¿Un tercero?

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Magnus no había dicho mucho a Jace luego de que Raphael se marchara, pero no podía evitar sentir una angustia creciente en su pecho, la sensación de estar haciendo algo tremendamente incorrecto.

— No le diré nada a Alec. —La voz de Jace resonó en el lugar, haciendo estremecer al moreno, logrando que mirara al rubio, con un gesto de asombro en su rostro. —Sé que crees que no me caes bien Bane, pero no tienen nada que ver contigo. — El rubio se puso de pie y se sentó frente al moreno. —Puede que no lo comprendas o que no lo entiendas, para mí, Alexander no es solo mi hermano, no es cualquiera, él es mi otra mitad, mi complemento...

El pecho de Magnus se oprimió de golpe, sintió su vientre incluso apretarse bajo sus manos, la forma en que Jace veía a Alec, la forma en que hablaba de él era obvio que estaba enamorado.

—Alec lleva años a mi lado y la sola idea de que pueda sufrir, me es simplemente inconcebible, pero por sobre todo, lo que deseo es que sea feliz y en realidad, si eres quien lo hace feliz, pues no me queda de otra que apoyaros en todo lo que sea que planeen y por sobre todo, amar al hijo que esperan, solo quiero saber que lo amas como él lo hace contigo.

Magnus sentía el nudo en su garganta, había pasado casi dos meses junto a Alexander, había estado en ese departamento, junto al otro, había comparto los primeros meses de su embarazo con el otro y por momentos, había olvidado completamente que Alexander no era el padre del niño que esperaba, pero ahora, por más que buscaba que decir, por más que buscaba las palabras correctas para calmar al rubio, simplemente no lo encontraba, simplemente no sabía cómo.

Jace se acercó a Magnus, había notado al otro demasiado silencioso, por lo que, acortó la distancia, notando solo en ese momento las lágrimas contenidas, en la mirada de tristeza que el moreno le estaba propinando, esa mirada de tristeza, esa culpa, algo que Jace conocía, que había visto en muchas personas al mirarlo, a lo largo de su vida, esa que siempre le había molestado, pero que en ese momento, en la mirada de Magnus, parecía simplemente diferente, parecía, por primera vez le causaba la angustia que el mundo siempre decía que debía provocar, era una extraña sensación de empatía. Los ojos de Jace viajaron al vientre del moreno e instintivamente la mano de Magnus se encontró con las del rubio y luego, terminaron simplemente en su vientre.

—Lo lamento, lo lamento tanto...— Magnus comenzó a llorar, le estaba quitando a Alec, Jace estaba quedando de lado, estaba siendo abandonado por él, se estaba robando el amor que Jace merecía, con ese hijo que ahora crecía en su vientre.

—¿Magnus? — Alec miró la escena con el ceño fruncido. — Jace, ¿qué ocurrió? — el ojiazul se acercó con el gesto de molestia, logrando que el rubio tomara distancia de donde había estado minutos antes, alejándose de Magnus. —¿qué hiciste?

—Alec, no, yo no...

—Magnus, amor, ¿qué ocurre?

El moreno miró al rubio, notando entonces, el gesto de dolor en la cara del otro, logrando que su corazón se apretase nuevamente.

—No, Alexander, Jace no hizo nada, vino un amigo que no veía hace mucho y él ya no está con la persona que ama y eso me deprimió mucho, Jace solo me estaba consolando.

El ojiazul no pudo creer completamente en las palabras de su pareja, pero dio tiempo, se despidió de su hermano, disculpándose por lo que había dicho anteriormente.

Magnus estaba recostado, mirando el ropero donde estaba la ropa que había podido llevar con él, los cuidados de Alexander, sus gestos de amor y cariño, habían sido tanto para él, habían sido algo que, con ninguna de sus parejas había tenido jamás, se sentía amado, querido, sentía que su bebé llegaría a un lugar lleno de amor, pero no era correcto.

El moreno sintió sus ojos llenarse de lágrimas, el nudo en su garganta ante el recuerdo de Jace, ante esas palabras de amor que antes había dejado salir, parecían, simplemente apuñalarlo.

—Quizá podría rentar un lugar, para cuidarte...— llevó la mano a su bajo vientre, donde, de golpe un fuerte pinchazo lo obliga a inclinarse, obligándose a oprimir el lugar y a masajear. —No dejaré que nada te ocurra, no dejaré que nada pase bebé, mi pequeño porotito, solo, que no tendrás dos papás...

Alec contuvo la respiración, aún de pie en la puerta del cuarto.

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LAMENTO LA DEMORA, ESPERO LES GUSTE LAS ACTUALIZACIONES DE MIS FIC EN GENERAL... ESTOY TRATANDO DE ACTUALIZAR TODOOOOOO LO QUE TENGO PENDIENTE...



LES QUIERO <3






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