simón necesitamos dinero, mi padre mi quitó el apoyo desde que se enteró de mi relación con Jace.

Magnus levantó la mirada y su sonrisa, simplemente desapareció ante la mención del rubio, el recuerdo de las palabras de amor con las que el joven hablaba de Alec, simplemente lo hacía querer llorar.

—Te pusiste triste, ¿sigue molestándote? — Clary dejó salir un puchero. — Pensé que Jace ya había aceptado que su hermano sería padre, aunque parece que aún sigue un poco lastimado.

—¿Sabes...— Magnus odiaba sus hormonas, sabía que sus ojos se habían anegado con las lágrimas, que parecían estar a momento de correr por sus mejillas. — sabes que ellos no son hermanos de sangre?

—Me lo comentó...— la pelirroja le hizo una señal al joven, quien se acomodó en la barra de la cafetería, mientras la joven servía un par de cafés. — Dame un momento Mags.

El moreno sonrió e intentó no llorar, buscó su móvil y se encontró con los mensajes de Alexander.

"Te extraño, como sigue nuestro nene"

"Llegué y no estabas, ¿ocurrió algo?"

"Responde, estoy como alma en vela..."

"Salí a dar un paseo, regreso pronto"

Magnus quería decir muchas cosas, pero no sabía cómo, no entendía lo que pasaba por su cabeza, ni mucho menos, lo apretado que se sentía su corazón, solo con la idea de preocupar al ojiazul.

—Vaya, Magnus Bane...— La voz a las espaldas del moreno lo hizo estremecer, pudo sentir su sonrisa desaparecer de golpe. — No pensé encontrarte en un lugar tan lejano a la protección de la familia Lightwood. —Valentine se acercó a la caja, Clary estaba alejada, entregando un pedido. — o viniste a darle lastima a mi hija, con tú bastardito.

—Mi hijo no es un bastardo.

—Debe ser muy digno, digo, Alexander es el hijo mayor de una familia respetable, con dinero, con buenos negocios y luego estás tú, un bailarín de cuarta, que en realidad no entiendo cómo llegó a ser principal de la compañía. — La sonrisa del mayor se ensanchó antes de continuar. — Claro, es por eso, no lo había pensado, tú no eres nadie, no tienes nada, incluso tú propio padre te rechazó, es obvio que busques la estabilidad de una familia de renombre.

—Debes callarte, yo no he dicho nada para que me trates de esa manera.

—¿Para qué diga sus verdades? — Valentine notó a su hija acercándose y agregó en voz baja. — Seamos honestos, tú crees que los Lightwood te dejarán conservar ese niño, te lo quitarán para el hijo mayor de Robert lo crie junto a su prometida. —Magnus sintió su rostro palidecer, una sensación de frío recorrió su cuerpo. — Oh, pobre pequeño, no sabía que el Joven Alexander Lightwood se encuentra comprometido con Lydia Branwell desde hace años.

Magnus sentía el suelo moverse bajo sus pies y las lágrimas bajar por su rostro, se levantó y se alejó en dirección al baño, escuchó a su amiga llamarlo a la distancia, pero no podía girarse, no podía soportar el dolor que su pecho sentía, alargó su mano en busca de la manija, cuando el mundo a su alrededor simplemente se oscureció.

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