Capítulo 29

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Había preparado todo para tener una noche especial y romántica con DoYeon, hizo un camino con pétalos de rosas y velas aromáticas desde la puerta principal hasta la cama matrimonial, apagó las luces e hizo una cena que esperaba no se la comiera, o al menos no fuera lo primero que probara.

Lo esperaría en la cama, utilizando una de sus camisas, la dejó abierta y aflojó la corbata.

Pero cuando DoYeon llegó a la casa, la escena que encontró fue muy distinta a la que MinKi tenía en mente, el menor estaba profundamente dormido abrazando su almohada, encendió la luz y fue apagando cada una de las velas con una sonrisa que no podía borrar del rostro.

—¿DoYeon? —Preguntó adormilado cuando lo levantaron de la cama para acomodarlo mejor —¿Qué hora es?

—Casi las once de la noche —Respondió tranquilamente.

—Oh, Dios, me quedé dormido —Se sobresaltó sentándose en la cama frente al mayor, se miró a sí mismo y sus mejillas se ardieron —Yo... te estaba esperando.

—Lo imaginé —Manteniendo la sonrisa se sentó junto a MinKi tocando ligeramente sus piernas —Me gusta como te queda mi camisa.

—Me debo ver como un tonto en este momento —Musitó apenado.

DoYeon se levantó y lo cargó en brazos —Vamos.

—¿A dónde? —Sorprendido por su acción se afirmó rápidamente en los hombros de su esposo y DoYeon caminó hacia el cuarto de baño, sus pies tocaron el suelo y esbozó una sonrisa al ver la tina esperando por ellos, habían velas y pétalos de rosas en el agua.

—Traje una parte de tu sorpresa —Habló el mayor cerrando la puerta y quitándose la bata blanca del trabajo.

—Doctor Jeon —Dijo MinKi con inocencia —Vine para mi revisión mensual, ¿Estará bien si me quito la ropa?

—Déjame ayudarte —Lentamente DoYeon le quitó la camisa, dejando un camino de besos húmedos en su cuello y hombros mientras lo hacía.

Se besaron con pasión y MinKi comenzó a gemir en medio del beso cuando sintió los dedos de DoYeon rozando su entrada, la preparación lo hizo delirar, no sabía si era la manera que DoYeon lo tocaba o su mirada llena de lujuria lo que hacía desearlo cada vez más.

—Entra a la tina —Pidió con voz rasposa y MinKi sonrió avergonzándolo —No preguntes nada, quiero intentarlo.

Fue incómodo al principio pero encontraron la posición adecuada, DoYeon tomó las nalgas de MinKi y alzó para llegar más profundo en su interior, besó, lamió y mordió su cuello, su pequeño y adorable esposo lo volvía loco y no podía negarlo, su cuerpo era perfecto, lo conocía centímetro por centímetro y después de tantos años juntos sabía dónde debía tocar y cuándo hacerlo para que continuara excitado y pidiera por más.

El agua salpicaba afuera de la tina cuando DoYeon sentó a MinKi en un extremo y separó sus piernas hundiéndose en él, penetrándolo con fuerza pero siendo delicado a la vez, conocía sus gemidos y éstos lo ayudaban a saber cuándo debía ir más rápido y cuándo más lento. Unas uñas se enterraron en su espalda robándole un gruñido que lo animó a continuar.

No se cansó de decirle que lo amaba mientras movía sus caderas hasta que sintió un cosquilleo en su zona baja, entonces sus movimientos se volvieron frenéticos y certeros, sin dejar de besarse llegaron juntos al orgasmo.

Con los ojos cerrados, DoYeon apoyó la cabeza en el hombro de MinKi, el menor acarició su mejilla y levantó su mentón para unir sus labios, repartió tiernos y cortos besos por sus mejillas y párpados, DoYeon abrió los ojos y le sonrió cansado.

—¿Lo ves? —Habló el mayor —Tu sorpresa no se arruinó, gracias por prepararla.

MinKi acarició con la punta de su nariz la mejilla ajena, dejó un beso en aquella zona y lo abrazó por los hombros para no dejarlo caer —Eres tan lindo.

—No me digas así.

—Lindo —Repitió soltando una risita que fue adorable para los oídos de DoYeon.

—MinKi —Regañó con voz suave, abriendo los ojos solo para verlo feliz.

—Te amo.

—Bonito —Lanzó un beso al aire y sus párpados volvieron a caer.

—¿Soy bonito?

—Eres precioso —Rodeó la cintura del menor con sus brazos —Pero te digo bonito para que la gente no se voltee a verte aunque igual terminan haciéndolo, soy un egoísta.

—Tonto —Sabía que bromeaba.

—Soy un tonto que te ama —Musitó dulcemente, mirando a MinKi con amor —Y que siempre ha estado loco por ti.

—¿Desde que llegue al instituto?

—Y aceptaste ir a esa fiesta —Recordó y rodó los ojos —Dios, como fuiste tan ingenuo, o peor aún, como me pude casar con alguien que en un momento olió a pescado podrido.

—Cállate o terminarás en el cuarto de invitados.

DoYeon se alejó y salió de la tina, tomó las batas de baño y le entregó una a MinKi —Vamos a la cama.

Mientras se colocaban la ropa para dormir DoYeon se dio cuenta que MinKi estaba dándole la espalda, su expresión y ese adorable puchero que vio a través del espejo le sacó una carcajada.

—¿Estás enojado?

—No.

—Entonces dame un beso.

—Iré a buscar un pescado a la cocina —Se levantó de la cama en dirección a la puerta —Será lo mismo que besarme a mí.

—MinKi —Lo detuvo y su sonrisa se agradó al tenerlo en frente —Aunque esa noche olías a pescado podrido y me detestabas porque según tú, fui a burlarme, tenía muchas ganas de callarte con un beso.

—¿Qué?

—Esto solo se lo he dicho a tu papá SeungCheol cuando estuviste hospitalizado —Confesó apenado y no encontró otra alternativa que tomar la toalla pequeña que estaba sobre la cama y colocarla en la cabeza del menor para que no viera su sonrojo —Pero sí, me gustaste desde que llegaste al instituto, no fue después, eras el chico más lindo que había conocido en mi vida, quería acercarme y conocerte pero no era muy bueno haciéndolo.

—Hiciste que te siguiera en cada receso como si fuera tu sombra.

—Hasta que tuve el valor de tomar tu mano y luego de besarte.

—Ahora estás secando mi cabello —Agregó MinKi quitándose la toalla de encima —Después de haber hecho el amor en la tina.

—Sí.

—Esa historia está para contarla —Secó el torso desnudo de su esposo.

—A nuestra futura hija.

—Sí.

—Omitiendo algunas partes.

—Como el hecho de que olía a pescado podrido.

—Ese es el título de la historia —Molestó DoYeon y MinKi lo empujó suavemente hacia la cama, donde entre besos y caricias volvieron a gemir sus nombres.

A la mañana siguiente entraron al hospital de la mano e inmediatamente divisaron a sus padres en la estación de enfermería, estaban esperándolo con un hombre de traje.

JiCheol ♡ Amorterapia III: Merry Christmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora