Como era de esperarse JiHoon recibió el apoyo de MinKi y DoYeon para viajar junto a SeungCheol a realizar su maestría.
Incluso la pequeña Suni le dijo que cuando volviera, después de un largo año, ella ya no estaría allí, que en su lugar los estaría esperando en casa para jugar con Bella.
Así que el viaje estaba decidido.
Y poco a poco fueron ordenándose para dejar la fundación en manos de MinKi, en algún momento él tomaría el completo manejo del lugar y esta sería su prueba de fuego, apostaban todas las monedas a su hijo, sabían que podría hacerlo, tenía el gran apoyo de DoYeon y Suni, que sin quererlo también hacía su trabajo, dándoles un motivo más para continuar.
Los siguientes días transcurrieron entre altibajos, era una montaña rusa y no lograban ver el final, Suni tenía días en donde olvidaban que estaba enferma pero había otros en los que ya querían que todo acabara.
Como ese.
Suni apenas recibió la comida después de la quimioterapia y por más juegos divertidos que le propusieran e hicieran de todo para hacerla reír fue imposible sacarle una sonrisa.
Su pequeño cuerpo estaba agotado.
Era demasiada la carga que debía llevar en su espalda.
Sentía que sus pulmones cada vez eran más débiles, como pequeñas y finas bolsas que en cualquier momento estallarían.
Lloró y se enojó con el mundo entero.
Pataleó hasta quedarse dormida.
No era justo desear con todas sus fuerzas vivir y que se lo impidieran.
Las miles de inseguridades volvieron a su cabeza, así como también la tristeza.
Pero esta vez pero tenía a sus padres y abuelos, ya no estaba sola y ellos se encargaron de levantarla cada vez que caía.
MinKi decidió pasar la noche en la habitación de la menor, después de una tarde donde en varias ocasiones tuvo dificultades para respirar e incluso al dormir se le salió sin querer la mascarilla, lo mejor era vigilarla.
Y siendo sincero no confiaba en nadie lo suficiente para darle tal labor.
DoYeon no podía acompañarlo ya que tenía turno de noche en el hospital.
—Podría pedirle a MinGyu que me reemplace —Habló DoYeon mirando a MinKi preparando un pequeño bolso sobre la cama.
—Estaré bien —Volvió a repetir, DoYeon lo había estado siguiendo por toda la casa diciéndole lo mismo, se volteó hacia el mayor y acarició su mejilla —Estaremos bien, no debes olvidar tus obligaciones.
—¿Seguro?
—Sí.
—Si ocurre algo por favor no dudes en llamarme, no importa la hora, yo estaré despierto todo la noche y cuando descanse te llamaré para saber cómo están —MinKi asintió con la cabeza, DoYeon tomó el bolso de la cama y cogió su mano —Vamos, te pasaré a dejar.
—Un momento —MinKi se detuvo en el pasillo y entró a la cocina sacando recipientes de comidas de la nevera, uno lo guardó en su bolso y el otro en el maletín de su esposo —Preparé la cena para los dos, espero que te guste.
—Todo lo que preparas me gusta —Habló el mayor con una ligera sonrisa.
—Vamos.
Llegó a la fundación a las diez de la noche, todo estaba tranquilo, saludó a lo trabajadores y en silencio entró a la habitación de Suni, la pequeña estaba dormida, dejó el bolso en el sofá y se acercó a ella viendo lo que tenía en las manos, sobre su pecho, era una de las fotografía que se habían tomado como familia, sonrió y la dejó en la mesita de noche.
—¿Papi MinKi? —Suni abrió lentamente los ojos, estaba cansada y apenas tenía fuerza para hablar.
—Sí, princesa, soy yo —Se sentó al borde de la cama y tomó su manita.
—¿Qué haces aquí?
—Me quedaré para cuidarte —Contestó acariciando su mejilla —Hoy has estado un poquito malita y no quiero que te ocurra nada malo.
—¿Y papi DoYeon? —Volvió a cerrar los ojos.
—Él tenía turno en el hospital pero te envió muchos besitos.
—¿Me los das?
—Por supuesto —Se inclinó hacia adelante llenando dulcemente el rostro de la pequeña con besos —¿Cómo te sientes ahora?
—Mejor —Mintió regalándole una sonrisa.
—Tengo muchas ganas de que salgas de aquí y poder tenerte en casa —Comentó después de unos minutos de silencio y los ojitos de Suni se achinaron —Prepararte el desayuno o hacerlo juntos, aunque debo decir que no soy muy bueno en la cocina.
—No importa —Soltó un suspiro —Estoy segura de que me gustará todo.
La pequeña miró su mano con la de MinKi, estaba cálido, subió la mirada por su brazo encontrándose con algunos hematomas y se quedó allí, mirándolos con detención, sin darse cuenta de que sus ojos se habían humedecido hasta que su papá los cubrió con una mano y bajó la manga de su pijama.
—Esto irá sanando con el tiempo —Habló el castaño —Luego ya no tendrás nada o mírame a mí —Se quitó la chaqueta enseñando el pliegue de su brazo —Aquí tenía igual como tienes tú, incluso peor y ahora ya no tengo nada.
—¿Y si no sana?
—Lo hará —Aseguró MinKi —O tendremos que utilizar los besitos mágicos.
—¿Besitos mágicos? —Soltó una risita.
—¿No has oído hablar de ellos? —Preguntó haciéndose el sorprendido —Solo los tienen los papás para sus hijos y pueden sanar lo que sea si lo desean con el corazón.
—¿De verdad?
—Sí —Respondió con confianza —¿Quieres que te dé un besito mágico?
—Sí —Asintió levemente con la cabeza, MinKi tomó su brazo y posó sus labios en él —Gracias, papi MinKi.
Se quedó toda la noche despierto, hablando con Suni cuando se despertaba, después le cantaba una canción y volvía a dormir, también llamó a DoYeon diciéndole que todo estaba tranquilo y que no se preocupara.
A la mañana siguiente el azabache apenas terminó el turno partió a la fundación a ver a las personitas que eran su universo, abrió la puerta de la habitación de Suni y los encontró durmiendo, la pequeña sujetaba la mano de MinKi mientras éste la abrazaba apoyando su cabeza contra la de su hija.
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JiCheol ♡ Amorterapia III: Merry Christmas.
Romance➳ Written by GaabyKookie ♡ La llegada del mes de diciembre es motivo suficiente para que la fundación oncológica se llene de luces de colores, guirnaldas y esferas que dejan encantado a cada uno de los niños. Este año, una pequeña pero brillante est...