Capítulo 9

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Suni se sobresaltó cuando abrieron de golpe la puerta de la habitación e ingresó un payaso que rápidamente pudo identificar, MinKi llevaba un traje completo de color amarillo con lunares blancos, una nariz roja y un bolso que se cruzaba por su pecho donde guardaba juguetes que se alcanzaban a ver a simple vista y globos que no tardó en inflar formando una corona que dejó sobre la cabeza de la menor.

La pequeña se la quitó y la dejó sobre sus piernas mientras el mayor realizaba malabares con pelotas de plástico que cayeron al suelo en la segunda vuelta.

Soltó un suspiro y aunque puso cara de desagrado eso no detuvo al doctor quien dejó juguetes encima de la cama.

—¿Intenta comprarme? —Preguntó Suni.

—No —Respondió MinKi con una sonrisa amable —Eran míos cuando pequeño y pensé que tú podrías darles un mejor uso.

—No me gustan, no los quiero —Dicho esto arrojó los juguetes al suelo, rompiendo algunos de ellos.

MinKi sin decir nada se agachó a recogerlos, guardándolos en el bolso que llevaba, se levantó y miró a la pequeña quien tenía la vista en la ventana.

—Entiendo lo que sientes —Habló con voz clara —Piensas que el mundo se te está acabando en estas cuatro paredes y no puedes hacer nada al respecto, intentas demostrar lo contrario pero seguramente esa almohada que tienes ha recibido más de una lágrima cada noche.

La piel de Suni se erizó al escucharlo, apretó las sábanas con sus manos pero no lo miró.

—Estoy seguro de que podrías encontrar una familia si logras recuperarte y salir de aquí —Miró la mesita de noche de la pequeña, el vaso estaba roto y todo era completamente diferente a la de los demás niños donde tenían todo lo necesario para su aseo personal, comida y diversión —Eso es lo que quieres, unos papás que te sostengan y no te dejen caer, vivir en una casa como las que salen en las revistas que escondes e ir a la escuela porque aunque para el resto de niños sea aburrido, tú deseas ir.

Los ojos de la pequeña se humedecieron y apretó los labios sin moverse de su lugar, MinKi pudo ver como sus pómulos se levantaron enrojeciéndose.

—No tiene nada de malo llorar o sentir miedo —Dio un paso hacia adelante con cautela.

—Váyase —Habló Suni mirando a MinKi con las mejillas empapadas en lágrimas —¡Váyase! —Gritó llorando. MinKi salió de la habitación y se apoyó en la puerta escuchando los sollozos de la pequeña que estrujaron su corazón.

Unas enormes ganas de abrir la puerta y protegerla en sus brazos creció en su interior pero hacerlo solo empeoraría la situación.

Durante los siguientes días decidió no entrar a la habitación de la pequeña, Suni seguía negándose a recibir los medicamentos, se arrancaba las vías venosas de sus brazos y vaciaba los sueros en el suelo, hacia escándalos en la quimioterapia y trataba mal al personal que se acercaba.

Esa noche DoYeon abrió los ojos y se sentó en la cama al ver a MinKi despierto, apoyándose en el respaldo con la mirada perdida entre las sábanas blancas, el frío hizo erizar su torso desnudo pero de todas formas besó el mentón del castaño.

—¿En qué estás pensando? —Preguntó y entrecerró los ojos al no recibir una respuesta —¿MinKi?

—¿Si?

DoYeon sonrió y posó una mano en la mejilla del menor para girar su rostro y poder besarlo —En qué mundo andas para poder ir por ti o hacerte compañía.

—Estoy aquí —Respondió rozando los labios del mayor con los suyos —Perdón, pensaba en Suni.

—No te disculpes —Se acomodó en la cama mirando a su prometido —¿Qué ha pasado con ella?

—No sé cómo acercarme para que tome su tratamiento, el oxígeno en algún momento no ayudará en nada.

—¿Cómo se acercó tú papá JiHoon cuando te conoció?

—Fue extraño —Bajó la mirada y sonrió al recordarlo —Pero no es la misma situación, Suni viene de un orfanato, yo hasta cierto tiempo tuve a mis papás y nunca estuve solo pero ella no tiene en quien apoyarse y no lo hará en mí.

—Podría ir durante la semana.

—Debes trabajar en el hospital.

—Escuche que a tu papá JiHoon le ha aceptado el tratamiento en algunos días.

—Tú mismo lo has dicho; algunos días y la quimioterapia no funciona de esa manera —Se perdió en los ojos comprensivos de DoYeon —Sí, debe estar aterrada por perder su mechón de cabello, por las náuseas que pueda sentir y la sensación de estar atrapada allí pero tiene nueve años y aunque no la quieran devuelta en el orfanato tiene mucho que vivir, puede encontrar una familia que la ame como se lo merece, necesita sentir ese calor y sentirse protegida.

—Adoptémosla.

MinKi se quedó congelado pensando en que había escuchado mal —¿Qué?

—Casémonos mañana y comencemos los trámites —Continuó el mayor hablando tan seguro como lo había hecho antes —Bien, admito que no es la manera más romántica de adelantar la boda y mucho menos de proponer que agrandemos la pequeña familia que formaremos pero tenía planeado hablarte de hijos, no ahora pero si cuando pasara un tiempo, Suni necesita una familia y nosotros podemos dársela.

—¿Estás consciente de que ella me detesta? —Alzó sus cejas.

—Igual como tú detestabas a tu papá JiHoon —Sonrió esperando la respuesta de MinKi —¿Qué dices?

—No estoy seguro, es decir... ¿Por qué tienes que hacer este tipo de preguntas sin prepararme antes?

—Lo lamento, es este instinto de amarrarte a mí con un hijo —Soltó una risita, volvió a acostarse y MinKi no podía creer su tranquilidad después de hacerle hecho tal pregunta —¿Me he adelantado demasiado?

DoYeon no estaba bromeando y MinKi lo confirmó cuando se giró y lo encontró con los brazos cubriéndose el rostro, los quitó de su lugar y lo miró a los ojos —Un poco y no quiero decir que no me gustaría adoptar contigo pero no creo que sea el momento adecuado con Suni.

—Tienes razón, quizás verte el otro día animándola con tu traje de payaso me volvió un poco loco —Deslizó una mano por la cintura desnuda del menor antes de que éste se inclinara hacia abajo para unir sus labios.

JiCheol ♡ Amorterapia III: Merry Christmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora