Capítulo 19

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Los ojos de Suni se abrieron más de lo normal esa mañana al encontrarse con unos carteles frente a ella, tenían distintos dibujos que los volvían más coloridos y llamativos, se sentó en la cama y MinKi se agachó escondiéndose detrás de los papeles.

"Buenos días princesita"

—Buenos días —Habló la pequeña juntando las manos en su regazo después de acomodar la sábana y mantas en sus piernas.

"Bella ayer acudió a mí por su bracito"

Apenas leyó el siguiente cartel miró su mesita de noche y su preciada muñeca de trapo no se encontraba allí, se preguntó en qué momento la había sacado de su lugar.

"No soy cirujano pero hice un curso rápido para poder ayudarla"

"La operación fue difícil y hubieron algunas complicaciones"

Los ojos de Suni se achicaron y se inclinó hacia un lado intentando ver a MinKi pero fue imposible. Soltó una bajita y adorable risita que fue música para los oídos del médico.

"Pero Bella es tan fuerte como tú"

"Y pudo salir bien de la operación"

La pequeña no entendía cómo es que MinKi confiaba tanto en ella, le hacía ver cosas que ignoraba y lentamente estaba comenzando a creer que era tan valiente y fuerte como él le decía.

"¿Lista para verla recuperada?"

—Sí —Contestó la menor y MinKi bajó los carteles dejando a la vista su muñeca con un nuevo brazo, había tardado un poco en encontrar una muñeca parecida, no tenía sentido comprarle una nueva porque sabía que Suni no la cambiaría.

—Espero que no estés enojada por habérmela llevado sin pedirte permiso —Se sentó en la cama con una sonrisa al ver a la menor abrazando a su muñeca como si no la hubiese visto por años, su mirada se había iluminado con un simple detalle. Cada día que pasaba le parecía más adorable, con sus momentos de enojo incluidos porque ahora sabía cómo manejarlos.

A Suni le gustaba que le tararearan canciones de cuna y rápidamente se quedaba dormida, ni siquiera ella lo sabía porque nunca antes lo habían hecho, nunca antes le habían dedicado tan tiempo y cariño pero cuando MinKi lo hacía olvidaba que estaba enferma, que debía tomar medicinas y hasta olvidaba que no tenía familia.

Porque se sentía como si perteneciera a la familia del mayor.

—No —Negó con la cabeza y estiró sus brazos observando con detención a su muñeca —También la bañó.

—Sí, ¿Te gustó como quedó ?

—Está linda —Sonrió y unos agujeros se marcaron en sus mejillas —Gracias doctor MinKi.

—Me gusta que despiertes con esa linda sonrisa —MinKi pellizcó suavemente la piel de la pequeña —Y con esos adorables hoyuelos.

Y aunque MinKi le sonreía con alegría, sus ojos mostraban lo contrario.

Se suponía que ese día iba a ser el más feliz de su vida, el día en el que se casaría con la persona que amaba, tendrían la ceremonia que juntos organizaron, la boda de sus sueños en la que se encargaron de cada detalle, algo pequeño con sus familiares y amigos cercanos.

Habían hablado de una luna de miel, no se irían lejos y tampoco por muchos días porque no querían descuidar sus obligaciones pero los dos prometieron desconectarse completamente de sus móviles, del hospital y de la fundación, por esa semana solo serían ellos disfrutando de su nueva vida de casados.

DoYeon había aceptado irse a vivir a una casa pero jamás concretaron la idea.

La idea que tenía MinKi de despertar a DoYeon llenando su rostro de besos se le fue arrebatada en cuestión de segundos.

Finalmente quedaría a dormir con su esposo y ya no tendría que regresar a casa apenas terminaran de hacer el amor como el mayor se lo pedía por respeto a sus padres, desayunarían juntos y al llegar del trabajo DoYeon estaría allí.

Y no era que detestaba vivir con sus padres pero esta nueva vida le emocionaba, tener a alguien más en quien confiar, en quien apoyarse y dejarse apoyar, alguien que lo sostuviera y llenarse de hermosos recuerdos porque quería pasar el resto de su vida con DoYeon.

Pero ya nada de eso pasaría.

Todo estaba listo para la boda, no pudieron cancelarlo e ir al salón de eventos fueron cuchillos en su corazón que él mismo se encargó de clavar mirando a los trabajadores ordenando las mesas para los invitados que no iban a llegar, el pastel que nadie iba a degustar y los adornos que nadie iba a apreciar.

Se sentó cerca del pequeño escenario donde habían planeado tener su primer baile y poco a poco los trabajadores comenzaron a desaparecer, la noche cayó sobre él y las luces amarillas repartidas entre las copas de los árboles se encendieron haciéndolo sentir miserable.

Lo había arruinado.

Había arruinado la oportunidad de casarse con el hombre que amaba y que sin querer hizo a un lado.

Reconocía su error.

Las lágrimas se desbordaron por sus mejillas, empapándolas de tristeza, escondió el rostro entre sus manos y se echó a llorar desconsoladamente.

Hasta que unos zapatos relucientes caminaron por el césped, y un hombre alto vistiendo un traje hecho a medida se acercó a MinKi sin que éste notara su presencia.

—En el hospital me seguía preguntando si habías olvidado la fecha de nuestra boda —Habló el pelinegro. Sin poder creerlo, MinKi bajó sus manos y levantó la cabeza, ver a DoYeon allí parecía ser un sueño —Y tuve que salir corriendo del turno para averiguarlo.

JiCheol ♡ Amorterapia III: Merry Christmas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora