Decir que la cena había sido incómoda para el moreno, era decir poco para lo que le estaba pasando, Magnus se había recostado, llevando las manos a su vientre, esperando dormir lo suficiente, antes que su cuerpo sintiese las ganas de sacar toda su cena de su cuerpo.
—¿Magnus? —Alexander estaba de pie, en el marco de la puerta, mirando fijamente al moreno. —¿Cómo te sientes? —el joven avanzó con cuidado, Magnus no pudo evitar pensar en los niños tratando de tomar un gato, cuando se acercan con cuidado, como si temieran asustarlo.
—Me siento bien Alexander, estoy esperando un bebé, no estoy enfermo...— El moreno sentía el nerviosismo del otro, siempre parecía tratarlo como un cristal, como si de alguna manera, fuese a romperse en cualquier momento, como si ese niño que crecía en su vientre fuese una bomba a punto de explotar.
—Lo sé, lo sé...— Alec se sentó junto a Magnus y dejó salir una gran sonrisa, para luego llevar las manos al vientre del joven. — Es solo que, no quiero que nada les pase, a ti o a nuestro pequeño.
Magnus sintió nuevamente el nudo en su garganta, la emoción en los ojos de Alexander, era tan palpable que lograba que todo a su alrededor vibrase, incluso lo notó, cuando habló con su familia, cuando les contó el motivo de la estadía del moreno en su hogar.
Alexander acomodó a todos en la mesa, bajo la atenta mirada de sus padres y sus hermanos, quienes pasaban de mirarlo a dirigir su mirada al moreno que usaba un lugar junto, al joven de ojos claros.
—Bueno Alexander, cocinas bastante bien, tus dotes han mejorado bastante, me preocupaba que siguieses comiendo comida rápida como un loco...— Maryse sonreía, mirando la mesa y a su hijo, realmente parecía orgullosa de lo que estaba haciendo el chico.
—Bueno madre, las cosas están cambiando. —Alexander tomó la mano de Magnus sobre la mesa, mientras el resto de la familia los observaba, en silencio. —Magnus y yo tenemos algo que contarles.
—Lo sabía...—El grito de Isabelle llenó el lugar, la morena sonreía feliz, mientras se levantaba y aplaudía. —Sabía que mi cuñis sería fabuloso, pero jamás me imaginé que tanto.
—Izzy...—Jace trató de que la morena volviera a su lugar, pero la chica parecía fascinada.
—Isabelle, tú hermanas no ha terminado de darnos su noticia. —Robert jaló suavemente la mano de su hija, logrando que ella se sentara. —Alexander continua, antes que la adivina de tú hermana nos suelte la noticia de adelantado...
Alexander sonrió y apretando la mano de Magnus, continuó. —Voy a ser...bueno Magnus y yo vamos a ser padres, Magnus está esperando a mi hijo...
Todos se quedaron en silencio, incluso la misma Isabelle, que minutos antes saltaba de felicidad, ahora estaba callada, pero con la boca abierta.
—Alexander, yo comprendo que estás emocionado, pero debes saber que eso no puede ser...—Maryse parecía calmada, pero sus manos temblaban visiblemente. —Sé que debes creer en esto y por eso están tan ilusionados...
—No madre, no es mi idea, es verdad Magnus está embarazado...
—Hijo...—Robert se limpió la comisura de los labios, respiró de forma pesada, como si lo que fuera a decirle a su hijo, fuese algo que doliese, fuesen esas palabras que se odia decir. —Sabes que queremos que seas feliz, pero no puedo dejar que te ilusiones con algo, que es realmente difícil, sé que es algo que quieres, pero no debes adelantarte, no debes sentirte presionado, nosotros sabemos que no quieres decepcionarnos, pero no hay necesidad...
—No, no es lo que creen, de verdad nosotros...
Magnus entendía las reacciones, todos parecían negar lo que estaba pasando, todos parecían estar abnegados a la posibilidad de Alexander pudiese ser padre, fue entonces que notó el temblor en las manos del ojiazul.
—Alexander...—Magnus susurró, nervioso al notar la desesperación del chico. — calma...
—Es que no lo entienden, yo solo quiero explicárselos Mags, yo solo quiero que ellos también compartan nuestra felicidad.
—Alec basta...—Jace habló con un tono molesto, haciendo que los ojos de Alexander rápidamente se aguaran, apretó su agarre sobre la mano de Magnus, buscando el apoyo, buscando la fuerza, buscando retener las lágrimas, retener esa angustia que buscaba salir de su cuerpo.
Magnus soltó las manos de Alexander y se levantó de golpe, dejando a todos en la mesa angustiados, el ojiazul se sentía solo, a la deriva y por, sobre todo, angustiado, bajo la mirada de su familia, bajo la lastima de sus padres, bajo el dolor de la mirada de sus hermanos, hasta que Magnus apareció con un sobre entre las manos.
—Alexander les está diciendo la verdad, estoy esperando un bebé...—Magnus se contuvo ante la idea de decir que ellos serían padres, pero la angustia en la mirada del ojiazul lo hacía sentir la necesidad de apoyar al otro, sin pensar en que el bebé realmente no era de Alec.
—Fuiste muy valiente...— Alexander acariciaba la mejilla de Magnus. — Nadie se había enfrentado a mi madre y a mi padre de esa manera, incluso soportaste a Jace e Isabelle, eso sí que es sorprendente.
—No me gustó verte triste, pero creo que hay cosas que debemos conversar...— Magnus enderezó su cuerpo, enfrentando la mirada de Alec, esperando encontrar las fuerzas para decir la verdad, para buscar las palabras correctas y de alguna manera poder enfrentarse a su propio dolor, deseando de corazón que Alexander no lo hiciese largarse del departamento a esa hora de la noche, pero era el momento, la mentira ya era demasiado grande, no quería usar a su bebé.
—Si, creo que es el momento...— Alexander dejó salir el aire de sus pulmones y soltó todo de golpe. — La verdad es que, estoy enfermo, mi cuerpo no funciona normalmente, no soy un hombre completo, no soy normal...
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Cheque en blanco
FanfictionUna relación no podía formarse en base de mentiras, pero cuando la vida de un bebé está involucrada, Magnus le mentiría a quien fuese necesario. Alexander está perdido, ilusionado y enamorado de ese bailarín, quien ahora, simplemente lo convertiría...