Capítulo 35

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El hecho de que los exámenes de Suni no evidenciaran ningún rastro de cáncer en sus pulmones no era suficiente para enloquecer de felicidad.

Querían hacerlo.

Pero primero debían cerciorarse y estar completamente seguros de que no hubiese algún error, podía ocurrir, un error de nombres o de las máquinas, así que volvieron a llevar a Suni para tomarse los estudios.

DoYeon miró la tomografía y levantó la cabeza hacia MinKi, quien estaba delante de él, expectante por su respuesta.

Bastó una sonrisa para que sus ojos se llenaran de lágrimas.

Suni había sido una de las pocas afortunadas que lograron diagnosticar a tiempo, impidiendo que el cáncer se propagara a órganos cercanos o dañara más sus pulmones, todo a causa de una constante exposición desde que era un bebé al humo del cigarrillo en el orfanato.

Después de atravesar por sus crueles efectos adversos, como el dolor, la caída del cabello, las náuseas y vómitos, la notoria delgadez que en un momento los asustó, la quimioterapia había hecho su trabajo.

Darle una oportunidad de vivir.

Pero también iba más allá de todo eso que con un buen control se podía manejar, o hacer lo posible para lograrlo dándole una mejor calidad de vida, era el estado emocional.

La palabra cáncer normalmente se relaciona con muerte.

No hay más.

Y explicárselo a un niño que recién está aprendiendo a vivir es uno de los momentos más difíciles para cualquier profesional de la salud ya que muchas familias no saber cómo tratarlo, no saben qué decir o qué palabras utilizar.

Vivir en un hospital, con restricciones, con medicamentos, ver como lentamente el cabello se va cayendo junto a las ganas de seguir viviendo, ver las caras demacradas de sus familiares y soñar con detalles tan pequeños para los demás y tan grandes para ellos como poder salir a jugar, detalles que parecen imposibles.

Y muchas veces lo son porque jamás se llegan a cumplir.

—El doctor Kwon suspendió el oxígeno para Suni pero sólo lo bajé —Comentó Daniel apenas vio a la pareja —Para que ustedes les den la noticia.

—Gracias —Habló DoYeon regalándole una ligera sonrisa al enfermero.

—Está durmiendo ahora —Agregó Daniel —Temprano estuvo preguntando por ustedes y se extrañó mucho al no ver todos los medicamentos que solía tomar.

Suni había quedado con indicación de oxígeno cuando fuese necesario, sus medicamentos disminuyeron y continuaría con sus exámenes de rutina.

Ahora estaba con la mascarilla pero no se había dado cuenta de que estaba respirando por ella solita, sin ayuda.

—Buenos días princesa —Saludó MinKi entrando a la habitación de su hija, Suni estaba con un pijama blanco y un gorro de lana color celeste con estrellas amarillas.

Graciosamente llevaba la mascarilla puesta.

—Hola papi —Le sonrió desde la cama, con Bella en sus manos, de pronto vio a DoYeon y agrandó su sonrisa —Oh, están juntos, me gusta cuando vienen a verme los dos. ¿A qué jugaremos?

—Tenemos que hablar contigo.

—¿Pasó algo con mi abuelito Cheol? —Preguntó preocupada —¿Se volvió a perder?

—Afortunadamente no —Sonrió ante la respuesta —Debemos hablar... —Hizo una pequeña pausa donde miró a DoYeon —Sobre ti.

—¿Sobre mí? —Levantó sus cejas sin entender lo que ocurría —¿Hice algo malo? Hoy no me dieron todos mis medicamentos y pregunté el por qué pero no me quisieron decir, ¿Se acabaron para mí o ya no me hacen efecto? ¿Qué pasó?

MinKi se sentó a la orilla de la cama y DoYeon se agachó a su lado pero antes de hacerlo le retiró la mascarilla del rostro.

—¿Qué está pasando? —Se tocó la nariz y los labios, hace tiempo no se sentía así de libre —¿Por qué... no puedo, mi mascarilla?

—En los últimos exámenes que te tomamos —Comenzó a hablar el menor —Por más que buscamos y buscamos, no pudimos ver rastro del cáncer.

Los ojos de Suni se abrieron desmesuradamente, podía escuchar los fuertes latidos de su corazón, estaba asustada y emocionada. Una sensación extraña de que todo estaba a punto de cambiar.

—¿Recuerdas que te hablé sobre Rapunzel? —Preguntó DoYeon tomando la mano libre de la pequeña, la otra la sostenía MinKi.

—La princesa que está atrapada en una torre muy alta y que debía esperar por el rescate del príncipe —Recordó la menor.

—Hay una versión nueva —Habló el azabache mirando enternecido a su hija —Una que salió hace poco pero es sobre la princesa Suni y es que ella no necesita de ningún príncipe para salir de la torre y ser feliz. Solo necesita valentía, fuerza y tiempo.

—¿Princesa Suni? —Preguntó separando levemente los labios.

—Así es —Afirmó y miró a MinKi —¿La conoces, mi amor?

—Es una niña encantadora, muy hermosa y dulce —Contestó el castaño.

—¿Soy yo? —Apretó los dedos de las manos de sus papás. Ellos se miraron cómplices y volvieron hacia ella con una sonrisa en el rostro.

—Vámonos de esta torre.

JiCheol ♡ Amorterapia III: Merry Christmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora